TEEN WOLF: FURIA | I ✔

T R E S

Liam

Después de la lucha contra la misteriosa bestia —probablemente la causante de los ruidos de las noches pasadas—, y de la repentina llegada de un chico misterioso al que Scott y Stiles conocían, los chicos se encargan de llevarme a mi casa en el Jeep.

Como ya dije, no me apetecía regresar pues sé que algo parecido a lo que nos acabamos de enfrentar, me espera dentro de mi casa. Llevo sin verla unos meses, desde que se fue de viaje justo al comenzar las vacaciones de verano. No es que seamos unos hermanos ejemplares precisamente. Unos se pelean, otros no se aguantan, y nosotros vamos varios niveles más allá. Mi querida hermana mayor y yo, peleamos por casi todo y si a eso le sumamos que por mi culpa ella ha tenido que dejar a todos sus amigos, podemos imaginarnos a qué nivel se encontrará esta pelea.

Abro con mis llaves la puerta principal de mi casa, con sigilo camino hacia dentro con la esperanza de que nadie me escuche llegar y subir a mi habitación sin cruzarme con nadie. Pero la realidad es dura y nunca me concedería algo así.

— ¡Liam! —Mi madre pasaba por delante de la puerta justo en el momento en el que estaba entrando—. ¡Te estábamos esperando!—se acerca a mí con emoción y me abraza—. Tu hermana ya llegó, está en el salón, salúdala.

—Eh... mañana, estoy cansado. ¡Y empieza el instituto!

—Liam, ve a ver a tu hermana —termina por ordenarme.

—Está bien —digo de mala gana.

Camino hasta el salón y desde la puerta puedo verla sentada en el sofá leyendo una de sus revistas. Con miedo, doy unos cuantos pasos más mientras intento pensar las palabras adecuadas para empezar una conversación sin dar lugar a una pelea. Mis manos no dejan de frotarse entre ellas lo cual es una clara prueba de mi nerviosismo.

—Hola, Emily... ¿Q-qué tal el viaje?

Ella continúa con su rostro ocultado en las páginas de su revista y no parece querer responderme.

—No me vengas con el papel de hermano perfecto que se preocupa por el viaje que ha hecho su hermana, cuando habrás estado la mar de a gusto sin mí.

Responde y a continuación baja la revista. Sigue igual desde la última vez que la vi. Con sus ondulaciones color castaño claro —como el de mi madre—, su piel blanca y sin apenas imperfecciones, y por no hablar de sus ojos azules, quizás sea lo único en que coincidimos.

— ¿Quieres saber de verdad como ha sido el viaje? —Me mira a los ojos, desafiante lo cual me pone la piel de gallina—. Bien, pues cada minuto que pasaba me acordaba tanto de mis amigos y de todo lo que he tenido que dejar atrás, que a la vez pensaba en la forma de pagarte con la misma moneda.

Trago saliva y agacho la cabeza a la vez que paso mi mano por mi nuca.

— ¿Te parece suficiente la información? Porque puedo contarte lo que he pensado.

—Emily, ¡lo siento!

Se pone de pie lo cual me pone aún más nervioso.

— ¿De verdad lo sientes, Liam? ¿De verdad piensas que con un "lo siento" me voy a olvidar de cómo nos has destrozado a todos la vida?

— ¡Emily! —grita mi madre entrando en la sala.

Mi respiración aumenta y no es buena señal. Una vez, tras mi primera luna llena, casi me transformo delante de nuestros padres por una pelea. Se posiciona a unos centímetros de mí desafiándome con la mirada y poniendo a prueba mi ira.