╚ Porque ya tienes a alguien que en casa te espera
Ella sí tiene todo lo que yo quisiera
A mí no me importaba que todos supieran
Solo me importó que tú no me entendieras ╗
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• Contiene escenas +18
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¿Tenés algo para hacer hoy a la noche?- pregunta Lionel mientras Gala estaba apoyada con su cabeza en sus piernas.
Habían aprovechado el sabado para relajarse, estuvieron a full toda la semana y se merecían un poco de descanso.
No, para nada.- dice mirándolo a los ojos.- Tal vez empiece el libro que compré.
Roma y Pablo nos invitaron a comer a la casa.- corre el pelo de su cara para poder verla bien.- En realidad los invité yo, pero Damiano está con fiebre, asi que me dijo que vayamos para allá.
Dale vamos, no tengo drama.- responde parándose, yendo hacia la habitación de Lionel para cambiarse de ropa.
Lionel la siguió tiempo después, quedandose en la puerta de la habitación viendo como se arreglaba. Podía mirarla por horas sin cansarse.
Se acercó lentamente por detrás para proporcionarle besos en sus hombros descubiertos, sin importarle que la estaba interrumpiendo en su intento de maquillarse. Siguió por su cuello hasta que la mano de Gala lo frenó.
Si empezas ahora, no llegamos más a lo de Roma.- dice dandose vuelta entre risas, teniendola ahora de frente.
Pablo va a entender, era igual con Roma. Vos no los conociste en esa época.- le da un corto beso en los labios.- Sabes la cantidad de veces que me canceló él a mi porque le surgió un "inconveniente"...
Callate dale, quiero ir a ver a Damiano.- lo aparta entre risas.- Hace mucho no lo vemos.
Se aparta un poco de ella para poderse cambiar, sin vergüenza alguna.
Ambos se dirigieron a la casa de sus amigos, donde los estaban esperando con la cena ya lista y un pequeño Damiano dando vueltas por ahí, visiblemente mejor de lo que había estado anteriormente. En cuanto se percató que Gala y Lionel habían llegado, se abalanzo hacia ellos, logrando que Lionel le haga upa para saludarlo, solo para acto seguido pedir que Gala lo tenga en brazos.
No quiso jugar, comer o hacer nada que no sea con Gala o en brazos de Gala pero a ella no le molestó en lo más minimo.
Luego de terminar la comida, mientras que los hombre se encargaban de levantar la mesa y Roma pedia el helado, Gala estaba intentando hacer dormir a Damiano que ya estaba cansado y con los ojos entrecerrados.
No pasó desapercibido para Lionel, de vez en cuando la miraba de reojo para ver lo que hacía y la situación en general le daba ternura. Ahora era Pablo quien lo miraba a su amigo intentando no reirse.
A ver cuando le traes un sobrinito a Damiano que esta cansado de ser el único chiquito.- dice empujandolo un poco.- Samuel ya tiene hijos y está grande, y vos no te haces mucho más joven con cada día que pasa.
No hay tiempo Pablo, esas cosas se planean y no es una conversación que hayamos tenido con mucha profundidad.- le comenta.- Ambos nos cuidamos y lo hablamos en su momento pero no se volvió a tocar el tema, ella es joven y no se si esto es algo que ella quisiera.
Después de cuatro pibes, ¿Vos te pensas que el quinto fue planeado Gringo?- dice entre risas.- A veces las cosas hay que dejarlas fluir, otras veces hay que hablarlo, fijate que es lo que mejor te parezca a vos.
Che Pablo.- Gala llama la atención de los dos hombres.- Damiano se durmió, ¿lo llevo a su cama?
Si por favor Gala.- le responde Pablo.- Anda a acompañarla Lio asi la ayudas.
El mayor de los hombres sabía que lo hacia para joderlo a él, pero no le molestaba en lo más mínimo. Roma, que seguía en el teléfono pidiendo los gustos de helado, miraba la situación con una sonrisa sin entender del todo que estaba pasando.
Ambos subieron la escalera, la joven con el pequeño en brazos y el entrenador detrás de ella asegurandose que no se caiga. Le abrió la puerta de la habitación de Damiano y ambos se quedaron allí un rato hasta que el infate dejo de moverse y se dirigieron hacia la planta baja.
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Copa va, copa viene... lo que empezó como un postre terminó descorchando dos botellas de vino tinto. Ya adentrandose en las altas horas de la madrugada, las dos parejas seguían en la sala de estar riendose y contando anécdotas.
Te lo juro Gala, cada vez que este la veía a lo lejos, le teníamos que cerrar la boca con Samuel porque sino le entraban moscas.- dice Lionel recordando los momentos en cuando Roma y Pablo recien se estaban conociendo.
Peor era cuando se enojaba cuando estaba mucho tiempo con los chicos, era insufrible.- recordó Roma, haciendo reir al resto menos a Pablo, quien al día de hoy seguía totalmente seguro de que era una reacción totalmente razonable.
Gringo vos no te rias que sos peor que yo.- lo apunta Aimar.- Casi nos separamos con Roma por las pelotudeces que hacías cuando a penas se estaban conociendo.- le recuerda, aunque era una exageracion y lo sabían.
Gala, ¿nunca estuviste con ninguno de los chicos?- pregunta Roma quien jamás hubiera hecho esa pregunta frente a los hombres si estaba dentro de sus cabales.
Jamás jamás.- se rie respondiendo, sintiendo como Lionel deja de estar tan tenso.- El auto control que tengo es terrible, porque si no fuera porque era yo la que los cortaba menos 10...
¿Como?- pregunta Pablo.- Y recien me estoy enterando.
Y si son unos atrevidos esos, uno peor que el otro y les importa muy poco sus esposas o novias.- retruca Lionel.- Es increible lo gato que son.
Lio, en nuestra época era igual, con la diferencia de que todo era más discreto.- le recuerda.
Eran terribles.- comienza a hacer memoria con compañeros de selección y de club y realmente Pablo tenía razón.
Bueno "eran terribles" dice.- Roma finje estar ofendida.- Como si ustedes no hubieran sido jugadores de fútbol, incluyanse porque no se salvan ustedes.
¿A vos te queda alguna duda?- le pregunta Gala a su amiga, sabiendo que ellos escuchaban con claridad.- ¿Vos te pensas que estos dos no eran terribles también? Diria que eran los peores...
No digan boludeces ustedes dos.- se excusa Lionel.- No saben nada.
Voy a llamar a mi amigo Román y le voy a preguntar a ver que dice de ustedes dos.- dice Roma levantando su celular, era obvio que no lo iba a llamar y menos a esas horas de la noche.
Asustado como si se le fuera el alma del cuerpo, Pablo la para.- No, a Román no, por favor.
En ese momento ambas mujeres soltaron una carcajada terrible, no iban a negar que no se imaginaban que ambos eran terribles gatos de joven. Pero mientras las sigan tratando como lo hacian hasta ahora, el pasado no importaba.
De vez en cuando necesitaban estos momentos cuando sabían que se venía una fecha importante. Amigos son los que recargan la energía de uno sin importar que este pasando, y ambos estaban agradecidos de tener a Pablo y a Roma de amigos.
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Un capítulo un poco de relleno pero me parece muy tiernis la relación de ellos con el pequeño Damiano y lo gatos que habrán sido Lionel y Pablo de jovenes.
