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Todos estaban sentados en la sala, contando anécdotas y riendo. Danna la pasaba bien casi por completo. Pero no le agradaban las miradas que la tal Jennifer le lanzaba a Louis. No entendía quien la había invitado.
La chica se puso de pie par tomar algo de comer y fingió tropezar, cayendo justo sobre Louis y quedando a centímetros de sus labios.
Danna no se quedó a ver que ocurría, simplemente fingió no notarlo y se fue a la cocina para llevar más pizza. Lo sabía, Jennifer bailaba en el ballet principal de Londres. Era de lo único que hablaba. Por otra parte, quería tener a Louis para ella. ¿Quién demonios la había invitado?
Sintió las lágrimas escapar de sus ojos y se sintió estúpida por siempre ser así. Ella no era la perfección que Louis merecía, en cambio, Jennifer si.
Se sentía cansada y su reflejo en el cristal de la puerta de vidrio le devolvía un rostro pálido. Estaba enfermo. Louis merecía a alguien sano.
Mientras servía las porciones, unos brazos la rodearon por la espalda, pegándola a su cuerpo. Sabía que era Louis. Su fragancia era inconfundible.
-Bebé...- susurró. -¿Qué pasa?
Danna negó y cortó la siguiente pizza. Su prometido la apartó de ahí y la hizo voltear. Se quedó plasmado al verla. No esperaba encontrarla así. Su rostro blanco como la nieve estaba bañado en lágrimas.
-¿Sabias que ella es una bailarina?- preguntó. -Recuerdo haberla escuchado nombrar miles de veces. Dicen que hombre con que se proponga a estar es hombre que consigue. ¿Sabias que...
-Ey, ey. -dijo él barriendo las lágrimas con sus pulgares. -Amor, entre esa chica y yo no va a haber nada. No va a conseguirme. Yo soy tuyo y quiero serlo siempre.
-Tenes que ir con ella.-Lloró Danna.- Ella no va a morirse.
Las palabras de la chica cayeron como un balde de agua helada sobre su cabeza.
-Vos tampoco vas a morirte.
-Cuando los doctores creían que yo dormía dijeron sus hipótesis. Louis el noventa por ciento de las enfermedades que dijeron son terminales. -dijo y luego se arrepintió de sus palabras. Quería hecharse a correr lejos pero él la sujeto por la cintura.
-Hay un diez por ciento que no lo eran.- susurró él con lágrimas en los ojos. -Podría ser que ese diez estuviera en lo correcto.
-No quiero morirme.-lloró ella contra su pecho.
-No vas a morirte. No voy a dejar aue eso pase.
Ninguno de los dos quería volver a la reunión. Ella se sentía demasiado débil y no había nadie que pudiera lograr separarlo a él de ella.
-Jennifer se fue.-susurró Louis contra su cabello.- En el momento en que se tiró encima mío le eché.
Danna se presionó mas contra él. Esas simples palabras habían servido de consuelo para un alma que se sentía completamente destrozada. Buscó los labios de su prometido y lo besó. Talves esa era una de las pocas veces que era ella quien lo besaba primero. Tenía miedo de no poder hacerlo nunca más. Sentía que la muerte estaba a la vuelta de la esquina y lo único que quería era que la cuadra que debía recorrer se volviera infinita. Y eso solo pasaba en compañía de su prometido, su hermano y sus amigos.
Todavía no era tarde. Fuera o no, terminal, la enfermedad no le impediría vivir una vida plena junto a ellos.

Permiteme quererteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora