Aquella noche recibimos una carta de advertencia por parte de Troy diciendo que en menos de veinticuatro horas atacaría a menos que me entregara voluntariamente. Mi idea era entregarme a Troy para acabar con él cuando no se diera cuenta pero mis padres se opusieron a la idea, entonces Wolfang decretó que todos nos prepararíamos para el ataque de Troy.
Según algunos informes que Wolfang recibió por la mañana, Troy tenía a unas cuarenta personas dispuestas a pelear con el fin de romper el trato que crearía la paz entre vampiros y licántropos. Por suerte para nosotros, Elías llamó a parte de su gente que residía en Moon Lake para que vinieran a ayudarnos a parte de la mayoría de vampiros que residían en las cercanías y apoyaban a mi familia.
Nosotros teníamos ventaja frente a Troy y su grupo de rebeldes en cuanto a personas dispuestas a pelear por la paz, pero aún así no terminaba de fiarme de él. Pese a que estaba en minoría, él tenía el Occidit Lamia, el mata vampiros. No sabía como había dado con el puñal, sólo los vampiros teníamos acceso a la biblioteca negra donde estaban los libros más antiguos de nuestra especie.
–Tiene que haber algún traidor en los vampiros. –le comenté a mi padre, él estaba sentado al lado mía junto a Wolfang.
Nosotros estábamos en el despacho revisando cómo podíamos atacar al grupo minoritario de Troy. Entonces recordé que él poseía la mata vampiros y me extrañó que un licántropo supiera de su existencia, además de dar con su localización.
–¿Por qué piensas eso, hija?
–La Occidit Lamia sólo lo sabíamos nosotros, es algo que sólo los vampiros sabíamos de su existencia. Además que su información y localización estaba restringida para el resto de vampiros, y tan sólo los Vatore teníamos conocimiento de su paradero. –expliqué a los presentes algo preocupada.
–¿Estás insinuando que en vuestra familia hay un traidor? –preguntó Wolfang intercalando miradas entre mi padre y yo.
–En mi familia sólo somos mi padre, mi madre y yo. Y no creo que ninguno haya sido el traidor. Pero sí puede ser que algún otro vampiro inconformista con el tratado de paz haya irrumpido en la mansión Vatore y haya accedido a la biblioteca negra.
–¡Eso es imposible! –exclamó mi padre con rabia en su voz, dando un golpe en la mesa con su puño cerrado. –La biblioteca está protegida con un hechizo ancestral que tu abuelo lanzó. Tan sólo un Vatore puede cruzar.
–Pues alguien lo ha hecho. Y quién sea el culpable, le ha dado la información a Troy para que consiga el Occidit Lamia. –le respondí con voz ronca. Me crucé de brazos al mismo tiempo que pegaba mi espalda al respaldo de la silla y veía a ambos hombres mirarse preocupados.
–Deberemos estar atentos entonces. Y tan sólo nosotros tres saber de los planes de ataque, por precaución.
Aquella noche decidimos descansar temprano por si Troy decidiera atacar al alba. Antes de dormir bebí uno de mis sobres de sangre que mis padres habían conseguido traerme. Me tumbé en la cama mientras observaba el colgante que nunca me quitaba y pensé en Kaira, en si estaría bien y a salvo. Algo que esperaba que sí, confiaba en mis amigos para protegerla.
Tal y como predecimos, Troy se presentó con su séquito pasado el alba. No eran muchos los que los habían acompañado, muchos de ellos nos miraban enfadados y con odio mientras que otros parecían preocupados por la situación.
–Troy. –comenzó a hablar Wolfang mirando a Troy desde la seguridad de la puerta. –No hagas una insensatez. Para con esto.
–¡No! El tratado de paz es un error, nunca permitiré que nuestras especies coexistan en paz.
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Entre Especies
Teen FictionElnora Vatore, hija de los vampiros más fuertes. Su mayor secreto es que no bebe sangre directamente de alguien, sino que bebe en sobres. Un secreto que se llevaría con ella toda la eternidad, o tal vez no... Kaira Grimmwolf, hija de la manada de ho...