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Subir a la montaña rusa, a la vuelta al mundo y a cada uno de los juegos del parque había dejado muy feliz a Danna. El parque estaba a punto de cerrar pero ella no quería irse, quería entrar al único juego del parque que no habían visitado.
En la fila del laberinto, eran los últimos que entrarían.
Todo estaba oscuro y no sabían por donde ir. Rápidamente se separaron y se perdieron. No había quien los atacara o asustara pero tampoco lograban encontrar la salida.
Danna volteó y no encontró a nadie a su lado. Aceleró el paso buscando la salida. Quería encontrar a los demás.
-¡Zayn!- llamó-¡Louis!¡Liam!¡Harry!
Repitió sus llamados pero no había respuesta alguna. Necesitaba encontrarlos. Toda la felicidad y la emoción eran remplazadas por el miedo que corría a la par de su sangre. Y, como una niña pequeña que se perdía en el supermercado, comenzó a refregarse los ojos mientras estos se aguaban.
-¿Dónde están? -preguntó. -Este juego ya no me gusta.
El cansancio se hacía presente en su sistema a medida que avanzaba por esos pasillos que parecían ser todos iguales.
Las lágrimas ya resbalaban por sus mejillas cuando se topó con Liam. Él la abrazó con fuerza.
-¿Qué pasa?- preguntó asustado.
-No..- dijo entre lágrimas y respiraciones entrecortadas.-sabía do...donde estaban.
-Ay, chiquita. -dijo él secando sus lágrimas. -Vamos a buscar la salida ¿Si?
Danna asintió y Liam la hizo subir a su espalda al notar la palidez de su rostro.
Estuvieron cerca de media hora caminando. Ella había insistido en que él no la cargara pero su rostro ya estaba demasiado pálido cuando los trabajadores del parque dieron con ellos.
Liam insistió en que ella subiera a su espalda y fueron guiados a la salida, donde los demas los esperaban. El aire frío los golpeó en el rostro al salir y ella se estremeció.
Ahí estaban los demás, esperándolos. Liam no la bajó.
-Creo que es mejor que vayamos a casa.-dijo y acarició la mano de ella.
Louis le puso su campera sobre los hombros y todos fueron al auto. Danna se acurruco contra su prometido con los labios ligeramente morados. No pasó mucho tiempo antes de que se durmiera profundamente.
-Se asustó. -dijo Liam.- Cuando se quedó sola se asustó mucho. Después de caminar media hora no tuve mas remedio que obligarla a subir a mi espalda. Se veía pálida como una hoja. Creo que fue mala idea entrar al laberinto.
Louis besó la frente de ella mientras la cubría mejor con la campera. La fiebre volvía a aparecer. ¿Qué le estaba pasando a su bebé?

Permiteme quererteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora