Una Paz Falsa

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El tiempo paso de nuevo, 3 años ya habían pasado desde que Jube había nacido y era una niña muy linda y buena, mi hermana la estaba educando muy bien y ahora yo ya tenía 15 años, no había pasado mucho desde entonces... Regis lo mandaban a misiones secretas aunque no sabíamos de que tipo y a mi papá lo veía cada vez más estresado después de cada reunión con el emperador, eso me preocupaba más.

-"¿Papá que sucede?"
-"El emperador quiere sacar del imperio a todos los magos y los que quedan, encarcelarlos"
-"Pero mi hermana tiene magia ¿No?"
-"Es algo que no muchos saben, preferí ocultarlo por qué temía que algo así sucediera, ahora en la siguiente reunión le diré que no puedo seguir con sus planes y que solo participaré cuando tengamos que defender el reino tal como siempre lo ha hecho la familia Ronell"

Salí del despacho de mi padre, suspiré porque me daba miedo como los acontecimientos iban rápido y temía que todo salga mal. El mayordomo vino con una carta de mi hermana, quería darme algo que era importante para ella ¿Que sería? Bueno era una buena excusa para saludar a mi niña... Aunque papá ya había tomado una decisión, le sugerí que podría seguir las órdenes pero sin meterse en el asunto, quizás así nos dejaría en paz ese tipo raro, pero mi papá se negó diciendo que si él le pedía entregar a su hija, no podría y estaríamos cometiendo traición... Y hasta donde yo sabía, el emperador no sabía de la magia de mi hermana. Mamá y yo despedimos a mi padre, sería la junta definitiva para saber la posición a la que quedaríamos, mi papá quería seguir siendo neutral pero al emperador nunca recibía un !No! como respuesta pero al menos mi padre quería decirle que su familia nunca lo iba a traicionar y que se mantendría leal a la familia real. La tarde pasó en suspenso...
El carruaje de mi familia no llegaba, mi padre no había llegado y andaba ya más preocupada, estaba al borde de ir al palacio real y darle yo misma un puñetazo al estupido ese que a estas alturas lo odiaba... En eso el mayordomo me había alistado el caballo.

-"Señorita Ronell ya está listo el caballo tal como me había pedido"
-"Muchas gracias Eddie, regreso en seguida y dile al cocinero que le haga un pastel de chocolate a mi madre para que esté calmada"
-"Si mi señorita yo le digo"
-"Gracias"

Subí a mi caballo y partí hacia la casa de mi hermana, cada vez que iba me daba la sensación de haber estado ahí antes de que viniera a este mundo, pero no recordaba donde había estado o donde lo había visto, y cuando trataba de acordarme me dolía la cabeza. Al llegar a la mansión Floyen, mi hermana estaba cuidando a Jubelian.

-"Hola familia que tal, aquí vino la tía favorita"
-"¡Tita Ai! Mamá vino Tita Ai"

Abracé a mi hermosa peliplatiada y giré con ella mientras se reía, mi hermana solo negaba con la cabeza al ver lo infantil que me comportaba a pesar de tener solo 15 años, bueno las personas pensaban diferente de mi en ocasiones...

-"Recibiste mi carta ¿No?"
-"Si por eso vine cuando ya papá salió, se pone nervioso cada vez que desaparezco que ahora ni al jardín puedo ir, siente que nos están vigilando ¿Y ustedes cómo van?"
-"No lo sé Ailana, las cosas se han puesto algo raras aquí en casa también, así que me imagino que por eso me lo dices"
-"La verdad no se que desea el emperador, expulsó a todos los magos y encarcela a los que quedan, temo por ti Amelia"

Ambas nos abrazamos, a pesar de todo, amaba a mi nueva familia, ellos siempre estuvieron ahí para mí así que no podía siquiera imaginar no pelear si nos veíamos amenazados, mi hermana se retiró de la habitación por un momento, mientras yo jugaba con mi sobrina.

-"¡Tita Ai!"
-"Dimeee Jubeeee"
-"Jeje, hazme volar"

Giré con mi sobrina mientras esperábamos, mi relación con mi sobrina era tan fuerte que siempre que no me veía lloraba para que estuviera con ella o quería ir a la casa para estar conmigo... A veces pasaba que tenía que quedarme a dormir por unos días pero no me gustaba estar ahí, por algún motivo esa casa me daba náuseas, hasta miedo como si algo ahí hubiera pasado... Mi hermana volvió con una caja de madera y dentro había un collar en forma de corazón con un zafiro en medio.

-"Es hermosa Amelia"
-"La mandé hacer para ti, por las circunstancias de estos días, no quisiste que se celebrara tu cumpleaños..."
-"Es un desperdicio para mí y no me gustan las fiestas"

Mi hermana negaba con la cabeza, pero la realidad era otra, odiaba cumplir esa edad, me recordaba mis tragedias.

-"Bueno pero yo si quiero darte ese regalo para ti"
-"Gracias hermana, nunca me lo quitaré"

Abrace a mi hermana y me lo puse para que siempre estuviera conmigo, el azul era mi color favorito incluso en mi vida pasada, eso no había cambiado. Después de un rato, caía la noche, me despedí de mi hermana y mi sobrina para ir a casa, cuando salía, el duque Floyen estaba entrando y tenía una mirada extraña, sus ojos eran rojos pero no le di mucha importancia.

-"Nos volvemos a ver alma en pena"

Su voz se escuchaba diferente, lo miré y vi a Regis sonriendo.

-"Ailana que agradable verte ¿Ya te vas?"
-"S...si ya me iba..."
-"Iré a ver a mi familia, saluda a tus padres"

Su sonrisa era siniestra.

-"¿Pasa algo?
-"Solo me preguntaba cuál sería tu motivación a tanta lealtad al rey"

'Regis' se rió fuerte, sabía que no era él y parece que también se dio cuenta, me empujó hacia una pared oculta y se colocó muy cerca de mi, cosa que la sociedad no vería bien, mis ojos se abrieron más por el susto, estaba demasiado cerca que podía sentir su aliento en mi cara.

-"Es mejor dejar de pensar esas ridiculeces y enfocar en ser una buena hija y una futura esposa para alguien ¿No?"

Asentí con la cabeza y él me dejó ir, salí corriendo de ahí para ir a mi casa, ese no era Regis ¿Qué estaba pasando? Sonó como otra persona cuando me dijo alma en pena y él que se me acercara tanto me dio más miedo, luego meditaría sobre ello. Llegué a casa y vi el carruaje de mi papá llegando, bajé de mi caballo y se lo dí a un soldado para que lo guardara, mi padre me vió y me abrazó parecía feliz, nos llamó a mi madre y a mi en el comedor para celebrar y hasta hizo que los sirvientes tuvieran dos días de descanso y una cena expectacular.

-"Vaya cariño ¿A qué se debe tanta felicidad?"
-"No lo vas a creer mi amor, el emperador es sabio, por fin aceptó mi petición al mantenernos neutrales, ya por fin me dijo que si no me uno a el en este proyecto, entonces debo proteger la frontera así para que no haya conflictos y poder incluso comercializar con los demás reinos, así habrá más productos y beneficios para el reino de Ashet"

Mi padre parecía aliviado de que ya no estuviéramos en peligro pero a mí no se me quitaba esa sensación de que algo no estaba del todo bien, era demasiado bueno para que cambiara después de tanto, pero mejor me preparo para cualquier otra cosa...

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Una vida que no deseé....Donde viven las historias. Descúbrelo ahora