VIII

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Taehyung se sorprendió mucho al ver el departamento de Jungkook, estaba en una buena zona y era espacioso -al menos para él lo era porque estaba acostumbrado a vivir en un espacio demasiado reducido-. Vio en el medio de la sala una mesa grande de madera con pliegos de cartulina totalmente extendidos, un caballete al lado con una pintura a medias, pinceles y vasos de porcelana con agua. Las lámparas que tenía Jungkook al lado eran fuertes y tenían luz blanca y amarilla. Le daba un aspecto súper profesional al lugar. Mientras examinaba esa parte de su casa, Jungkook le ofreció un té y galletas dulces que su mamá le había enviado.

—¿Quieres que le eche azúcar a tu té? porque las galletas de por sí son dulzonas.

—No, así está bien, gracias.

Ambos se sentaron en la barra de su cocina, y jungkook recordó las cucharillas para el té. Mientras él iba, Taehyung pensó que todo eso era muy doméstico. Eran como una pareja joven y conviviente, pero pronto calló a su acelerada mente, recién iniciaban ese camino, no podía ir tan rápido, aunque lo quisiera o deseara.

—Mañana también trabajas, ¿verdad? —preguntó Jungkook como una forma de iniciar conversación.

—Sí, pero tengo libres los viernes y sábados, los domingos vuelvo a trabajar.

—Eso sí que es una gran coincidencia, —bebió su té— tengo el mismo horario en mi trabajo solo que hoy pedí permiso.

—Ese proyecto de anatomía debe ser urgente, entonces —dijo Taehyung.

—No mucho en realidad, lo entrego el viernes, solo que me gusta mucho la temática.

—Y esa temática es...

—Dibujar la parte de nuestro cuerpo con la que dibujamos o pintamos. Quise buscarle un sentido más significativo, por eso creo que a diferencia de los demás hoy tuve que acudir a una biblioteca.

—Un libro de anatomía interna, creo que sé que dibujaste con solo conocerte un poco. ¿Un corazón?

—Sí —respondió emocionado— es un corazón. Te mostraré cómo es.

Jungkook fue y saco se su bolso el rollo de cartulina blanca, le quitó la liga y se lo entregó a Taehyung. Este, emocionado, se apresuró a descubrir el dibujo. Lo vio y quedó gratamente sorprendido, el nivel de detalle era uno súper alto, era complejo lograr una imagen tan perfecta dentro de su estilo tan característico. Delineó despacio, con su índice, los caminos del lápiz. Era impresionante y tan frágil por su significado que tenía miedo de romperlo, el corazón de Jungkook era la cosa más preciadas y delicada con la que alguna vez tuvo que tratar. Quería protegerlo cómo el cristal mágico a una rosa.

—Nadie había admirado mi trabajo de ésta forma.

—No solo admiro tu arte, también te admiro a ti, Jungkook.

—Ah, ¿cómo dices esas cosas? —apartó la mirada un momento— Mi arte es mucho más hermoso que yo. No pierdas tu tiempo...

—No lo pierdo... De hecho, creo que gano tiempo estando contigo. —Taehyung posó su mano sobre su mejilla e hizo que vuelva a verlo. —Tu arte eres tú, y tú eres lo más hermoso que mis ojos hayan visto.

Jungkook solo bajó la mirada, se sentía bien ser halagado de forma sincera. Pero recordó las muñecas marcadas, las ojeras que buscaba ocultar y el estrés disimulado con sonrisas. Extendió su mano a la mejilla contraria, Taehyung cerró los ojos al sentirlo.

—Taehyung —habló—, necesito que seas sincero conmigo.

—Siempre lo soy, bonito...

—No, no lo estás siendo —le cortó en medio de la oración—. Sabes a qué me refiero. Dime qué pasa, puedo ayudarte.

Taehyung suspiró, las fuerzas que estaba haciendo por mantenerse sonriente se fueron en el aire que salió de su boca, y es que esa mirada de preocupación no la recibía de casi nadie. Se sentó en el sillón y cubrió su rostro con las manos, Jungkook se sentó a su lado, un poco asustado. Se notaba en esa acción que estaba enfermo de algo incapaz de ser tratado con medicamentos, el temblor en sus manos se hizo presente. Jungkook tomó sus manos y trató de calmarlo, vio en sus ojos algo que jamás creyó ver en él: cansancio. Sí, cansancio. Jungkook sabía a la perfección que Taehyung era un ser humano de carne y hueso como él, con sentimientos y emociones, pero jamás vio en él la posibilidad de que renunciase a todo en el sentido más extremo. Lo acunó en sus brazos y dejó que botara todo lo acumulado en su corazón. Habló y habló, y Jungkook escuchó todo. Taehyung estaba cansado de su pasado y de todo aquello que lo perseguía.

Jungkook acarició su cabello suavemente y le besó las mejillas en un acto nacido desde el cariño y amor naciente. Fue un acto natural que calmó enormemente el corazón de Taehyung. Cuando hubo regulado bien su respiración, levantó la mirada otra vez.

—Gracias.

—No hay nada que agradecer.

—Hay mucho que agradecer, Jungkook. Si no te conocía quizá hubiera renunciado mucho antes.

Jungkook estuvo a nada de romper a llorar también, pero aguantó con todas sus fuerzas hacerlo porque debía ser la columna de la tranquilidad y transmitir su seguridad. Y la fuerza fue tanta que sus dedos, empuñados, dejaron marcas en su palma.

—Si tú no hubieras llegado —dijo esta vez Jungkook—, quizá me hubiera sumido en la tristeza. Antes de ti me sentía mal todos los días y lo reflejaba en todos los sectores de mi vida. Ahora ya no y todo es por ti. Gracias a ti.

Taehyung se sentía mucho mejor, había dejado salir cada preocupación. Todo el momento más que tenso fue reconfortante. Se dejó ver por primera vez frente a alguien ajeno a su madre y sus escrituras secretas, con Jungkook todo fue como si el destino hubiera tejido sus vidas en un manto hermoso y colorido. Se animó a besarlo en la oscuridad de la noche, cuando el reloj pasaba la una de la madrugada. Ambos, aunque no lo dijeran con palabras concretas, se demostraban constantemente lo agradecidos que estaban con el otro porque se habían salvado de un abismo profundo y oscuro en el cual no existía retorno. No era fácil sacar a alguien de un acantilado o convencer a alguien de seguir su camino cuando ha estado dando vueltas por años.

Se dejaron llevar por el agotamiento, se abrazaron cálidamente y durmieron en el sillón. Pero antes de caer, muy bajito, Taehyung le murmuró el "te amo" más sincero a Jungkook creyendo que no lo escuchaba, pero este le contestó en su corazón "yo también".

La tranquilidad, el calor de sus cuerpos y la compañía. Ese era el hogar que ambos habían estado buscando. No les importaba que se hubieran conocido hace poco, no cuando sentían que se conocían de toda la vida, e incluso, de las anteriores.


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With his Art | taekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora