D I E C I S É I S

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Emily


Respiro profundamente, tratando de recuperar aire. Miro a ambos lados, unos están en el suelo, y otros intentando hacer daño a la enorme bestia. Me gustaría decir que hoy es el día en el que hemos acabado con ella, pero por ahora, no veo el final de esto. Necesitamos encontrar un punto débil, es la única manera de hacer que desaparezca.

— ¡Scott! —hago señas para que me mire, es imposible que llegue a escucharme—. ¡Scott! —Muevo las manos hasta que consigue verme—. ¡El ojo rojo! —grito nuevamente con la esperanza de que por lo menos me lea los labios, pero por su expresión parece que no logra entenderme.

Vuelvo a gritarle pero esta vez le señalo la parte en la que la bestia tiene el ojo, él la mira y de nuevo a mí, entonces asiente. Scott le hace la misma seña al resto algo que todos parecen entender, y comienzan a atacar. Cuando lo tienen rodeado, es cuando Scott me da la señal.

Corro todo lo que puedo hasta saltar a su lomo, me agarro de los cuernos, por suerte soy lo suficientemente fuerte como para no caerme y cuando llega el momento, introduzco mis garras en el interior del ojo, lo hago una y otra vez para asegurarme de que no dará más problemas. Finalmente acabo en el suelo, pero voy recuperando el oído por momentos, lo cual es una señal de que ha funcionado.

— ¡Parece que ya no se cura tan rápido! —grita Malia mientras se levanta del suelo.

—Es el momento —dice el alpha.

—Chicos, mirad esas vigas —Liam señala a unas vigas de hierro que están en el aire siendo sujetadas por unas cuerdas— Podemos atraerlo hasta que se ponga debajo y dejarlas caer encima suya.

—Es buena idea —termina por decir Scott—. Emily, ponte debajo de las vigas y llama su atención. Liam y yo cortaremos las cuerdas. Los demás, rodeadla hasta que caigan las vigas.

Todos nos ponemos de acuerdo ante el plan y rápidamente nos posicionamos. Miro hacia arriba donde se encuentran las vigas tambaleándose con el aire que sopla y justo encima a mi hermano junto con Scott, que comienzan a cortar las cuerdas.

Miro al frente y me encuentro con la bestia a lo lejos. Necesito que se centre en mí y venga hacia aquí. No se me ocurre otra forma de llamar su atención que silbando. Posiciono mis dedos en mi boca y soplo lo más fuerte que puedo dejando sonar un sonido estridente y que parece llegar a los oídos de la demonibestia. Esta comienza a moverse hacia mí. Por un momento me alegro de haber podido llamar su atención, pero algo se despierta en mí al verla.

Un pasillo oscuro, no hay absolutamente nadie. Oigo ruidos, pero no sé de donde vienen. Tengo miedo, no me gusta el lugar y no logro encontrar a nadie. Entonces escucho algo más fuerte, justo detrás de mí. Suplico a quien me escuche, que no sea nada grave, que sea un perro u otro animal. Me giro sobre mí misma lentamente y en ese momento es cuando la veo, una enorme bestia. No puedo moverme, no puedo gritar, quizás he entrado en un estado de shock ante semejante criatura. Solo puedo pedir auxilio.

Liam.

Eso es lo que finalmente digo, pero no en un grito, porque simplemente no puedo. Y es cuando la bestia alza el brazo y lo lanza contra mí brutalmente. Todo se vuelve negro, el vacío absoluto y puedo asegurar que no es nada agradable.

— ¡Emily! —grita Liam desde arriba, las vigas están a punto de caer y las tengo justo encima.

No puedo moverme, es como aquella vez. Apenas puedo respirar, ni hablar, solo miro como la demonibestia viene hacia mí y se supone que es el momento en el que tengo que correr, pero no puedo.

TEEN WOLF: FURIA | I ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora