—Disculpe, señorita. Tenemos unas preguntas para hacerle.
—Oficial, ¿qué puedo hacer por ustedes?
Si algo aprendí de mi familia es lo siguiente: no es que la policía no está de lado de los buenos sino que jamás obran en nombre de los justos.
¿Pueden ser malos los justos y buenos los injustos? Todo depende a quién tildes de un lado y del otro. Como sea, este hombre no tiene ni idea con quién está hablando, pero me esfuerzo por sacar mi versión más encantadora y angelical. No lo hago a propósito, no soy buena mintiendo, realmente me siento pequeña ante los oficiales y el encargo del edificio quien están frente a mí mientras tengo la puerta apenas entreabierta.
—¿Sucedió algo, oficial?
—¿Ha visto a este chico?
Me enseña una foto en su móvil y detecto que es exactamente el tipo moribundo que está bajo la cama.
Veo su cara y siento asco.
Claro que lo he visto.
La última vez que le vi a la cara, la tenía llena de sangre y estaba siendo arrastrado debajo de mi colchón.
También recuerdo cuando llegamos a este lugar y se cruzó con Paz, mi amiga. Junto a sus amigotes intentaron acorralarla, pero ella no accedió. Más allá de cuál sea su orientación sexual, simplemente no quería prestar atención a ese idiota. ¿Cómo se llamaba?
—No tengo idea de quién es, oficial—le digo con la voz raspando en mi garganta.
—Su nombre es Bruce Hamilton y es parte del alumnado de la Universidad de Connecticut al igual que el alumnado que se aloja en esta residencia.
Entorno los ojos y traigo un nuevo recuerdo a mi cabeza.
Una fiesta. Anoche.
El tal Bruce intentando drogar a Paz. Ella no tiene idea de los riesgos que pueden suceder si aceptas una pastilla y agua de alguien más con tal de "divertirte". Muchas ya habíamos consumido algo, pero no era lo que él le estaba dando a Paz.
Fue Nina quien vio la escena a tiempo, se acercó a ellos y detuvo a Bruce. Fui tras ella al notar la situación, al poco tiempo llegó Caridad del baño. Claramente no somos de las chicas que van en ejército a los baños públicos.
"¿Qué te crees que le estás dando?" saltó Nina.
"Lo mismo que están tomando ustedes".
Ella observó la pastilla de éxtasis, luego le quitó la botella de la mano y tras un manotazo, consiguió arrojar la pasti al suelo.
"Acabas de tirar veinte jodidos dólares."
"Dudo que el dinero sea un problema para ti. ¿Qué le pusiste al agua?"
"Amigo, ¿todo bien por acá?" Uno de los amigotes del tal Bruce se acercó con sus gafas oscuras, observando la situación, pero dudo que su mandíbula desencajada y las pupilas súbitamente desorbitadas le permitan distinguir con precisión lo que teníamos todos frente a nuestro campo visual.
También nosotras habíamos tomado, así que estábamos un poco de buenas. Imagínate si Nina, tras consumir se pone como una fiera al ver a una de nosotras en peligro, cómo sería si no tomase nada en absoluto.
"Todo bien, solo estaba invitando a nuestra amiga."
"Júrame que esta puta botella no tiene burundanga" le dijo Nina al imbécil.
"No sé de qué me hablas" le dijo con una sonrisa en el rostro.
"Dale un trago tú a este agua."
"Amigo, ya vale, sigamos con la fiesta".
Nina tiene el cabello rapado y aretes grandes que son muy vistosos en sus outfits que le dejan el cuello al descubierto. Se sacudían los aretes producto de los temblores y la furia a medida que le hablaba a Bruce.
"Dale un trago, maldita sea."
"Amigo, ya. Vámonos."
Bruce le quitó la botella a Nina y se la llevó.
"No tengo por qué hacerte caso a lo que tú me digas, lesbiana de mierda."
El mundo entero se nos quebró a todas al escucharle.
Yo misma me adelanté, lista para hacerle conocer las estrellas al imbécil, Caridad también, Paz quedó detrás, acobardada y posiblemente en shock.
"No" nos dijo Nina. "Dejemos que se vayan."
"¡¿Estás de broma?! ¡Ese imbécil no merece vivir ni podemos dejarle ir así nomás!" le digo, pensando no solo en el insulto sino en que, si esa botella tiene burundanga, podría dopar y abusar de cualquier chica como estamos seguras que acababa de intentar con Paz.
"En eso tienes razón, amiga. No merece vivir" sentenció Nina y todas pusimos en acción un hermoso plan.
—Señorita—insiste el oficial—. ¿Le ha visto?
Parpadeo, atolondrada.
—Mmm. No. ¿Por qué lo dice?
—Porque anoche, sábado, fue visto por última vez en una vista y por la mañana no apareció. Lleva más de doce horas sin señal alguna y sus amigos alertaron a la policía.
—Rayos, ¿seguirá de fiesta?
—Sus amigos creen que se bebió una botella con burundanga que le dieron otros. Anduvo circulando en una fiesta donde estuvieron varias personas del campus.
"Que le dieron otros".
Una parte de mí quiere sonreír.
—Si me entero de algo, le avisaré.
—No está sola, ¿verdad?
—¿Perdón?
—Escuchamos a otras chicas en su cuarto.
—Pijamada, ¿por qué?
—Podríamos entrar para preguntarles si están dispuestas a reconocer al chico.
—¿Cómo se atreven a querer meterse en el cuarto de cuatro chicas usando su legítima autoridad para ello?
—Yo solo sugería...
—Déjeme sugerirle que se retire ahora si no quiere que haga público esta actitud que están intentando.
—¿Podría al menos preguntarles?
—Veo que es un screenshot de instagram. Lo buscaré, pensaremos y si alguna sabe algo, no dude en que le informaremos, pero a la próxima vez que use su estatuto en las fuerzas para querer meterse en el cuarto de cuatro chicas que solo comen pizza y ven una película...
—Está bien, ya nos vamos—interviene el encargado de turno del campus—. Lamentamos haberle molestado, señorita. Que tenga buena noche y, por cierto, bienvenidas usted y sus amigas a la Universidad de Connecticut.
Imposto una sonrisa, les doy las buenas noches y me vuelvo para cerrarles la puerta en la cara y encontrarme con el gesto aterrado de mis chicas.
—Tenemos que deshacernos del imbécil de Bruce ahora—les digo, lo suficientemente bajo para que afuera no puedan escucharme.
—Se nos va a enfriar la pizza—contesta Nina, dándole un mordisco a su porción.
—Y la película...—añade Paz.
—Chicas, lamento interrumpir los planes, pero en cuanto estemos seguras de que la policía se haya marchado, debemos deshacernos del hijo de perra que está bajo la cama.
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GOOD GIRLS
Fiksi RemajaCuatro chicas universitarias fingen ser de clase alta para filtrarse entre chicos ricos y hacerse de una fortuna, hasta que algo no sale como esperaban... Crueles, sanguinarias, seductoras, bienvenidxs a esta historia llena de mariposas, tantas que...