Capítulo 12

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Mi corazón latió fuerte. Con tan solo mirar los labios rellenos y la lengua de Freen, una punzada se instaló en mi centro. Quiero sentir su boca más que nada en el mundo, en cualquier y en todos lados. Mi aliento se sacudió por ello, mi piel quemaba, y mi interior pulsaba, temblando en necesidad.

Freen...

Ella sonrió, inclinándose para besarme con suavidad. — Muero por probarte — murmuró, deslizando su lengua en la esquina de mi boca.

Un escalofrío me recorrió el cuerpo. Me agarré de su cintura, costándome el mantener mis reacciones bajo control. — ¿Sí?

Me besó de nuevo, más profundo. — Sí, ¿Puedo hacerlo?

Me tragué un gruñido. Había una única respuesta a eso, mirar sus hermosos ojos me llenó de valor. Me recosté en el colchón, tratando de no sacudirme mientras esperaba.

Una ardiente expresión de deseo, surcó su rostro. Se subió a mi cuerpo, estirándose sobre mí. — Han pasado un par de décadas — ronroneó, retirándome un mechón de cabello de la mejilla. — Pero creo que recuerdo esta parte.

No me tortures — susurré, pero mi voz salió suplicante cuando ella encontró un espacio sensible en mi cuello. La succión gentil de su boca y las puntas afiladas de sus dientes formaban el contraste perfecto, y la ligera caricia de su lengua pronto me hizo aferrarme a las sábanas. Apuñé la tela en mis manos, aunque no era suficiente. La necesidad de tocarla, sostener algo de ella, era abrumadora.

En el momento en que deslicé mis dedos entre su cabello, fui muy cuidadosa. No quería tirar de ella, forzar el momento, pero conforme su boca descendía, trazando un camino desde mis clavículas, me olvidé de eso. Me aferré a sus cuernos, en su lugar, los cuales eran sorprendentemente suaves y cómodos. Tiré de su cabeza, pero sin guiarla, no sé si quiero que se quede en algún punto dulce, o que viaje por todos lados.

Por suerte, ella parecía ser más decisiva. Repartió besos en mis hombros, mordiendo y chupando. Y cuando sus labios bajaron, temblé, sacudiéndome bajo su peso. Las puntas adornando mis pechos ansiaban su boca, pulsando mientras esperaban al aire libre.

Bebé — murmuré, dándole a su cabeza un sutil empujón. — ¿Me chupas, por favor?

La sonrisa puntiaguda que me ofreció era seductora. Bajó más, aprisionando mi pezón izquierdo entre sus labios, sin romper el contacto visual.

Un chillido ronco abandonó mi pecho. Jadeé, aferrándome con más fuerza a sus cuernos, mis dedos flexionándose inútilmente. La calidez de su lengua se sentía mejor de lo que pensaba. Me rodeaba en suaves caricias, primero de un lado, luego del otro. Mis caderas se movieron, buscando contacto contra su estómago.

Cuando Freen murmuró alrededor de la sensible protuberancia, podría jurar que las vibraciones viajaron directamente a mi clítoris. Dio una dolorosa punzada, increíblemente hinchado y pegajoso bajo mi ropa interior. Mi siseo la alertó, pues soltó mi pezón enrojecido y dejó un camino de besos hacia el otro. — ¿Te gusta? — su voz arrogante decía que ya conocía la respuesta.

Oh, sí...

Hmm, ¿Qué hay de esto?

Solo pude observar, sorprendida, cómo su lengua delgada y flexible salía, enredándose por completo alrededor de mi pezón. La vista era enmudecedora, pero la sensación de su lengua de seda, apretando, me volvió loca. Nunca había sentido algo así, ni lo había imaginado en mis sueños más fantasiosos.

Tomó mis pequeños gemidos como aprobación. Se mantuvo en mis pechos un buen rato, llenándolos de atención. Sentía una profunda necesidad de más cada vez que cambiaba, pero estaba demasiado abrumada como para pedirlo u ofrecerle instrucciones. Después de lo que se sintió como una eternidad, fue descendiendo por mi estómago. Mis pezones punzaron por el abandono, pero no tenía fuerzas para regresarla. Sabía en qué dirección iba, a un lugar más desesperado todavía.

𝐏𝐚𝐜𝐭𝐨 𝐝𝐞 𝐬𝐚𝐧𝐠𝐫𝐞 [+𝟏𝟖]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora