6. NEGRO OBSIDIANA

31 4 0
                                    

6. NEGRO OBSIDIANA

Junto a mis obligatorias e increíblemente perturbadoras platicas con Lovegood (ella decidió ser asquerosamente amistosa conmigo), la nueva semana empieza con otro agradable intercambio con Potter y Weasley. Me pidieron hacer una lista de todos los escondites que están usando los mortífagos y, por supuesto, que estuve más que complacido de ayudar. Sin embargo, algo a lo largo de nuestra junta me hizo sentir que un ataque por parte de la resistencia era inminente.

Los rebeldes no atacan primero seguido; nunca lo hicieron, para ser honesto. Usualmente eramos nosotros los que invadimos sus territorios primero y establecíamos una nueva zona de combate, un nuevo campo de batalla. Pero sospecho que ahora (dada su recién adquirida información sobre la Salida) ellos irán a la ofensiva por primera vez. Quieren confirmar mis declaraciones a toda costa y no puedo culparlos. Si los roles se revirtieran, yo haría lo mismo.

Potter también me informó que nuestras citas (como él las llama) serán una cosa regular de ahora en adelante. Durante las siguientes semanas, se supone que escriba todo lo que sé, dibuje planos y adivine quién se encuentra actualmente en qué guarida.

Escribir mi información probablemente sea la parte más sencilla, pues memoricé todo lo que pareciera de utilidad durante mis preparativos para mi rendición. Así que acepte las demandas de Potter.

Y ¿qué hay para mí? Bueno, ahora tengo permitido usar mi propia varita en los entrenamientos de combate. Si debo asistir a una de las sesiones de entrenamiento, ya sea Blaise o Creevey me la llevarán.

Cuando Potter me contó estas buenas noticias, no pude evitar soltarme a reír. Dioses, tienen suerte que yo me haya rendido y no cualquier otro mortífago. Por mi parte, no tengo intenciones de traicionar esa confianza, esa estupidez, esa ingenuidad, pero con la mayoría de nosotros habrían tenido problemas en ese sentido.

Pero oye, sigo pensando lo mismo: no me quejare.

Algo más ha cambiado. Mientras los turnos de guardia y las otras listas en el atrio siguen ocultas a mis ojos gracias a la magia furtiva de Blaise, el horario diario del Campamento negro está disponible para mí ahora. Probablemente otra instrucción de Potter. Después de todo, debo saber cuándo debo participar y dónde.

Así que ahora, mientras miro el pizarrón negro de pasada, aprendí lo siguiente: estoy programado para el ejercicio matutino y el entrenamiento de combate en la tarde.

Respiro profundo, cruzo el salón de entrenamiento y empujo la puerta hacía el cuarto de ejercicio. Tengo un mal presentimiento, porque el horario también dice quién más va a estar ahí.

Entre otros, el nombre de Granger está en la lista para el entrenamiento de hoy y al menos que haya decidido saltárselo para evitarme, hoy será nuestro primer encuentro desde que perdí en el duelo. Lo que, por cierto, también significa que tendremos que aguantarnos dos veces en el día, porque estoy seguro que estará a cargo del entrenamiento de combate otra vez.

Veo a Blaise y a Creevey en la esquina y camino hacia ellos, mantengo la mirada en el suelo apropósito. Si Granger ya está aquí, es probablemente mejor ignorarla lo más que pueda.

—Hoy es el día favorita de nuestro pequeño. —proclama Blaise, dándole una palmadita amistosa en el hombro a Creevey. —Es día de pelea.

Creevey sonríe.

Levanto una ceja dudoso.

—¿Pelea de puños? ¿Estás hablando en serio?

No es que no tenga experiencia, porque los mortifagos no se tratan con guantes de bebe. Ellos también son violentos algunas veces, cuando se cansan de agitar sus varitas. Aún así, no es exactamente mi forma de pelea preferida. El contacto físico forzado no es de mi agrado, muchas gracias.

EXITDonde viven las historias. Descúbrelo ahora