Llamada

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Lisa se estira, arrastra sus dedos por sus pantorrillas y hace una mueca. Los tendones están muy tensos... enrollados como un hilo frágil. Ella los presiona y frunce el ceño. Es curioso, realmente, cómo incluso después de años de entrenamiento practicando hasta altas horas de la noche, antes de que los pájaros canten. Ninguna cantidad de trabajo duro puede hacer que el cuerpo sea impermeable. Simplemente no se puede eliminar la simple verdad del cuerpo.

Que es humana y, por tanto, puede agotarse.

Lisa suspira y tira la toalla.

Son las 3:00 a.m y, en ausencia de su música, el estudio está inquietantemente silencioso. Empaca su ropa rápidamente, llena su bolso y se lo echa al hombro. A ella no siempre le importó el silencio. Hubo un momento en que lo ansiaba. Lo necesitaba, sobre todo durante la gira, especialmente, cuando no había nada como la calma después de la tormenta, alejándose del escenario, sus tímpanos resonando con el fantasma del público, el fuerte ritmo del bajo. Amaba y odiaba ese sentimiento, ¿cuál era la palabra? agridulce.

Ella recuerda más claramente los rostros de las chicas. Jisoo, con sus ojos cansados y su preocupación fraternal, siempre empujando y empujando, felicitando y criticando queriendo correr a su lugar seguro (Su habitación para dormir todo lo que pudiera). Rose, con su alegría distante, en un instante podría salir corriendo del escenario solo a su siguiente comida. Jennie, quien...

Lisa se detiene y su paso se detiene de repente. Su mano se congela en el pomo de la puerta.

Jennie, que... era la más callada de todas. Aun así, Lisa recuerda su expresión a veces neutral, el recuerdo de su rostro tímido y cansado, con su sonrisa orgullosa y lista para actuar desaparecía de sus rasgos cuando salían de sus personajes en el escenario. Cómo Lisa la estrechaba en un medio brazo para mantener el equilibrio mientras Jennie se quitaba las botas de tacón alto. La sonrisa tranquila y tímida que Lisa le ofrecería, que Jennie siempre, siempre le devolvería, dándole paso a la felicidad que luego sus rostros transmitían. Cómo se reían y compartían una mirada que lo decía todo sin decir nada, como si solo ellas supieran los secretos del universo.. eso era surrealista, ¿cómo sucedió eso? Eso era una locura. Es solo que ellas dos eran..¿Eso también te parece una locura?

-Sí.- Responde Lisa en voz alta. Y luego se ríe. Aquí está ella, sin hablar con nadie. Perdida en sus pensamientos, una vez más.

Recuerda que el cuerpo no es la única cosa humana que puede ser estropeada por el cansancio. La mente... La mente es mucho menos confiable en ese estado.

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-Eres una bailarina increíblemente talentosa. Un vocalista espectacular. Un modelo de alta costura con respaldos con los que la mayoría sólo pueden soñar. Todo en el lapso de unos pocos años también. Quiero preguntarte, Lisa, antes de comenzar, ¿cuál es tu secreto para ser tan perfecta?

Lisa se ríe y parpadea ante el fuerte rayo de sol de la iluminación artificial. Está rodeada por todos lados de equipo: fotógrafos, camarógrafos, gerentes y publicistas. Piensa en lo cansada que está. Cómo todavía le duelen los músculos de la pantorrilla debido a su práctica de baile dos días antes.

Y, sin embargo, aquí está sentada, vestida como una muñeca y maquillada como una princesa, coronada en Céline y Bulgari el titular que tendría la revista ya se manifestaba en su mente "Lalisa, el paradigma de la perfección. La chica que hace que todo parezca fácil" Fácil.

No está segura si quiere reír o llorar ante la idea. La interminable paradoja de la celebridad.

Sabe que la gente no quiere ponerle sobre sus hombros un estándar tan imposible. Después de todo, ella se pone el mismo peso sobre sí misma; ella es una perfeccionista autoidentificada y autodiagnosticada. Pero lo que pasa con el perfeccionismo es que depende de saber dónde está la barra superior. Se basa en un límite estricto. Sabe que si puede mover el hombro correctamente, girar las caderas, inclinar las puntas de los dedos en el ángulo correcto, el resumen de estas cosas, practicadas una y otra vez , puede aproximarse a la perfección . El autocrítico puede saciarse, tranquilizarse. Aunque sea sólo por un minuto.

One Shots - JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora