Capítulo 38

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Tal y como mi madre me había contado, todos en la ciudad salvo Alicia habían olvidado lo que había ocurrido. Después de aquel día, el cuerpo de Baldir fue desechado a una fosa que hicieron y aquellos que lo habían apoyado fueron ejecutados. Fue algo complicado pero todo fue volviendo a la normalidad.

Kaira me comentó que había conseguido trabajo en una empresa de arquitectos, algo que realmente le emocionaba bastante y según me contó, tenía el título desde hacía unos años pero Troy le convenció de que trabajar para los humanos no servía para nada, por lo que desechó la idea de trabajar. Cuando nos contó la noticia todos fuimos a hacer una pequeña fiesta para festejarlo, algo que le encantó y disfrutó mucho.

Ross y Hope finalmente tuvieron la tan ansiada cita. Mi amigo llegó una tarde bastante alterado al no saber qué ponerse de ropa y tuve que ayudarle, así como darle algunos consejos. Aunque tampoco era de mucha ayuda, tuve pocas citas con Kaira después de casarnos por el contrato que hicieron nuestros abuelos. Aunque eso era algo que me gustaría cambiar en un futuro.

Jade se marchó a Lefton junto a Roxlin. Ambos tenían obligaciones allí pero nos prometieron regresar cuanto antes para estar tiempo con nosotros, Roxlin incluso nos contó que tenía pensado abrir una taberna en esta ciudad para los sobrenaturales y le ofreció a Jade trabajar para él como su encargada, algo que le emocionó a nuestra amiga y prometió darle una respuesta en cuanto hablara con Salem. La piedra Votum Lapis fue escondida por Roxlin, así ningún licántropo ni vampiro podría conocer nunca su paradero. Nuestro amigo prometió esconderla en un lugar que nadie buscaría.

Alicia por su parte se recuperó de algunos arañazos y moretones que Baldir le había provocado cuando la atacó. Y ambas habíamos publicado una oferta de trabajo para el hotel, la cuál pasó de boca en boca y en menos de un día recibimos más de cien currículums, algo que nos alegró pero también nos estresó. Las dos nos quedamos a dormir en el hotel, se hizo tan tarde revisando currículums que Alicia propuso pasar la noche en el hotel. Y la verdad, no me arrepiento de haberlo hecho. Pudimos correr por los pasillos en pijama e incluso darnos un baño en el jacuzzi antes de irnos a dormir.

La situación con Troy fue algo extraña. Lo primero que Wolfang quiso hacer nada más verle fue querer atacarle pero para sorpresa de todos, le defendí. Les expliqué lo que había ocurrido mientras estaban bajo la influencia de Baldir y de como hicimos una tregua para detenerle, algo que al haber conseguido, la tregua había finalizado. Wolfang quiso capturarle y hacerle pagar por todo el daño que hizo, algo que Troy estuvo de acuerdo y aceptó el castigo que le impusieran. Además, me avisó que al haber finalizado la tregua, él seguiría intentando separarme de Kaira, algo que enfureció más a Wolfang. Pero lo que él no se percató fue que Troy sonreía a modo de burla, ya que lo que había dicho no era nada más que una broma para provocarle.

Al final, al ser Troy un licántropo y ser parte del Clan Grimmwolf, fueron ellos los que decidieron qué castigo le darían. Wolfang quiso que propusiera algo pero me negué, ya que era algo que ellos debían solucionar aunque fuera la pareja de Kaira.

Wolfang y sus altos cargos se reunieron durante unas horas, y cuando salieron de la casa del los Grimmwolf anunciaron que Troy sería expulsado de la manada y que a partir de ahora debería vivir por su cuenta, eso incluía buscar un nuevo lugar para dormir y conseguir su propia comida. Troy hizo una pequeña reverencia antes de marcharse del lugar sin decir nada más.

Han pasado dos meses desde entonces, y todo parecía haber vuelto a la normalidad a la que estábamos acostumbrados. Estuve pendiente de Troy, ya que él quería intenta recuperar a Kaira de alguna forma, pero para mi sorpresa no hizo ningún movimiento. Algo que realmente me extrañó.

–Entonces, ¿Vas a querer que te envíe más sobres? –me preguntó Micah, con una sonrisa, antes de regresar a la ciudad.

–Creo que me apañaré sin ellos. –le respondí con seguridad. Él alzó las manos con una sonrisa, antes de mirarnos a mi madre y a mí.

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