¿Estoy bien?

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¿Fui a la escuela hoy? No. Me pasé la noche entera tirada en el baño vomitando. Llevo aproximadamente dos meses así pero siento que cada vez empeora más.

Mamá ha insistido en llevarme al doctor, pero yo no lo veo algo necesario, O bueno... hasta hoy.

Lo único que tengo en el estómago es agua, no puedo comer otra cosa ya que mi estómago no lo aguanta.

Ahora estoy sentada en mi cama intentando comer una gelatina, pero si les soy sincera, me da miedo comer algo y vomitarlo, así que me contengo a comer mucho o muy pesado.

Escuché que alguien tocó mi puerta, supuse que era mamá así que la dejé pasar.

-¿Cómo estás? ¿Todo bien? -La silueta del rubio se hizo presente en mi vista, tenía el semblante levemente preocupado.

-Estoy bien, existiendo, por desgracia. -Hice una mueca.

-No, no estás bien. Llevas días diciendo lo mismo y mírate como estás ahora. -Adrien se sentó a mi lado. -¿Ya comiste algo?

-Estoy intentado comer esto. -Le mostré mi plato con gelatina.

-Bueno, no lo intentes, hazlo. -Ordenó. -Es por tu bien.

Le hice una mueca y comencé a comer de a poco dicho postre.

-¿No quieres comer algo más? -Cuestionó a lo que yo negué. -Pero no puedes tener solo eso en el estómago durante todo el día.

-Sí puedo. -Dije.

-No, no puedes.

-¿Me estás retando? -Le pregunté en un tono de advertencia.

-No, no. Solo estoy diciendo que tienes que comer aunque sea algo más sólido.

-Lo sé, pero es lo único que mi estómago retiene. -Me encogí de hombros. -Estaré bien.

-Eso dijiste y mira como estás. -Me miró con aflicción. -No quiero que nada te pase.

-Y nada me pasará. No te preocupes. -Le dije con una leve sonrisa.

-Es imposible no preocuparme cuando te veo así, ¿Ya te viste? Estás demasiado pálida. ¿Irás al doctor?

-Eso creo. -Le respondí no muy segura.

Estaba por decir algo más pero tuve que cerrar los ojos de repente ya que me había dado un mareo.

-¿Qué pasó? -Adrien notó lo que había pasado y no tardó en preguntar.

-Solo me mareé. Es todo. -Traté de restarle importancia.

-Pues solo tienes un poco de gelatina en el estómago, ¿cómo no vas a marearte? -Dijo en un tono acusatorio.

-Y agua, no se te olvide. -El ojiverde me miró con mala cara. -¿Qué? Hidratarse es bueno.

-Sí, pero no solo vivirás de agua, tienes que comer. -Tomó mi mano y la acarició. -________, no quiero perderte a ti también.

Yo sonreí tiernamente al escuchar su confesión. -Eso no pasará, te lo aseguro.

-Ve al doctor, por favor. -Me pidió.

-Está bien, iré, pero estoy segura que no será nada grave, ya lo verás.

-Es mejor prevenir que lamentar. -Dijo Adrien.

Yo no dije más, solo me acerqué a abrazarlo, a lo que él me devolvió dicho gesto.

Estuvimos un rato más hablando mientras Adrien se aseguraba de que mínimo comiera la gelatina, pero tuvo que ir a no se donde por algo de una sesión de fotos.

Nuestro hilo invisible (A.A /C.N x lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora