Capitulo 15

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En La mansión del portador del Emperador rojo, las cosas habían seguido su curso normal como cualquier otro que vivía hay, como todos los demás que trabajaban a las órdenes del demonio y sus mujeres, al igual que sus descendientes.

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Hubo muchas cosas que Isse recibió a lo largo de su vida, incluso más después de ser reencarnado como un demonio, para luego tener lo que siempre quiso. Y su meta, ser el Rey del Harem.

No solo eso, si no tener muchas más.

Lo que siempre quiso. Y ahora lo tenía.

Incluso las mujeres estaban deacuerdo con estar con el, con sólo tener lo que las demás tenían. Ser parte de su harem, por el portador del Emperador rojo.

Pero en todo eso, las mujeres de isse, más específico, sus esposas, habían estado felices de haber terminado con el al final de todo.

Incluso les gustaba ser parte de su Harem de chicas, y el demonio castaño lo disfrutaba.

Después de la derrota de Triexa, las cosas siguieron su curso, hasta el punto de nombrar a Isse un demonio de clase alta, por sus logros, aunque anticuados por obtener poder de los pechos, los había logrado.

Nadie dijo nada por esas formas de el de lograr algo, peor aún asi, a nadie le importaba.

Pasaron cosas para el y todos los demás, consiguió a las mejores mujeres del séquito de su rey, y a ella misma, y disfruto todo el tiempo que tenía con ellas.

Se caso con todas ellas, incluso en su noche de bodas fue la más increíble increíble de toda su vida, igual para sus esposas.

Quien diría que ser un demonio le daría todo lo que siempre soño. No solo una gran juventud y una vida más larga y duradera, tenía lo que quiso, y se denominó a si mismo como el rey del Harem a los que lo conocian, hasta que se extendió por todo el mundo sobrenatural.

No solo hay, si no también para las Yokais, Ángeles caídos, y posiblemente las ángeles.

Todas ellas solo para poder disfrutar con el, y el portador de la longimus más poderosa, disfrutaba de todas ellas, y sus esposas no tenían negación alguna sobre las diferentes mujeres que el castaña traía a su mansión.

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Pero eso no cambio nada. Apesar de ser padre de quien sabe cuantos niños en su mansión, aun disfrutaba de lo que tenia, y no lo cambiaría por nada, de eso estaba seguro.

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Ahora. Las esposas del castaño, estaban felices de haber conseguido un hijo cada una, hasta el punto de que ser madres había sido una bendición para todas.

Rías, la principal esposa de Isse, estaba igual de feliz por haber estado a su lado, incluso por haberse casado con el.

Eran demonios, era muy común que los de clase alta tuvieran un Harem de chicas, y todas respetaban eso.

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No hubo nada de reencor, celos, tristeza, nada de esas cosas. Para ellos, solo lo consideraban inútiles, o simples tonterías para pensarlo.

Eran libres de hacer lo que quisieran, después de todo.

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Y la pelirroja gremory nunca se negó a nada de lo que su esposo quería.

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Pero...

Hubo algo raro que la mantenía algo incomoda y dudosa a la vez.

Soy FelizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora