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Esta era la tercera noche en la calle, no había comido, no recordaba de donde venía o si tenía padres, obviamente los tenía pero ellos solo la tuvieron y la dejaron quizás, así que sus padres en realidad no eran sus padres, solo recordaba despertar en un callejón de Tomsk, Rusia; solo recordaba palabras que le dijeron antes de dejarla en ese oscuro lugar al cual había regresado cada noche a dormir luego de un agitado día de buscar comida.

Sobrevive, fallo, deberías dar las gracias de que se te deje en paz, a partir de ahora eres tú propia responsabilidad.

A sus cuatro años, no entendía absolutamente nada de lo que eso significaba, lloró toda esa noche pero el hambre a la mañana siguiente la obligó a levantarse para buscar comida, no sé acercaba mucho a nadie pues tenía miedo de lo que pudieran hacerle por lo que iba de basura en basura de casa en casa siempre manteniéndose cerca de ese callejón.

_Oye- una voz gruesa le hace sobresaltarse en su lugar, la pequeña figura de una niña de piel blanca cabellos chocolate igual que sus ojos los cuales el adulto no podía ver bien, solo podía distinguir a duras penas su nariz algo roja pues hacía frío, sus labios los cuales titiritaban, y su cuerpo encogido en el lugar- ¿Estás bien?- preguntó el hombre y la niña se mantuvo en su lugar recelosa y temerosa- ¿Tus padres están cerca?- de nuevo, su única respuesta fue el silencio, hasta que el estornudo de la niña le hizo saber al hombre que no estaba bien.

Se hincó en su lugar buscando estar a la altura de la niña para hacerla sentir más cómoda y lucir menos amenazante.

_Soy Alexei- suavizó su vos buscando así obtener palabras de ella- ¿Cuál es tu nombre?- espero paciente unos segundos en los cuales parecía ella no respondería, la escuchó estornudar y después sorber su pequeña nariz.

_No tengo- pronunció con dificultad para hablar, era muy pequeña le sorprendía ver qué podía hablar pero su voz era rasposa.

_¿Tienes sed?- no obtuvo respuesta a pesar de esperar un rato, la niña no había reparado en que el hombre traía una bolsa consigo de la cual sacó una botella con un líquido transparente por el cual su garganta clamaba- mira es agua- el hombre mostró la botella pero ella nisiquiera parecía respirar en su lugar, Alexei destapó la botella y bebió un poco vertiendo unas gotas en el suelo- no tienes que temer pequeña, no voy a hacerte daño- ante estas palabras pronunciadas con cuidado vio como la niña poco a poco y dubitativa se acercó a él hasta tomar la botella con sumo miedo en todo su cuerpo- bébelo, sé que tienes sed.

La niña no esperó más y llevo la botella a su boca probando ese líquido que le dió un respiro a sus cuerdas vocales, se sentía muy bien aunque el frío aún la hacía temblar y el señor lo notó.

_Gra... Gracias señor- dijo la niña en un susurro, su voz se escuchaba mejor pero aún había recelo en ella, la niña le regresó la botella, y quiso regresar a su lugar hasta que la suave voz del adulto la detuvo.

_Puedes decirme Alexei- la niña se detuvo y se giró para ver al hombre- creo que estás sola aquí- era obvio que había sido abandonada, sus primeras preguntas solo eran para confirmarlo, pero su actitud y su estado gritaba que la niña estaba totalmente sola- si quieres puedo darte una taza de chocolate caliente que prepara mi esposa y unas sábanas para que duermas bien y calentita- la niña dudó unos largos minutos pensando si era seguro.

Al final con el mismo miedo y la misma actitud recelosa se acercó al hombre, Alexei se incorporó y la niña pareció asustarse ante lo alto he imponente que era.

_Tranquila, no voy a hacerte daño, iremos por un rico chocolate caliente- hablo suavemente aquel hombre ruso, guiando a la niña, pero al ver que era cada vez más tarde y su casa estaba lejos se dirigió a la niña- voy a cargarte, para hacer el camino más rápido- la niña asintió al ver que el señor se acercó a ella y la cargo en brazos poniendo su cuerpo sobre su pecho y pasando sus antebrazos por sus piernitas.

Don't Forget MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora