Capítulo 15

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Miré mi reflejo en el espejo, tratando de recuperar la concentración. Mis parpados cayeron, y debajo se notaban unas bolsas negras ─ probablemente, porque había pasado el camino en el bus de ayer, la tarde siguiente, y gran parte de esta noche estudiando la página que Zazabuul me había ofrecido. Ha sido abrumadora y sorprendentemente informativa.

En el lado positivo, me di cuenta de que el marco legal de Sheol me es bastante familiar. El hecho de que fuera similar a nuestro sistema legal era un descubrimiento horrendo y me cuesta tacharlo como mera coincidencia, tendré que procesarlo después. En el lado negativo, descubrí que los contratos de demonios son casi imposibles de romper.

Usando un número dorado que encontré en la parte de atrás de la tarjeta que me dio, pude crear una cuenta en la página (luego de leer cuidadosamente sus términos y condiciones, y rechazar algunos para asegurarme de no firmar nada importante por error). Después de eso, pude descargar el contrato de Freen. Lo he leído y releído tantas veces que las palabras se han impreso en mi cerebro, y las veo cada que cierro los ojos.

Un golpe en la puerta del baño me sobresaltó, y el pequeño brote de adrenalina fue suficiente para disipar mi agotamiento de hace un momento. ─ Casi termino, Freen ─ me vi una vez más en el espejo. Ajusté el cuello torcido de mi saco rojo, parpadeando el sueño lo más que pude, y luego abrí la puerta.

La imagen frente a mí era más que increíble. Ahí estaba ella, vistiendo un vestido azul hasta las rodillas, y de alguna manera era ceñido, pero al mismo tiempo se veía elegante. Unos tacones blancos lo complementaban, junto con un delgado collar de plata que no ayudaba en nada para ocultar las marcas moradas de chupones en su garganta.

Mi corazón golpeó duro contra mi caja torácica, y mi boca se secó. Seguro me veo como uno de esos lobos de las caricaturas, con la lengua colgando hasta el suelo. Me tomó un momento poder controlar mis reacciones. ─ Um, tú...

Freen sonrió, aunque todavía puedo ver la preocupación en sus ojos. ─ Vine por un poco de corrector.

Oh.

Tomé un paso más largo de lo necesario para alejarme del mueble del baño, permitiendo que ella ocupara mi lugar frente el espejo. Desvié mi mirada, mientras que ella buscaba, tratando de gestionar mis emociones. Había muchas para lidiar con ellas, pero la peor es el dolor en mi pecho, el cual reconocí como resentimiento.

Deberíamos estarnos arreglando para ir a una cita, la voz en mi cabeza gruñía. No porque podrían separarnos en las próximas veinticuatro horas. Debía de haberla besado cuando entró, se ve hermosa, y tendría que haber intentado que adivinara a dónde la llevaría... O adivinar a dónde me llevaría ella.

No era demasiado tarde para una de esas cosas.

Te ves hermosa, Freen ─ solté con algo de timidez. Tal vez era tonto, estoy apostando mi alma por esta mujer, pero a pesar de mis fuertes sentimientos, una parte mía sigue titubeante.

Su reflejo mostró una amplia sonrisa. ─ Encantadora. Debo de admitir que me gusta la moda de este milenio. Los vestidos de antes no le hacían honor a mis curvas ─ se giró, y sus tacones sonaron con los dos pasos que dio para tomarme de las manos. ─ Te ves hermosa también, Becky.

Me veo como Carmen Sandiego ─ murmuré. Mi traje, rojo de pies a cabeza, excepto por la camisa blanca debajo de mi saco, es una de las pocas compras por impulso que he hecho. No lo habría comprado si Irin no hubiera insistido. Según ella, el rojo es 'un color poderoso'. Un poco demasiado poderoso, en mi opinión, pero ahora parece apropiado, considerando que estamos por entrar a una corte del Infierno.

𝐏𝐚𝐜𝐭𝐨 𝐝𝐞 𝐬𝐚𝐧𝐠𝐫𝐞 [+𝟏𝟖]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora