Me detuve frente a la puerta, esbozando una amplia sonrisa. Irin no se lo tragaría, pero debía de intentarlo. Incluso una mentira poco convincente era mejor que la verdad: Que Freen no era mi novia, sino un demonio, y que estamos unidas por un extraño hechizo que no comprendo.
Mi pecho se oprimió, y el aire que inhalé surgió tembloroso conforme mis pensamientos se salían de control, ¿En qué estoy pensando? Irin verá a través de mí. Me sacará la verdad, como siempre lo hace, y luego no va a creerla, tampoco. Pensará que estoy loca, llamará a mis padres y tendré que dejar la escuela y volver al-
— ¿Becky?
Retrocedí, quitando mi mano del pomo de la puerta. Freen estaba un paso detrás de mí, luciendo consternada.
— Eres de un amarillo brilloso — murmuró. — ¿Qué puedo hacer para ayudarte?
¿Ayudarme? solté una risa temblorosa, batallando para ignorar el frenético golpeteo en mi pecho. No era suficiente el que Freen fuera hermosa al nivel de robar el aliento, y que hace un par de segundos estuviera a un milímetro de besarla, también parecía que había invocado al único demonio existente que sería empático respecto a mis problemas de ansiedad.
Aunque no respondí, ella parecía saber lo que debía de hacer. Luego de pausar un segundo para asegurarse de que su tacto fuera bienvenido, enredó sus dedos alrededor de mi mano. La calidez reconfortante detuvo mis dientes de seguir apretándose y relajó los movimientos dolorosos de mis pulmones. No tendría que hacer esto sola.
La miré, y ella me ofreció un asentimiento solemne. Abrí la puerta.
Irin esperaba en el pasillo, su cabeza inclinada y sus pulgares volando sobre la pantalla de su teléfono. Cuando levantó la mirada, su expresión tenía un toque de irritación y de alivio. — Becky, estaba por escribirte.
— Lo lamento — carraspeé. Mi garganta se había secado, y tuve que pasar saliva antes de volver a hablar. — Estaba... Hoy ha sido difícil.
Irin levantó una ceja, un gesto sutil de sorpresa. Me miró y luego a Freen, y finalmente a nuestras manos unidas. Prácticamente, podía leer su flujo de pensamiento: La ansiedad de Becky, admisión pública, Freen lo sabe. Son cercanas.
Cuando mi mejor amiga habló, solo fue para preguntar. — ¿Debería de entrar?
— ¡Por supuesto! — Freen respondió. — Hey, sé que ya nos conocimos, pero... Soy Freen. Es agradable conocerte oficialmente — estrechó la mano de Irin de forma amistosa, sin soltar mi mano, y retrocedió al interior del departamento, para que pudiera entrar- de alguna manera logró que sus movimientos no se vieran torpes o incómodos.
Irin miró a su alrededor, dándole un rápido pero detallado escaneo. Su mirada se enfocó en el nido de Freen, el cual no terminó de arreglar y, una vez más, pude escuchar el cerebro de mi amiga sacando conclusiones detrás de sus ojos oscuros: Salón desordenado. Freen. El resto del lugar está limpio, ¿Está dejando que Becky haga todo el trabajo?
— Sí, ese es mi nido — la pelinegra habló cuando se percató de lo que miraba, aun usando su voz amistosa. — Ayudo a que el resto del sitio esté ordenado como un intercambio de, uh, que Becky lo tolere.
Irin le lanzó una mirada a Freen y, una vez más, había ligera sorpresa en su rostro. — ¿Oh?
— Estoy entre trabajos, así que, la televisión y los videojuegos son algo que sucede en el medio — Freen encogió el hombro del brazo que no estaba unido a mí por nuestras manos. — No te preocupes, no planeo ser una vaga por siempre, lo prometo. Becky simplemente ha sido grandiosa al dejar que me quede aquí.
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𝐏𝐚𝐜𝐭𝐨 𝐝𝐞 𝐬𝐚𝐧𝐠𝐫𝐞 [+𝟏𝟖]
FantasyBecky heredó un medallon de su abuela fallecida. Lo último que esperaba con esto era que un (desnudo) demonio surgiera de él. No me pertenece, es una adaptación al fandom y en caso de que se me pida eliminarla, así se hará. Todos sus derechos al au...