Capítulo 14

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Apenas si recuerdo haberme cambiado. Solo seguí los movimientos, dejando que la memoria muscular se encargara, mientras me deslizaba dentro de mis pantalones. En el tanto, mi mente iba corriendo. Un demonio. Hay un portal con un demonio en el medio de nuestra habitación de motel. Un demonio abogado, juzgando por su aspecto.

Sé que este tipo de entidades existen —Freen siendo uno de esos casos— pero ella es Freen. Esto es algo... Alguien... más, y me cuesta procesar el concepto y sus implicaciones. ¿Cuántos de estos abogados hay? ¿Y qué tipo de leyes se supone que practican?

Detrás de mí, ella se ponía su ropa, taciturna. Ya no parecía asustada, solo resignada. Quizás, entumecida sea la palabra correcta, pensé. No sonrió, ni siquiera cuando la miré. Ella miró hacia otro lado, pero no antes de que yo notara sus ojos llenos de lágrimas. Antes de ayer, nunca la había visto llorar. Esta vez es más descorazonador presenciarlo.

Eso ayudó a que controlara un poco mi shock inicial. Desarrugué mi camiseta, cuadrando mis hombros y manteniendo mi cabeza en alto. Todavía falta un año para mi examen jurídico, pero eso no importa. Freen es demasiado preciada para dejarla ir sin luchar— Y si debo hacerlo con un jurado, mi educación y experiencia van a respaldarme.

Una vez vestida, busqué su mano. Ella dudó, apenas pudiendo mirarme, pero yo la tomé de todas maneras. Finalmente, giró hacia mí, ofreciéndome la más pequeña y aguada sonrisa, y las dos entramos a la oficina juntas. El portal se cerró luego de que dimos un paso al frente, atrapándonos dentro con un 'puff' teatral de humo.

Tomada la decisión, desvié mi atención al demonio que nos espera. Es alto y musculoso, demasiado, podía notarlo debajo de su camisa abotonada. Su piel es roja y las arrugas en su rostro lo hacen verse menos humano, y más intimidante, pero su corbata naranja distrae un poco de su apariencia.

Zazabuul asintió hacia el espacio frente a su escritorio, y dos sillas aparecieron, una junto a la otra. Se veían incómodas, pero supuse que era de esperarse. Estamos en un plano de existencia al que nosotros llamamos Infierno, después de todo. Unos muebles cómodos para sus invitados no debía de ser una prioridad para ellos.

Tome asiento, señorita Chankimha — dijo. — ¿Y cuál es el nombre de su regente?

Rebecca Armstrong — ofrecí mi mano, aquella que no está sosteniendo la de Freen y, para mi sorpresa, él se puso de pie y la estrechó. Su enorme mano, con garras, tenía un agarre firme, y me sentí afortunada de sobrevivirlo solo con mis dedos adoloridos y un cosquilleo en la palma. Como la pelinegra, su temperatura parecía un poco más alta de lo normal.

No es mi regente — Freen dijo, sonando derrotada.

La frente arrugada del hombre, descendió. — Fue atada a su persona por un pacto de sangre hasta que realizara un gran servicio por ella, ¿Correcto?

Sí.

Y esta humana, la señorita Armstrong, dijo que usted había cumplido su mayor deseo, ¿Correcto?

Correcto.

¿Por lo que ha completado el intercambio señalado en su contrato original, siendo su alma la garantía?

Un poco de fuego volvió a los ojos de Freen. — No.

Zazabuul gruñó bajo, en desaprobación. — ¿No?

No — repitió, con mayor seguridad.

¿Y hay alguna razón en particular por la que se negara a cumplir su deber y tomar su alma, señorita Chankimha?

𝐏𝐚𝐜𝐭𝐨 𝐝𝐞 𝐬𝐚𝐧𝐠𝐫𝐞 [+𝟏𝟖]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora