EXIT

2. NEGRO CALDERO

2. NEGRO CALDERO

Estoy acostado en la cama de mi celda, miro el techo y trato de aburrirme y así distraerme de mis pensamientos caóticos. Un fracaso total está por ocurrir.

Suspiro y giro sobre mi costado, después juego con un hilo suelto de la funda de la almohada y miro el paisaje de la ventana mágica que está diagonalmente encima de mí. Todo lo que puedo ver desde este ángulo es el cielo azul con algunas nubes demasiado perfectas. Siempre hay un clima hermoso ahí afuera. Por extraño que parezca, la feliz vista estropea mi estado de ánimo.

¿Cuál fue el resultado de mi conversación con Potter y Weasley? Sintieron curiosidad, acompañada de una pizca de ganas por cooperar. Incluso Weasley eventualmente se calmó. Aparentemente, gracias a mis revelaciones, su cerebro de ave se dio cuenta de que mi inteligencia podría ser crucial para su tarea fallida. Él está obsesionado con esta guerra, pero también quiere que termine en algún punto. Preferentemente, claro está, con la muerte del Señor oscuro.

Ahora le llaman Tom. Como si fuera una persona real y no el octavo fragmento de una alma completamente negra.

Salieron del cuarto para conferir, de nuevo sin lanzar un hechizo silenciador, ingenuos que son, y aunque murmuraban pude escuchar partes de la conversación.

—Nunca pensé que Tom... —fue una de ellas.

Ayúdame Merlín. Para mí suena bastante mal. ¿Pero quién soy para juzgar? No puedo evitar preguntarme qué otras sorpresas me esperan en el cuartel de los rebeldes. Como sea, jamás lo llamaré Tom, eso es seguro.

Mis pensamientos viajan hasta mi padre, quien en un momento de distracción cayó víctima de la maldición asesina de una de las varita de un soldado de la resistencia. Probablemente estaba ebrio ese día, lo que que le quita la gloria a todo el asunto. Pasó durante una de las primeras batallas, después de la de Hogwarts, y yo no estaba presente. En ese tiempo yo seguía inmaculado y por ende era relativamente inutilizable. Les tomó algo de tiempo llevarme al punto en el que podría participar activamente en la pelea.

De ahí en adelante, el camino cuesta arriba fue sencillo. Sin embargo, no fue tan sencillo descubrir quien fue responsable de la maldición que mató a mi padre. Supongo que tengo suerte de no saberlo. Un problema menos con que lidiar ya que estoy aquí. Digan lo que quieran de mi padre; pero probablemente tendría problemas de presión alta, similares a los de Weasley, si supiera que duermo bajo el mismo techo que su asesino. O más bien en el mismo bunker, si mis suposiciones son correctas.

Lo que le dije a Potter sobre la Batalla de Hogwarts está casi siempre presente en mi mente, aunque bloqueé las emociones asociadas, como casi todas las demás. En efecto, me prometí nunca usar oclumancia de nuevo; pero haré lo que sea para mantener las emociones que previamente bloqueé donde están. Estoy a salvo siempre y cuando estén selladas. Es más fácil vivir cuando no retuercen dolorosamente mi corazón y mi cerebro todo el tiempo.

Acabo de tomar un viaje rápido por el callejón de los recuerdos, como lo he hecho muchas veces antes. Recuerdo como Hagrid cargó a Potter fuera del Bosque prohibido. Como Potter, sorpresa, regreso de la muerte. Como el Señor oscuro ordenó la masacre y que tan increiblemente exitosos fueron los mortífagos al obedecerlo.

Todavía puedo oír sus gritos y también puedo ver en mi mente que tan lejos se esparcieron en aquel entonces. Longbottom, el héroe anónimo, de alguna manera logró matar a esa asquerosa serpiente, pero en ese momento no me di cuenta de la importancia de ese acto. Solo he sabido de los horrocruxes por dos años. Así que digamos que fue un salto de fe del que abusé exitosamente.