With his Art | taekook

XVIII

El fin de semana pasó tan rápido como un parpadeo.

Ambos habían recuperado cierto tiempo juntos en esa casita escondida, alejada de todo el revuelto de la ciudad. Era exclusiva para ellos, el dueño de ese airb&b había firmado un acuerdo de confidencialidad con el manager de Taehyung, más una generosa oferta, todo quedó en secreto.

Esa privacidad era algo preciado, la burbuja en la que vivían al inicio de su relación se había materializado. En el Jardín de esa casa alquilada había un árbol enorme que hacía una sombra preciosa, además de disfrutar de pequeñas comiditas en el exterior, pudieron recargar sus baterías creativas según el ámbito de cada uno. Taehyung escribió más bajo ese árbol que en seis meses, y las pinturas de Jungkook volvieron a tener ese toque de color especial que tanto encantaba a quién admirara sus obras. Era simple, recuperaban el tiempo perdido de meses en unas cuantas horas que parecían eternas, en el silencio del campo escondido y apartado, en compañía de avecillas coloridas que cantaban de mañana y de tarde. Su estadía coincidió con una noche despejada de luna llena.

—Ojalá esto fuera eterno.

—Parece eterno, ¿verdad?

La luz de la luna y las estrellas los iluminaban por completo. Estaban solos en ese mundo ajeno a todo.

—¿Sería una locura decir que te he extrañado?

—No, yo también te estaba extrañando demasiado.

—Es gracioso, casi siempre estamos juntos.

"Es triste porque significa que nos sentimos ausentes" pensó Jungkook, mas no lo dijo. Se levantaron del césped y recogieron todas las cosas para guardarlas en sus respectivos sitios. Subieron a su habitación, sus pisadas haciendo eco en el amplio espacio, crispando sus vellos. Sabían qué era lo que querían y anhelaban, era obvio lo que se les avecinaba.

—Amor.

—¿Hm?

—Amor —. Besó su piel nívea mientras veían el cielo a través del ventanal, en esa zona que guardaba el aroma de Jungkook: su cuello.

—Tae, sabes que...

—Lo sé. Sé que aquí —Taehyung besó nuevamente su cuello —eres muy sensible. Y yo amo, amor, que lo seas.

—Taehyung, levanta la vista, mira como brillan las estrellas. No puedo dejar de verlas.

—Yo tampoco puedo dejar de verte. —se acurrucó y frotó en su cuello como un gatito.

—Amor —dijo Jungkook, necesitaba decirle algo.

—Amor, amo esa palabra cuando sale de tus labios —. Los brazos de Taehyung rodeaban la cintura de Jungkook. Sus manos subieron por el abdomen firme y por su pecho suave, toqueteando y masajeando a su antojo. El azabache cerraba los ojos perdiéndose en el tacto.

—Te extrañé mucho, mucho, mucho...

—Lo sé, tuve la suerte de encontrar este sitio.

Jungkook mordió su labio, Tae se veía en paz y no quería perturbarlo. Los pensamientos presos en su pecho amenazaban con rasgar su corazón y dañarlo por dentro. Era un dolor necesario.

—Tae, tengo miedo.

—¿Hm? ¿Miedo? —Su tono de voz cambio de calmado a preocupado, y no era para menos, ser alguien conocido te ponía en el ojo de la tormenta a ti y a todo tu entorno. —¿Alguien te ha estado siguiendo otra vez?

—No — negó con la cabeza—, nada de eso. Solo... solo tengo miedo de que tú y yo... nos alejemos.

"Que el mundo que tanto te costó escribir y que tanto me costó pintar se extinga".