Jennie necesita admitir que su atracción por Lisa no fue algo que surgiera de la noche a la mañana. Fue algo que se gestó lentamente hasta que explotó. Este sentimiento puede remontarse a mucho tiempo atrás, cuando Jennie se sintió cautivada por el control que Lisa tenía sobre su cuerpo y la energía con la que vivía la vida. También recuerda momentos en los que admiraba la juventud de Lisa y disfrutaba verla tan feliz. Sin embargo, ahora las cosas son diferentes. Jennie se encuentra constantemente sintiendo una atracción ardiente por Lisa, algo que pensaba tener bajo control. Aunque ha logrado ocultarlo ante los demás, internamente la situación la está consumiendo.
Cuando Lisa mencionó emocionada que tenía una propuesta de cabaret en el Crazy Horse de París, Jennie supo en ese momento que sería su perdición. A pesar de ello, Lisa estaba tan ocupada atendiendo a sus invitados y disfrutando de la fiesta posterior que Jennie logró escabullirse a su habitación de hotel. Ese día, algo dentro de ella cambió. Nunca antes se había permitido sucumbir al deseo de tocarse pensando en Lisa. Se sentía tan avergonzada por esa revelación que no podía mirarla a los ojos.
Esta situación creó una tensión incómoda entre ellas, y cuando Lisa le preguntó si había hecho algo mal, Jennie no supo cómo responder. Se sentía avergonzada por la intensa atracción que sentía hacia Lisa, y aún más por el tono lastimero que utilizó para disipar las dudas de Lisa y tranquilizarla. Se sentía como una gata en celo buscando atención desesperadamente. Jennie se sentía vulnerada y Lisa era la última opción disponible para satisfacer su deseo.
Jennie buscó una solución más amplia, buscando compañía casual para calmar sus deseos por Lisa. Sin embargo, todo salió mal y se dio cuenta de que las cosas estaban saliendo de control. Necesitaba hablar con alguien sobre el asunto, pero cada vez que intentaba hablar del tema con alguien más, terminaba cancelando la idea como si fuera un pedido de comida. Se sentía atrapada en sus propios deseos y confundida sobre cómo manejar la situación.
Jennie, sabiendo el desastre en el que se estaba metiendo, evitaba el contacto con Lisa. Sin embargo, una noche, después de emborracharse un poco con su amiga en una cena, hizo una videollamada. Se sentía avergonzada y deseaba que la tierra se la tragara. Sin saber la tormenta que estaba por desatarse, empezó a hablar sobre lo increíble que fue el último show de la gira, lo que inevitablemente la llevó a pensar en lo atractiva que era Lisa y finalmente a llamarla. La situación se volvía cada vez más complicada y Jennie se encontraba en un dilema emocional y sexual.
Jennie, sabiendo que Lisa estaba en Tailandia pasando tiempo con su familia y recordando que había tenido una cita el día anterior, se encontraba maldiciendo internamente a la persona afortunada por tener a ese "bombón tailandés caliente" cerca. A pesar de sus celos injustificados y calientes, Jennie se vio obligada a llamar a Lisa de varias maneras, dejando a un lado sus emociones para buscar una solución a la situación complicada en la que se encontraba.
En la noche de hoy o tarde para Lisa había ido a nadar con sus amigos más cercanos en Tailandia. Se lo estaba pasando de maravilla con ellos.
El primer error de la noche fue llamar a Lisa estando medio borracha desde otro país y confesarle que deseaba que la follara. Mantenla.
Bueno, no exactamente. Pero cuando Lisa respondió a la llamada y en lugar de ver la cara de la persona, alguien más sostenía el teléfono mostrando a Lalisa de cuerpo completo con su bebida favorita y ese bikini irresistible, ella no tuvo ninguna oportunidad.
-¡Joder, Lis, te ves muy hermosa y sexy! Jódeme, por favor.- Dice sin aliento, con la voz completamente ronca mientras acerca la pantalla de su teléfono a su rostro.
"Shock" es la única palabra que puede describir la reacción de Lisa a lo que dijo. Sí, entre ellas bromean coquetamente, pero suena tan ligero y gracioso que nunca se lo tomaron en serio. Porque, bueno, no era en serio.
