15. Sangre por sangre, bebé

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El grito de Claridad nos advierte para ir en su auxilio.

En cuanto llegamos al tumulto de gente donde ella está gritando, descubrimos con Jude que hay un chico delante de ella con otro que les está separando.

–Tranquilo, hermano. La chica no te está haciendo nada.

–Me acaba de sacar mi portacigarrillos. Está lleno de pastillas, que me las devuelva, eso me ha costado mucho.

No está del todo lúcido, pero Claridad se abraza los codos y finge mostrarse sumamente vulnerable.

Rayos, estamos quedando totalmente expuestas.

–Amiga–camino hasta ella, dejando a Jude un poco atrás–. ¿Estás bien? ¿Tienes algo? ¿Te tocó?

–No, pero quiso hacerlo, me quiso meter las manos en el sostén.

–¡Porque se lo metió ahí!

–Tranquila, todo estará bien–le contesta Paz, apareciendo desde atrás y la abraza también a Claridad.

De esta manera me cubre cuando le saco el portacigarrillos desde dentro del sostén y nuestra otra amiga se lo mete entre los senos.

–Vámonos a otro lado, mejor. ¿Sí?

–Amiga, un momento.

Es una chica quien se adelante y la detiene a Claridad.

Las dos nos volvemos a ella mientras Paz interactúa disimuladamente con Nina y Nina se aparta a un costado.

–¿Qué sucede?

La chica tiene trenzas largas plateadas en todo el cabello.

No me gusta su actitud, de hecho me siento lista para saltar a arañarle las extensiones si se pone mala.

Por suerte hemos consumido y cuando consumes, el efecto en la mayoría de la gente suele ser de amor al menos con la pasti.

Si ese idiota tiene un portacigarros con pastis y no está drogado, es porque finge estarlo al bailar para poder vender a los que sí vienen a disfrutar.

Y nosotras venimos a robar, lo sé, pero no me jodemos la fiesta a nadie porque ellos no se dan cuenta sino hasta que todo termina y regresan a casa. Fácilmente podrían haber perdido sus recursos.

–Nuestro amigo dice que la chica le ha sacado su portacigarrillos y se lo metió entre los senos–señala otro del grupo.

Mierda.

Ninguno de los tres ha consumido nada esta noche, estoy segura de que andan limpios por completo y están lo suficientemente lúcidos como para darse cuenta de todo absolutamente. De nuestra verdad.

Solo un traidor puede oler a otro traidor.

Dos amigos de Jude también se aparecen y cambian palabras.

La de las trenzas se adelante y se clava delante de las tres.

–Muestras las tetas, linda.

–¿Qué?–suelta ella–. Ni hablar, ¿por qué no las muestras tú?

–No tengo problema.

Se toma del top que lleva puesto y se lo levanta, evidenciando que no lleva sostén. Sus pezones son oscuros y hay un tatuaje de mandala que se extiende debajo de sus pecho hasta recorrer ambos senos.

Una parte de mí se pone celosa de que esté viéndola Jude ahora mismo.

–Te toca–añade, mirando a Caridad.

GOOD GIRLSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora