'Ir con la corriente' no empezó tan bien como esperaba. Al parecer, mi conversación susurrada con Freen había tardado demasiado tiempo para el gusto de Irin, porque antes de que pudiera salir por completo del nido del demonio, escuché el ruido de las llaves en la puerta.
— Hey, Becky — Irin dijo desde el pasillo. — ¿Estás en casa? Usaré la copia que me diste.
Pateé el cargador que casi me hace tropezar, solo para que mi pie se atorara con una de las mantas. Mientras gruñía en frustración, Freen se levantó con elegancia de ahí, caminando con experticia entre el desastre y encontrándose conmigo al final del sofá. — Yo voy — se ofreció.
— ¡No! — desesperada, la tomé entre mis manos, atrapándola contra el brazo del sofá. — Es decir, Irin todavía no te conoce, y...
Mi voz perdió fuerza. De repente, me di cuenta de lo cerca que estábamos. Sus caderas estaban presionadas contra las mías, su nariz estaba casi tocando la mía, y sus labios...
Humedecí los míos por instinto. Por más que quise, no pude recordar lo que estaba diciendo o haciendo un momento atrás.
El ruido de la puerta, abriéndose, me lo recordó. — Hola — Irin saludó, su voz ni siquiera intentaba ocultar su sorpresa. — ¿Estoy... Interrumpiendo?
Me giré, viéndola de pie en la entrada, pareciendo indecisa de si debería de entrar o no. No parecía avergonzada, no exactamente, pero sus cejas casi tocaban su cabello.
Mi rostro se calentó. Sabía cómo debíamos de vernos, Freen y yo, pero igual me tomó un par de segundos separarme. — ¡No!
La pelinegra no ayudó a mi caso, todavía presionada contra el sofá, con una sonrisita astuta en su rostro, luciendo como en casa. — Hey — saludó a mi amiga, agitando un poco la mano en su dirección.
— No interrumpes — insistí, toda la práctica que he tenido para los juicios, abandonándome. No sueno para nada convincente, ni siquiera para mí.
— ¿Sí?— los ojos de Irin se dirigieron a Freen, luego de regreso conmigo. — ¿Quién es tu amiga?
Pasé saliva. Ella no era exactamente una amiga, pero no podía decir la verdad. Aclaré mi garganta, retrocediendo un paso de Freen y gesticulando en su dirección de una forma que esperaba no fuese del todo rara.
— Irin, esta es Freen. Es mi compañera de habitación.
— Su novia — Freen dijo al mismo tiempo que yo, tomando una de mis manos.
La sangre que se había acumulado en mi rostro, se drenó, ¿Novia? Ese tipo de especulaciones eran las que quería evitar. Ya era difícil ignorar mi atracción hacia ella, si mi mejor amiga piensa que salimos... No quiero considerar las posibilidades.
Al parecer, Irin ya las estaba considerando. Sus labios formaron una línea fina y sus ojos se achicaron. — ¿Tu compañera de habitación y novia, eh? Interesante.
Mantuve el agarre en la mano cálida de Freen, aunque me quemara y provocara una sonrisa incómoda de mi parte, que esperaba no fuese puro diente. Si contradecía a la pelinegra, nos haría ver más sospechosas.
— ¿Nos disculpas un momento? — Irin le pidió a Freen. Me tomó del codo, jalándome con gentileza. Para mi alivio, la pelinegra no nos siguió, se fue a sentar al sofá, aunque no pude resistirme a darle un vistazo a su trasero antes de que se sentara.
— Becky, qué carajos — mi amiga susurró, una vez que no podría escucharnos.
Me encogí. No muchas personas podrían hacerme sentir así de avergonzada, pero Irin era una de ellas. Ha sido una especie de mentora desde mi infancia, además de ser una de mis pocas amigas. Lo último que quiero es decepcionarla. — Puedo explicarlo — insistí, pero mi declaración parecía más una pregunta. — ¿Más o menos? En realidad, no.
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𝐏𝐚𝐜𝐭𝐨 𝐝𝐞 𝐬𝐚𝐧𝐠𝐫𝐞 [+𝟏𝟖]
FantasyBecky heredó un medallon de su abuela fallecida. Lo último que esperaba con esto era que un (desnudo) demonio surgiera de él. No me pertenece, es una adaptación al fandom y en caso de que se me pida eliminarla, así se hará. Todos sus derechos al au...