EXIT

16. NEGRO PIANO

16. NEGRO PIANO

El elegido me concedió hablar con Astoria unos días después.

Lovegood me acompañó y tuve que usar un Traslador, ya que no debo conocer la localización exacta de nuestro destino, que es (¡sorpresa!) el Campamento blanco. Porque sí, ahí es donde los rebeldes están alojando a los mortífagos que han sobrevivido la Salida, eso lo descubrí hace unos días. Aparentemente, soy el único desertor que es tolerado en el cuartel general (probablemente gracias a la basta información que han recibido de mi parte hasta ahora) y me pregunto si eso va a cambiar pronto. Después de todo, mi cubierta ya no sirve, así que no soy tan útil como lo era al principio, ¿cierto? O ¿tal vez simplemente se acostumbraron a verme? Bueno, como sea.

Astoria es exactamente igual a la mujer que recuerdo. Aunque pálida y asustada, ella mantiene su elegancia natural y el porte de una bruja criada en un hogar de sangre pura. Su cabello rubio está peinado en una especie de chongo y la ropa de ejercicio de los rebeldes que le proporcionaron le queda perfectamente y está inmaculadamente limpia.

Me toma un rato liberarme del fuerte abrazo en el que me envolvió aliviada. Ella ha perdido peso, puedo sentir sus costillas.

Nuestra conversación es corta (el precioso tiempo de Lovegood es limitado). pero en los pocos minutos que tenemos le cuento todo sobre la Salida y le aseguro que siempre y cuando siga las reglas, estará a salvo.

Rápidamente queda claro que Astoria ya se ha acoplado a su nueva circunstancia. No tiene información que nos sea de utilidad, pero está dispuesta a aprovechar la inesperada oportunidad de comenzar de nuevo. Eso es excelente porque sé que es una duelista decente. Una vez que los rebeldes confíen lo suficiente en ella para ponerla a trabajar, ella será un acierto para la Resistencia. Una buena candidata para la Salida, de hecho. Me alegra no haberme equivocado sobre ella.

Después de despedirme de Astoria, me dirijo de regreso al cuartel general con Lovegood a mi lado.

Una reunión improvisada en el comedor está en la agenda para hoy, lo que es una bendición y una maldición por igual, porque, claro está, sé a quién voy a ver ahí. Estoy determinado a mantener un rostro sereno y esconder lo que pasó entre Granger y yo hace menos de una semana, pero dudo ser muy convincente.

Porque ella ya me acecha, de día y de noche. Durante los entrenamientos, aunque no ha participado en ninguno desde la última vez que la vi. En la ducha. En las comidas. Cada que me recuesto en el techo y observo el cielo nocturno.

Ella está en mi cabeza. A veces peligrosa, otras fiera, otras inteligente, otras arcana, otras frágil, otras fuerte. Tentadora cada vez con más frecuencia. Siempre hermosa. En mis visiones, ella me mira entrenar. Después luchamos lado a lado. Usualmente, ella termina jalando mi cabeza hacia abajo para besarme.

Simplemente no puedo alejarla.

***

Blaise y Ginny se dejan caer en la banca frente a mí en nuestra mesa usual en el comedor y estiran sus piernas simultáneamente. Creevey aparece menos de dos minutos después y, con un gruñido, hace exactamente lo mismo.

—¿Por qué estamos aquí? —pregunta, ladeando su cabeza inquisitivamente.

—Hay un rasgo al que tú obviamente eres inmune, pero te aliento a adquirirlo. —Blaise se burla de él con una voz paternal. —Se llama paciencia.

—Jaja, muy gracioso.

Creevey le enseña la lengua, de nuevo probando lo joven que es. Muy joven para estar aquí y definitivamente muy joven para soportar los horrores que actualmente están afligiendo a este mundo. Yo suspiro suavemente tan solo de pensarlo.