EXIT

5. NEGRO TORMENTA

5. NEGRO TORMENTA

Ya pasó otra semana. Es increíble lo rápido que pasa el tiempo en el campamento de la resistencia. Todo se nubla entre las paredes grises de concreto y los rebeldes vestidos de negro, entre las comidas y los ejercicios. Las juntas con Lovegood en las que le cuento todo sobre la Salida y saco los encantamientos rúnicos de mi mente para que ella los escriba.

Tomará algunas juntas más enseñarle todo lo que sé y claro que en algún momento tenemos que hacer una prueba, pero todavía estamos lejos de ese punto.

Mientras tanto, me pierdo en el espacio tiempo, lo que puede deberse principalmente al hecho de que no tengo idea de lo que está pasando afuera o más bien en la superficie, como ahora lo llamo en secreto. Por mi parte, mantengo la cabeza sobre el agua leyendo los horarios de la semana en el pizarrón negro que está en el atrio. Fuera de eso, estoy completamente aislado de cualquier información, cuando antes solía ser el primero en recibirla. No saber nada simplemente me vuelve loco.

Después de interferir tan desfavorablemente en la primer junta en el comedor, ya no fui requerido de nuevo, aunque estoy seguro que ha habido algunas desde entonces. Probablemente debería agradecerle a Granger por eso. Tal vez amenazó a Potter con su ausencia para obligarlo a rescindir mi permiso para atender.

Bueno, por suerte para mí todavía tengo a Creevey y al menos él es confiable porque generalmente habla mucho y como resultado suele divulgar cosas que no creo que debería saber. Lo que eventualmente, e inesperadamente, resultó en él diciéndome que esta semana los mortífagos intentaron atacar un pueblo mágico en la parte oeste del país. Uno de los pueblos en los que Granger decidió disminuir los guardias para aumentar la seguridad en Hogsmeade.

Al menos no tuvieron éxito. El ataque falló y los guardias lograron defender el pueblo adecuadamente, aunque los superaban en número. Algunos de los rebeldes que estaban de servicio esa noche tuvieron heridas leves, y fueron, según Creevey, dados de alta e incorporados a sus tareas después de una corta visita al cuarto de trauma.

Fue una suerte para mí. Si las cosas hubieran salido diferente, hubiera sentido la furia de Granger sólo por tener la razón. ¿Honestamente? No dudaría para nada que reaccionara así.

Ahora es la mañana del jueves y por primera vez, si no contamos mi recorrido superficial, estoy parado en el salón donde se llevan acabo los entrenamientos de combate. No tiene mucho sentido que esté aquí, porque no tengo una varita y por lo tanto no puedo contribuir mucho, pero debo admitir que tengo curiosidad. Aunque sólo estaré observando, sigue siendo un cambio bienvenido a mi rutina diaria en el Campamento negro.

Creevey está parado junto a mí, hablando con Boot y Abbott. Ginny Weasley y Blaise también están aquí y tengo la ligera sospecha de que Potter manda, al menos al último, a propósito a cada actividad a la que tengo que asistir. Ya sea para que me vigile o para que no me sienta como un cuadro intentando encajar en un círculo. No estoy completamente seguro.

Hay acerca de quince rebeldes recargados en las pares, esperando para que inicie el entrenamiento. La mayoría de ellos son jóvenes soldados de la resistencia. Reconozco algunas caras de las sesiones de ejercicio y las comidas en la cafetería, pero algunos otros no los he visto antes. Realmente me gustaría saber si hacen rotaciones entre los campamentos cada semana. Tal vez debería preguntarle a Blaise acerca de eso cuando tenga oportunidad o mejor a Creevey, él es más comunicativo.

La puerta se abre y Ronald Weasley entra. Ruedo los ojos para mis adentros porque asumo que él guiará este entrenamiento también. Pero justo cuando la puerta está por cerrarse, es azotada para abrirse una vez más y Granger entra en la habitación. Su túnica negro tormenta baila al rededor de sus piernas.