Capítulo 6

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¿Becky? Hey, ¡Becky!

La puerta principal del departamento se abrió por completo, golpeándose contra la pared. Desvié la mirada de mi laptop, una sonrisa apareciendo en mi rostro a pesar de la interrupción. Usualmente, odio que me interrumpan en el medio de mis trabajos, pero durante las últimas dos semanas, Freen se había vuelto la excepción.

Mi nueva compañera era ruidosa, distractora e increíblemente desastrosa (aunque debo admitir que es un desastre contenido que solo existe en un lugar). Por alguna razón, una que no puedo señalar, la pelinegra siempre logra iluminar mi estado de ánimo.

Hola, Freen, ¿Conseguiste lo que necesitabas del súper?

Yup — el ruido de las bolsas y de las llaves la siguieron, mientras que movía sus compras del pasillo al interior del departamento. — Pan, leche, huevos, chispas de chocolate...

No recuerdo que las chispas de chocolate estuvieran en la lista — fruncí el ceño con ligereza.

Para las galletas, y usé un cupón — protestó. — Además, sé que no soy la única a quien le gustan las golosinas.

Suspiré. Está saboteando mis intentos de comer saludable. — Bien, haremos las galletas, pero después de que termine mi trabajo.

¿En qué estás trabajando? — preguntó, dándome la espalda cuando llevó las bolsas hacia la cocina.

Nada importante — repliqué de manera casual, lo cual era precisamente la respuesta incorrecta. Para alguien tan misteriosa sobre su pasado antes de convertirse en mi demonio, Freen parecía poder oler una mentira a kilómetros de distancia.

Nada, ¿Huh? — dejó las bolsas en la encimera, sin sacar su contenido y volviendo al salón, mirando sobre el sofá. — Eso no parece nada — cerré la laptop, pero no lo suficientemente rápido. — ¿Investigando sobre tratos con demonios? ¿Por qué estás tan ansiosa por deshacerte de mí? Pensé que te gustaba tenerme aquí.

Hice la computadora a un lado, girándome para mirarla. — Me gusta. Tenerte aquí. Es decir, no intento desterrarte, solo liberarte.

Uh-huh — cruzó sus brazos, sus ojos entrecerrados. — No vas a descubrir cómo hacer eso en Google. Ya te lo dije, la única forma de liberarme, es dejándome hacer algo grande por ti. No puede ser un capricho, debe ser algo que cambie tu vida.

Eso te libera de mí, pero no de tu contrato — señalé. — Vamos, sé que un espíritu libre como tú debe de odiar estar atrapada así.

Suspiró, negando con la cabeza. — Becky... Eres dulce, pero no sabes de lo que estás hablando. Escogí esto por una razón-

Pero no me dirás cuál es.

Nope. De ninguna manera. Ya hablamos sobre esto.

Valía la pena intentarlo otra vez. Entonces... ¿Galletas?

La sonrisa volvió a su rostro. — Sabía que querrías. Vamos, abogada, es hora de llenarnos la panza.

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Las galletas salieron del horno calientes y suaves, y sin algunas chispas de chocolate, ya que Freen se dedicó a comerlas directamente de la bolsa. Inhalé el aroma, sacando la bandeja y saboreándolo. — Mmm. Lo mejor de hacer galletas es que el departamento huele bien el resto del día...

𝐏𝐚𝐜𝐭𝐨 𝐝𝐞 𝐬𝐚𝐧𝐠𝐫𝐞 [+𝟏𝟖]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora