Una vida que no deseé....

Una luz de esperanza

Así pasó el tiempo, otros 2 años ya... Durante todo ese tiempo, estuve investigando sobre la familia real con los libros de mi padre, solo había historias de los logros de la familia imperial; quizás los oscuros secretos solo lo sabían los más allegados, entonces recordé al duque Floyen que era la mano derecha del emperador aunque siempre lo veía indiferente en cualquier situación o eso aparentaba, las veces que me topaba con los padres de Regis siempre los envolvía un aura de amor y otras veces de misterio y una que otra vez de dolor. Casi no era de salir de casa así que dibujé a la persona que me había encontrado en aquella ocasión, muy bella y hermosa de habla, en esa ocasión mi madre me había sorprendido.

-"Vaya Ailana, que hermoso, dibujaste a la diosa Circe"
-"¿Qué?"
-"Si hija, si vas al templo verás que es ella, aunque nunca la Vi de ese modo jaja estos niños de hoy día"

Mi mamá se retiró y me dejó con la sorpresa de que era esa diosa ¿Porque una diosa necesitaría a una persona común para su propósito? A menos que algo grande pasara.... Así dejé las cosas, después de la sorpresa, además que no había podido averiguar más, y no me dejaban ir sola al templo hasta que fueran mis padres.
Una tarde mientras cenamos, mi hermana quiso darnos un anuncio.

-"Familia, está tarde... Regis me ha pedido mi mano en matrimonio"

Mis padres aceptaron con gusto la noticia y aún me parecían muy jóvenes porque Amelia acababa de cumplir la mayoría de edad pero si ella era feliz entonces estaba bien. Salimos al jardín para tomar aire.

-"Voy a extrañar este lugar..."
-"Lo dices como si te fueras para siempre"
-"En realidad Ailana, pensé que su padre no nos iba a dar permiso para casarnos, incluso planeamos fugarnos para vivir nuestra vida"
-"Creo que eso hubiera sido mejor, pero al menos se los permitió ¿no?"
-"Si y estoy muy alegre por eso"

Ella suspiraba feliz mientras veíamos como empezaba la noche.

-"Voy a extrañarte mi hermanita"
-"Siempre estarás en mi corazón a dónde sea que vayas Amelia"

Ambas nos abrazamos, las cosas cambiarían para siempre en nuestras vidas... La planeación de la boda tomó su tiempo pero mi hermana quería algo sencillo, nada extravagante así era ella. Cuando cumplí los 8 años ya me dejaban ir con ella a las fiestas de té, en esa ocasión me llegó la invitación. Mi hermana había hecho una fiesta de té en la casa del duque por petición de su prometido y así hablar de la vida, la verdad que para mí los vestidos eran estorbosos, así que siempre usaba ropa de cabalgar para andar en casa, cosa que le escandalizaba a mi madre así que por esa vez tuve que usar un vestido sencillo de color morado con cristales incluidos a la parte de la falda y mi cabello suelto, igual no me gustaba que sea largo pero poco a poco lo empecé a verlo bonito. Cuando llegué algunas señoritas de casas nobles como de la edad de mi hermana ya estaban ahí.

-"Señorita Amelia que hermoso vestido blanco con flores azules está usando ¿Quién es el diseñador?"
-"Señorita Amelia ¿Cómo van los preparativos de su boda?"
-"Señorita Amelia felicidades por su futura boda"

Solo de eso hablaban, que de la boda, que vestidos que cómo es su vestido, ya estaba harta, la duquesa se dió cuenta de que no estaba interesada.

-"Señorita Ronell, deseas dar un paseo por el jardín, te prometí esa vez que te dejaría verlo ¿Te acuerdas?"

Eso no había pasado pero las demás dejaron de hablar cuando escucharon a la duquesa hablar y yo asentí.

-"Si claro, si me permiten"

Acto seguido me despedí con cortesía y salí de ahí caminando, cuando las demás me dejaron de ver salí corriendo. La verdad estaba inmensamente agradecida con la duquesa Floyen y lo sentía por mi hermana pero eso no es lo mío, mientras corría me topé con una persona que era muy amigo de mi hermana que había conocido en la academia desde que era adolescente y también sabía que era un mago. Pero por algunos motivos había dejado mi hermana la escuela y cada día más, mi padre se veía más preocupado