T R E C E

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Emily


Si me parecía una locura que yo, de la noche a la mañana dejara de ser una simple humana adolescente para ser una mujer loba dentro de un mundo sobrenatural, más me lo parece que el chico con el que iba a tener una cita también lo sea.

Todos se dispersaron del Jeep en cuanto llega el momento de entrar a clases.

Es increíble cómo ha cambiado el día. Antes no dejaba de pensar en que podría transformarme y hacer daño a todo el mundo, además de sentirme fatal por no avisar a Theo de que no asistiría. Y ahora en que todo lo que me rodea es más sobrenatural de lo que pensaba.

Cuando comienza la hora libre, comienzo a buscar a Theo por todas partes, nuestra conversación es totalmente distinta a como lo era esta mañana, hay que hablar de cosas más serias y centrarnos en lo que importa. Dado que no lo he visto desde la hora de comer y que podría estar en cualquier parte, opto por preguntar a alguien de su clase. Un chico moreno que se encuentra junto a su taquilla me parece buena opción ya que lo he visto hablar con él en varias ocasiones. Me acerco a él y tras saludarle no dudo en preguntarle, al principio duda pero luego me asegura de que se encuentra en el gimnasio.

Camino con rapidez hasta el lugar, pensando las preguntas que quiero hacerle de la forma más indicada posible.

Entro en el gimnasio cerrando la puerta detrás de mí y al girarme, lo veo levantando unas pesas que parecen de las más pesadas y sin camiseta.

Al darse cuenta de quien había entrado, se levanta de la máquina y coge una toalla para quitarse un poco de sudor. Observo cada paso que da, lo cierto es que el hecho de que esté sin camiseta, me ha dejado sin aire.

—No me lo dijiste —digo sin pensar demasiado lo que digo, él ha vuelto a coger otra pesa aún más pesada que la anterior—. Que eras un...

—No es algo que vaya a decirle a alguien que se supone que es humano —suelta la pesa tras levantarla unas cuantas veces, y levanta la vista para mirarme a los ojos—. Sobre todo, si es la persona que me gusta.

Mi corazón da un vuelco, hacía mucho que no me sentía así y lo peor es que seguro que sabe cómo me siento, por los latidos de mi corazón.

—¿Yo te gusto? —me atrevo a cuestionar.

—¿No es obvio?

—A-aun no sé eso de conocer qué siente alguien.

—Tampoco es necesario usarlo para darse cuenta. Yo sé que te gusto y no he tenido que comprobarlo.

—¿Y cómo lo sabes?

—Porque he visto cómo eres con los demás, pero conmigo a veces te trabas hablando y te pones nerviosa apretando los labios, como ahora —al darme cuenta de la tensión que tenía puesta en ellos, los relajo al instante y él los mira como si quisiera devorarlos, produciéndome mucho más que cosquillas en el estómago—. Además... Me pediste una cita y yo quería hacer lo mismo.

Suelto una risa algo nerviosa evitando mirarle a los ojos, qué idiota soy.

—Ya... El viernes fue mi primera luna llena, y hasta ese día no era consciente de en lo que me había convertido. Así que ya sabes por lo que no pude ir a nuestra cita.

—Lo sé —deja las pesas y acude a buscar el agua además de ponerse una camiseta—. Nos iremos este fin de semana y volveremos cuando estés lista.

—No sé si estoy preparada...

—Lo estarás —me sonríe de medio lado—. Dicen que eres más fuerte que el resto.

TEEN WOLF: FURIA | I ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora