Capítulo 3

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Los días siguientes fueron más o menos iguales, Kaira desaparecía de vez en cuando hasta que descubrí que era porque se encontraba con su exnovio. Al parecer se marchaban a fiestas que hacían en un bar licántropo que había a las afueras de la ciudad.

Aquella tarde me encontraba en casa viendo la televisión mientras esperaba la llamada de Ben para la entrevista, al parecer a la dueña le había parecido bien mi contratación y estaba esperando a terminase una reunión con unos socios para poder venir avisarme y que fuera al hotel.

Cambié de canal cuando escuché como la puerta principal se abría, pude identificar el olor de Kaira y el de otra persona que no reconocí, pero sin duda era un chico. Ambos entraron al salón, Kaira me saludó como siempre hacía y el chico me miró con odio.

–¿Por qué la chupasangre tiene que estar aquí?

–Es mi casa también, perro pulgoso. –le respondí sin mirarle, escuchando como su corazón se aceleraba.

–Pero serás...

Vi la intención de querer atacarme por lo que con mi supervelocidad le agarré de cuello de la camisa y comencé a volar hasta llegar al techo de la habitación. Vi a Kaira bastante sorprendida ya que nunca había usado mis poderes hasta ahora.

–Escúchame bien, perro pulgoso. Cuando llegas a casa de alguien ajeno te presentas, al menos por educación. Y es una falta de respeto agredir a la dueña, puede que Kaira te haya permitido la entrada pero también es mi casa. Así que, sino quieres tener problemas con los Vatore, te vas a relajar. ¿Entiendes? –terminé de hablar mostrándole mis colmillos.

Sentí el móvil vibrar y al desbloquearlo vi que Ben me mandó un mensaje para que fuera al hotel. Sonreí y solté al chico haciendo que cayera encima de uno de los sofás para después rodar al suelo, Kaira se acercó a él y yo descendí al suelo para coger mi bolso.

Antes de marcharme me giré para mirar al chico para usar mi poder de control mental y hacer que el chico comenzara a comportarse como una gallina. Kaira comenzó a preguntarle qué le ocurría mientras yo salía de la casa riéndome.

Llegué al hotel en cuestión de minutos sorprendiendo a Ben, quién miraba el reloj en su móvil y me miraba confundido. Con una sonrisa me acerqué a él y nos dimos un abrazo. En el tiempo de espera a la entrevista había hablado y quedado con él en varias ocasiones, puedo decir que somos amigos prácticamente.

–Si que has llegado pronto. Te esperaba más tarde.

–El transporte público a veces es rápido. –contesté y él se quedó pensando hasta que sonrió divertido.

–La señora Dupont está en su despacho, te acompaño.

El interior del hotel era amplio y con varias salas, la recepción estaba al lado de dos ascensores, los cuáles cada uno llevaba a una parte del hotel diferente. Ben me comentó que el hotel tenía pista de tenis, pádel y fútbol, además de piscina, jacuzzi y spa, una sala de masajes y un gimnasio. Tenía un estilo modernista pero con toques clásicos, algo que me gustaba mucho la verdad.

–¡Papá! –llamó detrás de nosotros una voz femenina,

Ambos nos giramos antes de entrar al ascensor y vi como una chica de pelo largo rubio vestida con un vestido con dibujos de flores y sandalias blancas se acercaba corriendo hacia nosotros. Ella saludó a Ben con un beso en la mejilla y un abrazo, y me miró curiosa.

–¿Quién eres?

–Me llamo Elnora Vatore, un placer. –me presenté con una sonrisa.

–Va a ser mi nueva compañera de trabajo. –dijo Ben con orgullo a la vez que se cruzaba de brazos. –Estoy segura de que la señora Dupont la contratará.

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