2.

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Ericka.

Desperté cuando el cantar de las aves llegó a mis oídos, aunque seguía con mucho sueño, las sábanas estaban tibias y demasiado cómodas además de suaves, me removí un poco disfrutando plenamente de esa superficie. El ambiente en la habitación no era gélido pero si podía sentir que el frió intentaba escurrirse entre la tela de la sábana, sin embargo nada me sacaría de aquí.

A excepción de mi estómago.

Gruñó con fuerza y aunque me removí nuevamente con un poco de molestia con él porque no quería salir de ahí me resigné en el momento en el que volvió a hacer acto de presencia ese gruñido. No quería pero tenía que levantarme, abrí los ojos y me encontré dentro de esa habitación sencilla con paredes pintadas de blanco, un televisor que se veía un poco viejo sobre una mesita, un clóset y una puerta que guiaba a algún lugar que yo desconocía, pero esperaba fuese un baño.

Con pesar salí de la cama dando un pequeño salto para caer en el suelo de madera, la cual le daba un olor característico a la estancia, la hacía bastante acogedora, estaban varias fotos en la mesita donde estaba el teléfono, fotos de la pareja de señores que vivían aquí, aparecían felices en cada una de ellas, detallé una ventana al lado del clóset justo entre la cama y este, por la cual podía ver los pájaros pasar volando y cantando dándo la bienvenida a un cielo azul hermoso con unas nubes ligeras blancas asomándose tímidamente.

Dejé de detallar todo fui a esa puerta que rogaba fuera eso que penso dándole gracias a Dios en el momento en el que un baño pequeño se dejó ver, sin esperar mas fui a hacer mis necesidades biologicas saliendo minutos después encontrándome nuevamente sola en la habitación, salí y vislumbré la sencilla pero acogedora sala, con unos muebles pegados en la pared del fondo, justo con una mesita al centro, una ventana detras de esto por la cual la luz natural entraba con suavidad, al fondo a través de una ventana en forma de arco me dejaba ver la cocina y a Nadia moviéndose en esta, el olor delicioso golpeó mi nariz, no sabía que era pero sabía que estaría divino,  tal parece Nadia sintió mi presencia o mi mirada ya que se detuvo y miró en mi dirección.

Pude detallarla más que la noche anterior, una mujer de cabellos castaño oscuro, totalmente liso, facciones delicadas y atractivas ojos negros como la noche acompañada de una piel de clara y pequeñas pecas en sus mejillas, su cuerpo no era muy proporcionado, pero era bastante linda.

_ Ericka, hola preciosa buenos días- saludo con cariño saliendo de la cocina por una puerta que estaba un poco más allá del arco, hasta llegar a mí y abrazarme con afecto, aún no sabía cómo manejar esto ni como reaccionar así que me quedé quieta, esperando que la señora Nadia me soltara- cierto, esto debe ser extraño para tí- me soltó después de susurrar eso pero conservó una sonrisa dulce- ¿Como dormiste?- preguntó y yo dudé en responder, aunque fuese así conmigo aún no sabía que quería, si bien es cierto me habían ayudado, pero los días en la calle me hicieron desconfiar rápidamente de todos, no tenía heridas en mi cuerpo solo porque era rápida para huir cada vez que me lanzaban piedras por buscar comida en la basura o cada vez que me despreciaban o insultaban por acercarme a pedir dinero para comprar algo para comer, beber o cubrirme a la hora de dormir- creo que te cuesta un poco hablar- escuché que dijo Nadia.

Tampoco respondí a lo que ella suspiró y me soltó suavemente para ir nuevamente a la cocina.

_ Puedes venir- musitó amablemente desde la cocina y yo me acerqué con dudas pero dejándome guíar por el delicioso aroma, Nadia me sentó en un banco que estaba cerca de un mesón que recorría esa pared donde estaba el arco- seguro tienes hambre- asentí con la cabeza en dirección a ella, creo que se dio cuenta de mi gesto porque sonrió un poco aunque creo que trató de ocultarlo- puedes confiar en mi Ericka, sé que será difícil pero te prometo que Alexei y yo te protegeremos de todo- ante su mirada me sentí pequeña y débil, era una mirada demasiado acogedora y comprensiva. Mientras decía esto servía comida en un plato y lo dejó frente a mí, se veía delicioso.

Don't Forget MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora