Capítulo 34

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A la mañana siguiente comenzamos a prepararnos para iniciar el plan. Me vestí con un pantalón vaquero, unas botas negras, una camisa de manga corta de color blanco y una chaqueta negra. Al salir al salón me encontré con el resto, todos ellos vestidos con ropa cómoda. Una vez estuvimos todos listos nos marchamos por caminos separados, esperando ver a Ben y a Troy una vez acabaran de hablar con el alcalde.

–¿Crees que lo consigan? –me preguntó Alicia algo nerviosa. Echó algunas miradas hacia atrás viendo como su padre se alejaba junto a Troy, y luego retomó el camino junto a mí.

–Troy está con él, seguro que lo consiguen.

Ambas caminamos hacia la entrada del bosque que nos llevaría a casa de mi madre, cargué a Alicia en mi espalda y una vez me avisó de que estaba bien sujeta a mí, comencé a correr con gran velocidad escuchando como mi amiga parecía divertirse. Sonreí al ver que al menos alguien dentro de la mala situación en la que estábamos se estaba divirtiendo, al menos durante el trayecto de la ciudad a casa de mi madre.

Cuando estuvimos por los alrededores bajé a Alicia de mi espalda y nos acercamos con cuidado al no saber si habría alguien. No sabía si mi madre había sucumbido al hechizo de Baldir, pero prefería no arriesgarme a comprobarlo. Entramos por la puerta trasera de la casa, dándonos acceso a la cocina y para suerte nuestra, el salón estaba justo al lado.

–Aquí está. –dije mirando la chimenea, la cuál estaba adornada con el emblema de la familia.

–¿Dónde está la entrada? –preguntó Alicia confundida al no entender nada.

–Es por esto que digo que sólo un Vatore puede acceder a la biblioteca. –sonreí viendo a mi amiga, y luego dirigir mi atención al emblema de la familia.

Coloqué mi mano derecha encima del emblema, al principio no sucedió nada hasta que el símbolo comencé a brillar para luego activar un mecanismo. Me alejé un poco y ambas vimos como la chimenea se deslizó a un lado dando paso a un acceso bastante antiguo.

Al entrar vimos como una gran escalera de caracol hecha de piedra descendía hasta que no pudimos ver el fondo debido a la oscuridad que había. Empecé a bajar por la escalera con Alicia a mi lado, cuanto más bajábamos más humedad podíamos sentir, con mis poderes encendí las antorchas que habían en las paredes. Eso ayudó a iluminar el camino y a dar algo de calor. En las paredes se podían ver algunas grietas rompiendo la piedra tras el paso del tiempo, a la vez que moho y algunas telarañas adornaban las paredes en las zonas más oscuras.

No sé cuánto tiempo estuvimos bajando pero se hizo largo y algo pesado. Sonreí al ver que por fin habíamos llegado, frente a nosotras había una gran puerta de madera con un pomo plateado con el símbolo "V" grabado y adornado con unas alas de murciélago rodeando la letra.

Al abrir la puerta nos encontramos una amplia habitación con estanterías que llegaban al techo, y que tenían dos pisos a los que se podían subir con escaleras de caracol de madera. En el techo habían antiguas lámparas de arañas de un color dorado, y en medio de la habitación habían largas mesas con sillas. Las paredes estaban adornadas de antiguas lámparas y retratos de antiguos Vatore, entre ellos estaba mi abuelo.

–Este lugar es increíble. Es sorprendente que tengas un lugar así bajo la casa, parece que esté en otro mundo. –dijo Alicia asombrada por lo que veía. Se acercó a una estantería, y acarició los lomos de los libros con delicadeza, admirándolos. Cuando terminó, me miró con una sonrisa. –¿Por dónde empezamos?

–Buena pregunta. –reí, al no saber por dónde empezar. Me acerqué a la mesa donde había un gran libro, al abrirlo pude ver que las páginas estaban amarillentas y desprendía un olor a humedad. –Este libro parece que sea una guía. Voy a buscar en él mientras tú buscas algún libro que nos pueda ayudar.

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