Capítulo 18

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Mierda — siseé en su oído. — ¿Tenías idea de que haría eso?

No — me susurró de vuelta. — Pero me preguntaba si intentaría hacer algo así.

Mi estómago se sintió hundirse. — Esto no es legal, tiene que notificarte con antelación si quiere llamarte como testigo.

No en Sheol, puede hacer lo que quiera — tomó una profunda bocanada de aire, cuadrando sus hombros, un gesto que hizo que mi corazón doliera. — Está bien. Puedo con ello, lo prometo.

Puede hacerlo, me dije a mí misma, tratando de controlar mis pensamientos. Es inteligente, es astuta, podrá manejarse en el estrado.

Pero no tendría que, surgió otro pensamiento, más protector. Se supone que soy yo quien debe defenderla-

Vamos, idiota, ¿Realmente crees que Freen es de las que se queda atrás y deja que otros luchen sus batallas? Seguro quiere la oportunidad de hablar por sí misma.

Mi argumento interno terminó cuando su mano sostuvo la mía bajo la mesa. Le di un apretoncito, pero solo pude quedarme sentada e impotente, teniendo que dejarla ir. Ella se puso de pie y caminó con seguridad. Me costó trabajo, recomponerme. Si no me calmo y presto atención, no podré hacerle un buen interrogatorio, y esa podría ser nuestra única salvación.

Tome asiento, señorita Chankimha — la jueza dijo cuando ella llegó al podio.

¿No debería de jurar por algo o encima de algo?

¿En qué? — Zazabuul se unió al estrado, frente a su lugar. — Las escrituras sagradas que ustedes suelen usar no son muy comunes en esta dimensión, señorita Chankimha.

Freen se rio de forma seca. — Supongo que el perjurio tampoco es un crimen que les preocupe enjuiciar aquí.

Eso sería correcto — confirmó el hombre.

Si puedo mentir sobre el estrado, ¿Cuál es el punto de hacerme subir?

¿Mi respuesta realmente le importa, señorita Chankimha? — en lugar de mirarla a ella, me miró a mí, y me di cuenta de ello. Sé por qué lo hizo, no fue solo para probar un punto al jurado, sino para molestarnos.

No tuvo éxito en eso último. Freen solo se encogió de hombros. — Como sea. Si quiere ser irritantemente críptico, que así sea — subió las escaleras para sentarse, ajustando su micrófono y ofreciéndome un guiño.

Mis labios formaron una ligera sonrisa. A pesar de todo, no puedo no estar orgullosa por la valentía de Freen. Alimenta la mía. Me incliné en mi asiento, preparándome para saltar en su defensa ante la primera oportunidad.

Zazabuul se aclaró la garganta. — Señorita Chankimha, ¿En la fecha del 14 de octubre de 1968, a su padre lo diagnosticaron con cáncer?

— ella respondió con claridad y confianza.

¿Y el 21 de octubre de 1968 yo me acerqué a usted con un contrato de alma?

Sí.

Él se acercó, y aunque Freen estaba a mayor altura que él, su postura lo hacía parecer estar por encima. — ¿Y usted firmó dicho contrato con la expectativa de que removiéramos su cáncer?

Contuve el aliento, pero ella no se intimidó. — Firmé el contrato porque dijo que curaría a mi padre.

Del cáncer.

𝐏𝐚𝐜𝐭𝐨 𝐝𝐞 𝐬𝐚𝐧𝐠𝐫𝐞 [+𝟏𝟖]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora