Mi estómago se revolvió, mientras miro el menú del café. Tuve que reprimir el escalofrío por el asco. Me había sentido aliviada cuando la jueza dijo que la corte se retomaría luego del almuerzo, pero no pensé en cómo sería un almuerzo en el Infierno. Y, ahora, la desafortunada respuesta se encuentra frente a mí, con todo y fotos.
Aparentemente, en esta dimensión, 'dedos de novia', no eran solo un tipo de postre.
─ ¿Nunca comiste esto antes de que vinieras a vivir conmigo, no? ─ pregunté, mirando con cautela a Freen.
Ella se rio, haciendo una mueca. ─ Uh, no, gracias, ¿Por qué querría comer globos oculares salteados en la sangre de un maldito cuando las papitas son una opción?
Mi mente regresó al nido lleno de chatarra. Tan loco como me parecía al principio ─aunque nunca me hubiese quejado─ ahora lo extraño. En los últimos meses, ese desastre se había vuelto extrañamente reconfortante, de una forma doméstica. ─ ¿Por eso comes tanta comida chatarra? ─ intenté distraerme con la pregunta.
─ Síp. Las opciones aquí no son ideales, ¿Sabes lo difícil que es conseguir comida humana en Sheol?
─ Me lo puedo imaginar ─ volví a mirar el menú, pero pronto lo bajé, cambiando el tema. No voy a ordenar nada si no supero mis náuseas. ─ Tengo una estrategia para la elección del jurado.
─ ¿Oh? ─ se inclinó hacia mí, sus codos descansando sobre la mesa, detrás de su vaso de agua. (El camarero la miró raro por pedir eso, una mirada similar a la que me dio cuanto entré al local). ─ ¿Cuál es tu plan?
─ Escoger imbéciles inteligentes.
Alzó sus cejas. ─ Tendrás que explicar con más detalle, bebé.
─ He estado pensando en los demonios ─ uní mis manos sobre la servilleta roja. ─ En la mayoría de las historias que tenemos sobre ellos, es su tradición dejar que los humanos astutos se salgan con la suya, si los derrotan con inteligencia. Lo aprecian. Queremos jurados que les parezca interesante que hemos encontrado un vacío legal en tu contrato, demonios que disfruten más de una excusa entretenida, que del resultado final.
─ Hay demonios así ─ asintió, confirmando. ─ Recolectar almas es un juego para ellos... Y no es divertido si siempre ganan. No hay satisfacción si los humanos nunca consiguen librarse de sus contratos ─ suspiró, encogiéndose de hombros. ─ Luego están los verdaderos sádicos. Aquellos que solo quieren causar dolor y no disfrutan de un buen truco. Y, claro, esos que son como Zazabuul.
Fruncí el ceño. ─ ¿Qué tan bien lo conoces, Freen?
─ No mucho. Es quien me ofreció mi contrato, pero no es que seamos amigos de Instagram.
Sonreí un poco. Freen había disfrutado de su presentación a la red social y comenzó a seguir a todos mis compañeros de clase, incluso a Irin. ─ ¿Zazabuul es de los que aprecia una batalla de ingenio o solo le gusta causar dolor?
─ Ninguna. La mejor palabra que tengo para describirlo sería 'aguafiestas'. Es un hombre de negocios antes que cualquier otra cosa. Tiene que cumplir con las estadísticas, solo soy un número para él.
Mi corazón cayó al suelo. Si solo se trata de negocios para Zazabuul, lo hace más difícil. ─ Él es un callejón sin salida, entonces, ¿Qué hay de la jueza Malvoth?
Se encogió de hombros. ─ No sé más que tú, aunque me sorprende que se tragara tu argumento. Sin ofender.
─ No me ofendes ─ tomé un trago de agua, disfrutando del líquido fresco al deslizarse por mi garganta. Incluso ahí, el ambiente era incómodamente caluroso. Esperaba que el Infierno tuviera un clima seco, pero la humedad era peor. Siento que me ahogo en mi sudor.
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𝐏𝐚𝐜𝐭𝐨 𝐝𝐞 𝐬𝐚𝐧𝐠𝐫𝐞 [+𝟏𝟖]
FantasyBecky heredó un medallon de su abuela fallecida. Lo último que esperaba con esto era que un (desnudo) demonio surgiera de él. No me pertenece, es una adaptación al fandom y en caso de que se me pida eliminarla, así se hará. Todos sus derechos al au...