Demoilustrador

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-¿Dónde está mi celular? -Me encontraba buscando por toda mi habitación dicho aparato.

-¡Ahhg! -Me quejé. -No lo encuentro. -Salí de mi habitación en busca de mi madre para preguntarle si había tomado mi celular.

-¿Mamá? -Toqué la puerta de su cuarto, pero no obtuve respuesta. -¿Mamá? -Volví a tocar. Al ver que nadie respondía, abrí la puerta ligeramente para asomar mi cabeza pero la habitación estaba vacía.

-Nada ni nadie aparece, genial. -Ironicé.

Seguí buscando a mi madre por la casa, pero simplemente no estaba, hasta que se me ocurrió buscar en la oficina de Gabriel, si ella no estaba ahí definitivamente se la tragó la tierra.

Caminé hacia la oficina del mayor, pero al escuchar voces provenientes de esta, comencé a caminar con sigilo.

-¡Andrea ya sabe de ella, Gabriel! -Exclamó mi madre algo alterada.

-Nathalie, tranquila. -Expresó el mayor de los Agreste.

-¿¡Cómo me pides tranquilidad!? ¿¡Sabes que todo se complicará si él se entera de MI hija!? -Exclamó con el mismo tono de angustia.

¿Están hablando de mi? ¿Quién es él? ¿Quién es Andrea? Ese nombre me suena familiar ¿Dónde lo escuché?

-¿Te preocupa que el plan se complique? ¿O qué _________ se entere de la verdad? -Cuestionó Gabriel.

¿Qué plan y de qué verdad están hablando?

-Baja la voz. -Mi madre dijo en tono de advertencia.

-La que debe bajar la voz eres tú, Nathalie, te estás alterando.

-¿Cómo no quieres que lo haga? Dylan llega a saber algo de ella y TODO se va al carajo. -Expresó seriamente mi madre.

¿Quién chingados es Dylan y por qué no puede saber de mí? Tengo muchas preguntas y pocas respuestas.

-¿Sigues escuchando conversaciones ajenas Ma lune? -Escuché el claro tono burlón del rubio.

-Sssshhh. -Puse mi dedo índice en mi boca, haciéndole entender que guardara silencio. -Solo buscaba mi celular. -Dije en voz baja.

-Que bien buscas eh. -Dijo en el mismo volumen para luego extender su mano y mostrar mi celular y soltar una risa silenciosa.

-O sea que tú lo tenías. -Le hice una mueca y le arrebaté el celular.

-No, -Negó con el dedo. -que tú lo hayas olvidado en mi cuarto es otra cosa. Yo como buen samaritano venía a devolverlo. -Dramatizó.

Me reí y negué con la cabeza. -Gracias.

-De nada, preciosa. Vamos a la escuela ya, se nos hace tarde.

Yo asentí con la cabeza y comencé a caminar a la par de mi mejor amigo hacia la salida. Todo el camino a la escuela me la pasé pensando en esa plática que escuché.

Algo está raro aquí y yo planeo descubrirlo.

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-Señorita Sancoeur ¿Cuál es la respuesta de ejerció número tres?

-¿Eh? Ah... -Dudé antes de responder, ya que la verdad no estaba prestando atención. -Sesenta y tres punto cinco... Creo. -Dije no muy segura.

Nuestro hilo invisible (A.A /C.N x lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora