Capitulo 5: No es tan salvaje como parece

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Addison:

- ¿Qué tal esa instalación? -me pregunta Derek cuando llego ahí.

-Pues yo quería darme un baño relajante, pero casi muero congelada - hago un puchero.

El y su acompañante, sueltan una pequeña risa, ante mi gesto -sí, una disculpa, se me olvido decirte que solo tenemos agua caliente, por unas horas en la mañana y tenemos que cuidarla, porque tiene que alcanzar para todos.

-Genial - digo yo con desagrado -entonces nada de baños relajantes por el momento.

El niega divertido, y yo observo a la rubia a su lado, que sigue con su expresión seria y rueda los ojos un poco enfadada por nuestra conversación.

-Hay dios mío - dice ella con ironía -creo que mejor me voy a trabajar.

La vemos alejarse, yo me siento un poco molesta por sus desplantes, pero, aun así, la observo, mientras camina hacia un grupo de niños que la reciben gustosos y la abrazan de forma efusiva, incluyendo a Ellie, la niña que estaba con ella en la camioneta.

-Te presento a mi esposa - me dice Derek, sacándome de mis pensamientos, despego la vista de la rubia y dirijo mi vista la chica enfrente de mí.

-Mucho gusto - me dice ella - Arizona Robbins.

-Addison Montgomery -le doy una sonrisa y le extiendo la mano, la cual ella estrecha de forma amable.

Mientras ellos me siguen hablando, yo me desconecto de la conversación, mientras observo como la rubia, a lo lejos, esta alegre, explicándole algo a los niños, haciéndolos reír, no se parece nada a la chica malhumorada que me fue a recoger hace algunas horas al pueblo, también observo como cuida de Ellie...- ¿será su hija? -me pregunto, eso quiere decir que tiene pareja, por una extraña razón siento algo raro al imaginar que ella tenga a alguien a su lado, aunque no creo, porque si fuera así, no tuviera ese carácter capaz de congelar hasta al sol.

La observé como sonreía, se veía hermosa y por alguna extraña razón, sentí como mi corazón palpitaba un poco rápido, sintiendo una sensación extraña, no sé qué me pasa.

Sacudí un poco mi cabeza y comencé a ponerle atención al pelinegro y a la rubia que tenía enfrente de mí.

- ¿Un poco extraña, cierto? -me dice ella y yo la veo confusa.

- ¿Quién?

-Mer - me señala a donde se encontraba la rubia -te resulta un poco extraña.

-Sí, la verdad sí.

-Me lo imagine - me dice ella - pero no es tan grosera como parece.

Yo le doy una sonrisa y vuelvo a clavar mis ojos en la otra rubia, que estaba rodeada de los niños, mientras les leía un cuento y ellos parecían atentos y entretenidos, observando los gestos y voces que ella hacía, parecía adorable.

En un momento de distracción, ella levanto su vista y nuestras miradas chocaron, por una milésima de segundo sentí que todo lo que pasaba a mi alrededor se congelaba y al final solo estábamos ella y yo, ella me sostenía la mirada de forma desafiante y yo no quería apartar la mía, hasta que un pequeño le hablo y desvió su mirada hacia el niño, y yo solté el aire que tenía retenido y volví mi mirada hacia mis acompañantes, y de forma curiosa pregunte, algo que me paso por la mente mientras la observaba a ella.

- ¿Cuál es su labor aquí? -pregunte con curiosidad.

- ¿Quién?, ¿la de Mer? -me pregunto Derek un poco confuso y yo asentí -bueno, prácticamente hace de todo.

- ¿Es profesora?

-No, de hecho, ella es psicóloga, lo que la trajo hasta aquí, bueno nos trajo, pero a pesar de no ser maestra, trata de enseñarle a estos niños lo más que puede, no solo les da clases, si no también les enseña a pintar, les cuenta cuentos y les enseña un poco de lo que ella estudio, como a conocer y controlar sus emociones, aunque ella no lo aplique muy a menudo con ella misma - el suelta una risa graciosa y yo le doy una sonrisa de lado -esos pequeños la adoran y para ella son lo más importante en su vida.

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