Postre

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-Quieres terminar, lo sé. Hagamos esto más fácil. Sé por qué lo haces, no necesito respuestas. ¿Es lo que quieres? Está bien.- Lisa sale de la habitación dejando solo el rastro de su perfume.

Jennie se detiene en seco mientras observa el vacío que ha dejado Lisa al salir de la habitación. El peso de su decisión comienza a pesarle mucho más de lo que esperaba. Se da cuenta de que quizás no fue tan fácil como pensaba y que el panorama completo incluía mucho más de lo que había considerado. Con un nudo en la garganta, se pregunta si realmente era lo que quería.

Jennie se encuentra en una encrucijada emocional, atormentada por la sensación de arrepentimiento que la carcome por dentro. A pesar de saber que era lo mejor terminar la relación y que ya no había razones para mantenerla, no puede evitar sentir una profunda tristeza por la distancia que ha creado con Lisa. Se siente perdida sin esa certeza que solía tener en su relación, y se pregunta si realmente tomó la decisión correcta. La incertidumbre y el dolor la consumen, pero sabe que ya no hay vuelta atrás.

La última vez que la vio fue en Londres. Fue mucho menos incómodo y frío que esta vez. Todo parecía tan impersonal. Pero nuevamente, ¿qué más podría esperar? En cuanto terminó su compromiso, solo vio cómo un auto la esperaba, y supo de quién era. Se maldecía una y otra vez, sintiendo la presión en su pecho que la asfixiaba.

Pero por si fuera poco, aceptó esa maldita invitación. Era gracioso. Los suegros parecían orgullosos de su nuera, especialmente la señora, que resultó ser fanática de Jennie. Habían hablado en unas cuantas ocasiones. ¿Cómo podía ser que el destino fuera tan irónico? Se recordó a sí misma que fueron sus propias decisiones. Había que agradecer por ello.

Así que aquí está Jennie, sentada en el lujoso auto camino a presenciar con sus propios ojos lo feliz que es Lisa con otro hombre. La ironía perfecta.

Jennie toma la mano que le ofrecen, suspira profundamente y se arma de valor para enfrentar lo que sea que está por venir. Cuando levanta la vista, ve un hermoso restaurante reservado solo para ellos.

Al entrar al lugar, visualiza a los señores Arnault. Observa a su alrededor en busca de la inevitable presencia de la feliz pareja, pero no encuentra rastro de ellos. Jennie baja la mirada, quitando una pelusa inexistente de su hermoso vestido rojo.

-Oh querida, estás deslumbrante. Es un honor tenerte con nosotros.- La señora Helene acoge a Jennie con dulzura.

-El honor es para mí, señora.- Responde Jennie con una sonrisa genuina adornando su rostro.

-Oh no, no. Llámame Helene o Helen, por favor.- Dice la señora, colocando delicadamente su mano en el hombro de Jennie. - Te presento a mi esposo Bernard.

-Es un honor conocerte, Jennie Kim.- Dice Bernard, extendiendo su mano, la cual Jennie estrecha sin problema, sonriendo educadamente.

-Bien. ¿Nos sentamos? Podríamos tomar algo y luego ordenar. Muero de hambre.- Propone Helene. Todos toman asiento, y Jennie no puede dejar de pensar en su error al creer que Lisa y su pareja vendrían.

-Debo decir que es impresionante el impacto que ha tenido tu increíble trabajo, Jennie - en el momento en que está a punto de responder al señor Bernard, observa cómo Helen mira hacia arriba y hace señas a alguien detrás de ella. Su corazón se detiene por un segundo antes de empezar a latir sin control. Puede que esté sufriendo un ataque al corazón.

Los señores se levantan y por instinto, ella hace lo mismo, sin querer voltear. Los señores Arnault se levantan de sus asientos para recibir a los recién llegados y finalmente ella se da la vuelta, enfrentándose así a lo que le provoca pesadillas nocturnas.

One Shots - JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora