Los días transcurren con una sensación constante de tensión en la residencia universitaria. Las noticias de la investigación sobre la desaparición de Bruce se esparcen como un reguero de pólvora, y cada mirada furtiva y susurro elevan la ansiedad en el aire. Hasta ahora, Massimo ha logrado mantener a raya a la policía, pero la sensación de que el cerco se estrecha es ineludible.
Una mañana, la rutina asidua se ve interrumpida bruscamente. El sonido agudo de sirenas de patrullas rompe la tranquilidad del campus, y las luces parpadeantes anuncian la llegada de la policía. Estudiantes se asoman por las ventanas y corren de un lado a otro, murmullos de preocupación llenan el aire.
Me encuentro en mi habitación, con el corazón latiendo con fuerza mientras observo desde la ventana. La policía, con sus uniformes imponentes, se despliega alrededor de la residencia. Los estudiantes son reunidos en el área común, y una inquietud palpable se apodera del lugar.
Poco después, los oficiales ingresan a la residencia, haciendo preguntas y revisando habitación por habitación una vez más lo cual me hace sospechar que se están acercando a alguna hipótesis. El bullicio se mezcla con la ansiedad, y puedo sentir la mirada escudriñadora de los agentes mientras avanzan por los pasillos.
La rutina diaria se desmorona ante la presión de la investigación. Las clases son interrumpidas, y la normalidad se ve eclipsada por la presencia constante de la ley. Las amistades se vuelven tensas, y el miedo se instala en cada rincón de la residencia.
Las entrevistas son llevadas a cabo con intensidad, y cada estudiante es interrogado sobre su conocimiento de Bruce y sus actividades recientes. La policía revisa cada rincón en busca de evidencia que pueda arrojar luz sobre su desaparición.
Lo que al principio no había alarmado a nadie ahora ha encendido todos los letreros de advertencia y con las chicas llegamos a la conclusión de que tanto Bruce como sus amigos vienen de familias de ricos.
Según Nina, Bruce era hijo de un poderoso funcionario de la Corte lo cual puede que me ponga cara a cara con el peligro más letal para mis amigas, mi familia, nuestro futuro y sobre mi vida misma.
Me esfuerzo por mantener la calma y actuar con normalidad, pero la presión es abrumadora. Cada paso, cada palabra, es observada y registrada. La sombra de la sospecha se cierne más cerca, y siento que cada día que pasa nos acerca un poco más al precipicio de la verdad.
En este escenario incierto, la vida universitaria se transforma en un campo de batalla donde la lucha por la inocencia se vuelve más desafiante con cada movimiento de la policía.
La normalidad aparente se quiebra cuando el plan de Massimo se pone en marcha de una manera inesperada. Un alumno, visiblemente afectado y con la mirada perdida, se presenta ante las autoridades universitarias y confiesa ser el responsable de la desaparición de Bruce. Sus palabras desatan un torbellino de conmoción en el campus, y la noticia se propaga como un incendio.
El estupor se apodera de mis amigas y de mí y la incredulidad se refleja en los rostros de los estudiantes. La noticia de que Bruce está muerto, y que alguien se ha atribuido la culpa, desata una serie de emociones y preguntas sin respuesta.
En medio de este caos, mi teléfono vibra con insistencia. Es la llamada de mi padre. Con manos temblorosas, contesto:
—Catalina, ¿qué demonios está pasando allí? —exclama mi padre con un tono de voz que revela su ira contenida.
Intento explicar la situación, pero él me corta de inmediato.
—¿Se te terminó ya el juego?
El horror se apodera de mí y caigo en la cuenta de que él lo sabe ahora a todo no precisamente porque mi hermana haya tenido que explicarle algo o Massimo.
Él lo sabe.
Porque él mismo es quien lo ha ocasionado.
—Necesito que vuelvas a Italia de inmediato, Catalina. Esto es inaceptable. La familia no puede estar asociada con escándalos como este. Tengo el asunto controlado, pero sabes que si las cosas se van de juicio no será factible contenerlo por mucho.
Las palabras de mi padre resuenan como un ultimátum. La realidad de mi situación se vuelve más clara: aunque el plan de Massimo haya evitado el arresto, la verdad está saliendo a la luz de una manera que amenaza con arrastrarme de nuevo a Italia.
En medio de la conmoción en la universidad y la presión de mi familia, me enfrento a una encrucijada. La decisión de regresar a Italia y enfrentar las consecuencias o permanecer y lidiar con las ramificaciones de mis acciones se presenta como un dilema imposible.
—Cata—insiste él al otro lado y es la voz que pone cuando habla con autoridad, como un Capo Mafia que es y me hiere que la use para referirse a mí—. Catalina: se te terminó el juego. Regresa con tus amigas a Italia. Te enviaré las instrucciones de un vuelo. Desaparece absolutamente todo y me encargaré del resto. Déjalo de una puta vez y haz lo que te digo.
Me corta.
Me tiritan las manos.
No hay más opciones, estoy completamente entregada y esto se acaba aquí. El juego del escape de las chicas buenas para tratar de hacerse de su propia historia, no ha tenido su final feliz.
Debemos deshacernos de las drogas que robamos, terminar nuestros vínculos con los amigos que iniciamos en América y huir a Italia de regreso asumiendo las consecuencias de nuestros castigos respondiendo a las reglas de la familia...
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GOOD GIRLS
Teen FictionCuatro chicas universitarias fingen ser de clase alta para filtrarse entre chicos ricos y hacerse de una fortuna, hasta que algo no sale como esperaban... Crueles, sanguinarias, seductoras, bienvenidxs a esta historia llena de mariposas, tantas que...