TEEN WOLF: FURIA | I ✔

D I E C I N U E V E

Emily

Está anocheciendo cuando salimos Lydia, Kira y yo a ayudar a Malia a conducir, cuanto más practique, mejor será para ella porque al parecer le está costando demasiado.

— ¿Preparada Malia? —pregunta Kira una vez nos subimos.

—Eso creo —dice ésta.

—No te preocupes cariño, estás en buenas manos —asegura Lydia que es su copiloto.

—Bien —termino por decir—. Manos en el volante a las diez y a las dos.

—En realidad la posición recomendada es a las nueve y a las tres —asegura la pelirroja—. A las diez y a las dos, si salta el airbag, te podría romper los pulgares.

—Se me curarían —responde Malia.

—Guarda tus fuerzas e intenta no destrozar tu bonito coche nuevo. A las nueve y a las tres.

Malia arranca y todas nos ponemos el cinturón. Ella está nerviosa y un poco preocupada, me gustaría saber qué es lo que le preocupa a la hora de conducir.

—Muy bien —comienza a decir Kira—. Con suavidad —la conductora avanza lentamente—. ¡Sí, ahí lo tienes!

—Cállate —salta Malia muy fija en la carretera.

—De acuerdo, ya me callo.

Iba conduciendo bien hasta que empieza a irse hacia un lado de la carretera.

—Ehm... Hacia el otro lado —me apresuro a decir, sin embargo no lo hace—. Malia, hacia el otro lado. ¡Nos estamos saliendo de la carretera!

—Malia por favor, gira a la derecha —vuelve a hablar Kira.

El coche comienza a hacer sonar un pitido, en la pantalla salía claramente la alerta por objeto aproximándose.

— ¿Qué es eso? ¿Qué está pitando? —pregunta Malia.

—Está diciéndote que no vayas contra el árbol. ¡Gira el volante, Malia! —responde nerviosa Lydia al ver que casi chocamos.

Malia finalmente es capaz de girar y de hacernos volver a la carretera.

—Bien, trata de mantenerte en la carretera —concluyo.

Seguimos bien, y Malia manteniéndose en la carretera pero se ha tomado al pie de la letra lo de ir con suavidad, cualquiera podría adelantarnos corriendo.

—A lo mejor podrías acelerar un poquito más —sugiere Lydia.

Malia acelera bastante, tanto que tenemos que agarrarnos de algo. Lydia le empieza a decir por donde girar y que podríamos ir al instituto a practicar el aparcamiento. Pero entonces me doy cuenta de que por donde ha estado indicando, no se va al instituto.

—Lydia, estamos yendo al centro —informo.

— ¿Qué?

—Si queremos ir al insti, deberíamos cambiar de sentido.

—No —responde ella en un tono diferente lo cual llama mi atención y la de todas—. Sigue.

— ¿Seguro? —pregunta Malia.

—Sí —vuelve a decir Lydia con la mirada perdida—. Casi hemos llegado.

Finalmente llegamos al destino, resultaba ser una carretera que iba a adentrarse a un túnel, pero en mitad de ella había una furgoneta. Parecía ser de la policía, donde suelen llevar a los presos más peligrosos. Bajamos del coche las cuatro y nos acercamos. Para nuestra sorpresa, vemos varios cadáveres por la zona, no dejo de oler a sangre y bastante fuerte. Uno de los cuerpos comienza a levantar una mano manchada completamente de sangre.