14. NEGRO HUMO

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14. NEGRO HUMO

Estoy acostado boca arriba en el techo de San Mungo, miro el cielo nocturno turbulento y cubierto de nubes. Está noche las estrellas se ocultan, lo que solo hace que mi humor empeore más de lo que ya está, después de todo, es la primera vez que estoy solo al aire libre desde mi escape por el bosque. Realmente me hubiera gustado ver las estrellas, pero no hubo suerte.

Blaise solo se encogió de hombros cuando le pregunté si podía ir a la superficie.

—Nada puede pasar ahí arriba —dijo. —Todo el techo está rodeado de fuertes barreras y sobre el riesgo de que escapes; si tomas uno de los trasladores, entonces terminarás en medio de la nada, sin saber en dónde estás o cómo regresar. No es una idea prometedora, si me lo preguntas.

No hay nada para contradecir su argumento. Los trasladores que usamos para regresar al cuartel general tanto después de la misión de reconocimiento en la Mansión como en la misión de Sheffield fueron distribuidos en el cuarto de equipamiento poco antes de cada salida. Es una medida adicional de seguridad que los trasladores no estén disponibles para todos. Una medida que tiene toda la razón de ser y que, de hecho, me mantiene en esté techo. El Campamento negro es el lugar más seguro para mí y jamás correría el riesgo de no poder regresar. Blaise sabe eso, Potter también y por lo mismo puedo pasar el tiempo aquí arriba, dejar que el viento sople en mi rostro y luche con mis pensamientos oscuros.

Y son oscuros.

Sigo en shock por lo que Potter me reveló anoche.

Fue mi culpa.

Ese es el pensamiento que ahora constante e inexorablemente me acecha, aunque no puedo estar cien por ciento seguro. Sin embargo, sería mucha coincidencia (o un error) si no fuera el caso.

Creo que estuve presente. No, eso es una mentira. De hecho, estoy seguro que fui la última persona que vio a Granger antes de ser secuestrada por los dos carroñeros, solo que no lo sabía en ese momento. Simplemente no consideré que algo así podría pasar, estaba tan preocupado con mi miedo que ya no podía controlar en ese punto.

Estaba escondido en uno de los incontables corredores en la planta baja. Detrás de una raquítica armadura. Como un maldito cobarde. Greyback y Scabior aparecieron, pero estaban discutiendo tan apasionadamente sobre algo que no me vieron. Por mi parte, debido al miedo ya mencionado, no presté atención a sus palabras. Sólo cuando desaparecieron tras la siguiente vuelta en el pasillo, salí de mi trance por un momento. En específico cuando mi vista cayó sobre ella. Granger, con su expresión de miedo, pasos rápidos y su varita lista.

Gracias al polvo y al eco de los sonidos, no la reconocí hasta que ya había pasado delante de mí y no pensé en ningún momento que pudiera estar corriendo directo a su miseria, aunque iba en la misma dirección que Greyback y Scabior.

En ese momento, todo lo que me preocupaba era mi propia, supuesta e inminente, muerte. Parecía inevitable para mí, sin importar qué lado hubiera escogido. Incluso entonces, no había duda en mí sobre qué lado habría sido el correcto. Nunca habría luchado voluntariamente por el Señor Oscuro, pero desafortunadamente eso fue exactamente lo que se esperaba de mí.

Claro, no tenía forma de saber lo que pasaría y Granger probablemente no me habría escuchado si hubiera intentado detenerla. Así que probablemente es estúpido culparme hoy por lo egoísta que fui en ese entonces. Pero tal vez pude haberlo prevenido. Solo hipotéticamente. Pude haberlo hecho. Debí haberlo hecho. Lo que sea.

La escena que la conversación con Potter sacó de mi memoria y el hecho de que, de repente, puedo recordar los detalles tan vívidamente una y otra vez es mi última película de terror una y otra vez. Greyback y Scabior, luego Granger.

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