21.

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Claudia.

Esto es increíble.

Todo lo que me detenía de hacer cualquier movimiento parecía resolverse, pero lo que ví más sencillo es justamente lo que me tiene sentada en la cama con el estrés bailando en mis hombros mientras miro mi móvil como si fuese algún tipo de libro de hechizos.

Es que no sé que decirle, agarré el aparato un par de veces solo para hacer el intento de poner una palabra y nisiquiera paso de tres, me arrepiento e inmediatamente borro el mensaje.

Gruño al aire y me dejé caer de espalda en el colchón estiré mis piernas para intentar relajarme y miré al techo durante 5 minutos.

Para considerarme alguien inteligente esto me hacía sentir algo patética.

En un arranque de decisión me senté de golpe para tomar el móvil rápidamente aprovechando que me sentía con el valor suficiente, pero a medida que entraba en la aplicación y presionaba su contacto mi valor desaparecía.

Así que tecleé lo más rápido que pude para enviar un mensaje sencillo.

¿Cómo sigue tu mano?

Nisiquiera ví si aparecieron las dos palomitas gris solo me congelé con el móvil en las manos y lo dejé caer cuando las palomitas cambiaron a azul.

Me levanté de la cama y respiré para tratar de calmarme cosas que fue imposible cuando escuché que llegó su mensaje.

Respiré hondo hasta y retuve el aire sintiendo los nervios invadir totalmente mi cuerpo. Subí nuevamente a la cama y ví la pantalla del celular que aún permanece encendida.

¿Gia?.

Ese es su mensaje, es cierto ella me dió su número pero no le dí el mío.

Tomé nuevamente el aparato entre mis manos y respondí.

Si, estuve preocupada desde que sucedió lo de la universidad.

Pensé un poco más en como empezar una conversación con ella y considerando que estoy decidida a demostrarle como me siento entonces debería ser un poco directa.

Vi la hora en el móvil y ya pasaba de las 7pm.

Disculpa si te molesto pero no puedo dormir si no sé cómo te encuentras.

Después de esto solté el celular y viendo que me sentía incapaz de seguir en la habitación salí al pasillo donde las luces ya estaban apagadas.

Emprendí mi camino hacia la sala donde sabía que encontraría a la persona con la que deseo hablar.

Al llegar me encuentro a Troyd sentando en el sofá viendo su móvil, quizás le tocó la primera guardia, la realidad es que hay mas personas trabajando aquí tanto como mantenimiento de la casa como de seguridad de la misma, pero es Troyd el único que tiene la orden de pasearse con libertad ya que es el encargado de todo este sistema.

Un poco raro si, pero fue una orden de mis padres que Troyd pasó al personal, enseñándole él mismo dónde deberían estar y hasta que hora debían permanecer ahí.

_Estás pensando mucho- escucharlo tutearme me hace salir de mis pensamientos, aún viendo su móvil fue capaz de saber que estoy aquí, sé que no hice ruido al acercarme ya que estoy descalza por lo que no hago ruido al caminar, sonrío al confirmar el porqué es el jefe de seguridad.

_No tengo sueño- solté para caminar alrededor del sofá y sentarme a su lado, él no despega su mirada del aparato y rectifico que está revisando a detalle cada camara de seguridad de la casa.

_Eso es raro- murmura concentrado para después terminar con su vigilancia y brindarme toda su atención.

_Quiero preguntarte algo- veo como él asiente y yo suelto lo que tengo en la mente sin pensarlo mucho- ¿como puedo cortejar a alguien?- su rostro impasible se mantiene unos segundos hasta que lleva su mano hacia su boca y cubre esta, pero no me engaña sé que se está riendo.

Don't Forget MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora