Lisa entra por la puerta con un tono frío y cortante, expresando su decepción. -No puedes estar hablando en serio. No debías haberme involucrado en tu mierda.- Jennie percibe en sus palabras sin realizar algún sonido.
Lisa, con un tono entre burla y amargura, continua. -¿Crees que es justo? Siempre supiste lo que sentí por ti.- Lisa evita el contacto visual, reflejando la distancia emocional que se ha establecido entre ellas.
-Me convencí una y otra vez de que estabas fuera de mi alcance, que era estúpido intentarlo. Vivía en una mentira tranquila, alejada de todo esto, para mantener la fachada. No sabes lo que se siente fingir que no estás profundamente enamorada de alguien. He intentado desesperadamente ignorar estos sentimientos, incluso intenté odiar las partes de ti que no me gustan. Pero esas mismas imperfecciones me hacen quererte aún más, envolverte en mis brazos y no soltarte.- Finalmente, sus ojos se encuentran, y Jennie se da cuenta de que tal vez nunca quizo ver esos ojos tan destrozados, especialmente si ella fue quien lo causó.
-Entonces dime, ¿por qué has hecho esto? ¿Quieres destrozarme para sentirte mejor contigo misma? Sé que estás ansiosa por huir, lo percibo. Pero esta vez, exijo respuestas, Jennie.- Expresó Lisa, con una mezcla de dolor y enfado en su voz. En este momento, Jennie no ha pronunciado ni una palabra, pero ya entiende que Lisa no busca explicaciones. Conoce a Lisa lo suficiente como para comprender tristemente que, sin importar lo que le diga, solo causará más dolor.
-Vale. A partir de ahora, quiero que te alejes de mí lo más que puedas durante el resto de la gira. Finge que soy solo otra compañera de trabajo, una cara más en la multitud. Tú sabes cómo hacerlo, ¿verdad? Borra de tu mente todos nuestros momentos felices. Como has desechado mi amor como si fuera insignificante.- Continuó Lisa, alejándose de Jennie y dejando claro que planeaba distanciarse tanto de ella que al final no quedaría nada. Se pasó las manos por el cabello intentando sosegar el martilleo en su pecho y los temblores en su cuerpo, esforzándose por que su voz sonara más firme de lo que realmente se sentía.
Lisa parece estar recuperándose y dirige su mirada hacia Jennie, quien se encuentra sumida en una profunda tristeza, incapaz de levantar la cabeza ni siquiera con ayuda. Esta situación provoca en Lisa una sensación de agobio en la habitación, que aprieta su corazón y le hace sentir que no tiene motivos para quedarse en ese lugar.
Jennie trata de detener a Lisa, pero esta última, decidida a poner distancia entre ellas, insiste en apartarla.
-Por favor, escúchame, Lisa. Solo necesito que me escuches esta vez.- Implora Jennie, con desesperación en su voz, mientras intenta bloquear el paso de Lisa hacia la puerta.
-Apartate de la puerta, Ruby. Por favor. No puedo hacer esto ahora.- Responde Lisa con firmeza, manteniéndose en su decisión de no dejarse manipular emocionalmente.
-Por favor, solo escucha un momento.- Dice Jennie desesperadamente, tratando de postergar lo inevitable.
-¿Cómo debería ser entonces? ¿Qué necesitas para sentirte mejor y salir a hacer lo que quieras? ¿Para refugiarte en tu guarida segura? ¿Crees que las cosas deberían haber sido diferentes? ¿Crees que no deberías haberte acostado conmigo solo porque tenías ganas, haciéndome creer que había un lugar para mí en tu vida de la manera en que yo lo deseaba? Y luego, ¿qué? ¿Huir, dejarme allí como si no importara?.- Quizás Lisa tenga más veneno que derramar, mucho de ello es sincero. Tal vez deba quedarse a escuchar todo esto, permitir que finalmente se libere después de años de contenerlo.
-Lala...
-No sigas, no me llames así, no tienes derecho. No lo tienes.- Dice Lisa con lágrimas rodando por sus ojos, su postura aún más rígida y cautelosa.
-Lo siento.
-¿Qué sientes? ¿Al menos lo tienes claro? ¿O solo quieres que sonría y finja que esto nunca ocurrió? ¿Que no me usaste para tus caprichos?.- Vuelve a hablar con su voz llena de hielo, sus palabras son afiladas como dardos.
- Perdón... Yo no quise...
- ¿Qué?
-Permíteme hablar, no estás escuchando.- Menciona Jennie con suavidad y firmeza al mismo tiempo, acercándose un poco al espacio de Lisa, quien no mueve un solo músculo, su postura es imponente y abrumadora, tan rígida. Jennie siente que está siendo la causante de un desastre.
-Estuve escuchando todo este tiempo y nunca hablaste, me dejaste en la orilla pensando cosas que no eran. Cayendo en un vacío de incertidumbre. Contando las horas que quedaban para sacarte de mi cabeza porque nadie te prepara para estas cosas. Algunos creerían que simplemente pasaría. Piensas tan poco de mí que crees en algún rincón de tu cerebro que esto es lo que me merezco.- Lisa da un paso más cerca de Jennie, inclinando un poco su rostro para quedar tan cerca que sus respiraciones se mezclan.
-Solo deseo dejar de amarte de la forma en que lo hago. Quiero que mi corazón deje de acelerarse por ti. No deseo que mis sentidos se intensifiquen solo porque estés cerca. No anhelo más tu atención ni tu contacto, como si me quemara el alma al no tenerlos.- Lisa se escucha desgarrada, las lágrimas recorren sus mejillas sin cesar.
-Habría hecho cualquier cosa por ti, de verdad. Con el corazón en la mano te aseguro que habría sido lo que desearas, habría confiado mi vida en ti sin dudar, mis sentidos cegados por tu dulce fragancia, por tu sonrisa. Pero tú no lo harías por mí. Está bien. Dios, está bien, pero lo que hiciste... no, déjame ir.- No es una súplica. Es una orden.
-Por favor, quédate.- Ruega Jennie. Lisa desvía su mirada de la puerta a Jennie una vez más; puede ver el conflicto interno en ella, siempre la ha interpretado como un libro abierto y no puede creer que se haya involucrado tan profundamente en algo que era tan evidente.
-Solo deseas que tome lo que quiera de ti y arrase con todo a mi paso. Quieres que te posea contra esa puerta, sofocar tus gemidos con mi mano mientras presiono mis dedos profundamente dentro de ti, de manera que me sientas eternamente, dejar marcas en todo tu cuerpo. Robarte el aliento y nublar tus sentidos. Hacerte mía para luego dejarte, para que puedas llorar por lo que pudiste haber tenido pero no fuiste lo suficientemente valiente para sostener.- Los ojos de Lisa reflejaban una mezcla de lujuria y un tormento indescriptible.
-¿Eso es lo que quieres? Responde.- Exige Lisa.
-Sí...
-Tan perfecta. Tan hermosa. Tan dócil. Tan problemática. Tan descarada.- Dice Lisa con lentitud, saboreando cada palabra mientras levanta la mano para acariciar la mejilla de la otra persona, pero se detiene en el aire.
-No, preciosa. Nunca más te daré lo que deseas.- Dice acercando sus labios a su mejilla y dejando un dulce beso antes de alejarse por completo tras rodearla. Antes de desaparecer para siempre de su vida, se detiene frente a la puerta.
-No te odio, pero ya no me agradas.- Dice Lisa mientras gira el picaporte y abre la puerta, dejando atrás un capítulo de su vida. Sin molestarse en cerrarla, avanza hacia el ascensor, decidida a seguir adelante en busca de su propia felicidad. A pesar de que el dolor la consume, sabe que es lo mejor para ambos. Mientras tanto, Jennie se queda en la habitación, con el corazón roto y llena de arrepentimiento por sus acciones. Reconoce que ha perdido a alguien especial y lamenta las oportunidades perdidas. Sin embargo, es demasiado tarde para enmendarlo. Ambas siguen su camino por separado, buscando sanar sus corazones rotos y encontrar la felicidad en otros lugares. Aunque el futuro es incierto, mantienen la esperanza de hallar la paz que tanto anhelan.