XVII

42 9 8
                                    

Las luces estaban suaves alrededor de todos, claro que eran de distintos colores para cada persona, pero estaban suaves. El propósito de Light's Bar era ese, suavizar a todo aquel que por la puerta pasara para que, de a pocos, se sane su mundo interno. Además, él amaba el jazz, el café, los libros y un par de bebidas alcohólicas; todo iba cumpliendo su propósito en su local, todo excepto el escenario.

Hace más de seis meses que sus clientes favoritos no se aparecían. Muchas veces le habían preguntado si es que los cantantes encubiertos de aquella vez volverían a cantar, y que, de ser así, no faltarían nunca cada viernes por la noche. Él amaba que Taehyung se haya ganado el título de "estrella escondida" entre los clientes, sobre todo, adoraba que el punto de encuentro de luces tan lindas fuera el que él había levantado con mucho esfuerzo.

Su Picasso no se quedaba atrás, extrañaba voltear a la esquina del lugar y verlo con el rostro tranquilo y con las manos inquietas. Cuando llegó por primera vez hace ya bastante tiempo, su luz era casi inexistente, quedaba tan solo una pequeña llamita incapaz de llenarlo por completo. Namjoon estaba aterrado de que esa llama se consumiera en poco tiempo, y justo cuando estaba por desaparecer llegó Taehyung. No es como si este último no tuviera una luz pequeña, la tenía, pero brillaba intensamente, y ese brillo intenso hizo reaccionar a Jungkook dentro de su conmoción. Aún recordaba ese día con claridad.

Taehyung entró por la puerta como cualquier otro cliente, pero atrajo naturalmente las miradas de todos. Fue a darle la bienvenida y le cedió el escenario. Apenas subió se notó un cambio, en especial, en su Picasso. Observó atentamente como ambos se hipnotizaron con el otro, como Jungkook tenía un brillo nunca antes visto en sus ojos, y como la luz de Taehyung se agrandó y brilló con más fuerza. Sus luces se encargaron del resto. Ellos no lo sabían, nadie lo sabía, pero sobre sus cabezas estaban esas luces entrelazándose mágicamente, brillando con intensidad. Ese fue el chispazo que los llevó. Era la naturaleza del ser humano, era su lado mágico el que se manifestaba en momentos especiales como ese. El amor es tan incomprensible que solo otra cosa igual de incomprensible era capaz de manifestarlo para unos pocos con el don de ver. Ese día no se hablaron para nada, estaban demasiado conmocionados como para hacerlo, así que simplemente siguieron cada uno por su camino.

Namjoon rogó que ambos tomaran la decisión de volver y que sus luces volvieran a enlazarse, y, felizmente, así fue.

Las cosas parecían haber mejorado notablemente, sin embargo, ahora dudaba un poco de esa inferencia. Taehyung saltó a la fama, como era de esperarse, alguien más encontró su potencial y decidió apoyarlo. Verlo debutar en todos lados como la figura del momento lo hizo sentirse feliz y asustado, estaba segurísimo de que Jungkook y él seguían juntos, lo sabía porque lo podía sentir, pero el miedo también le ponía los pelos de punta.

La campanilla del local volvió a sonar.

—Buenas noches, bienvenido a...

—¿Hay micrófono libre esta noche?

Namjoon no podía creerlo, ahí estaban, los dueños de sus últimos pensamientos. Ambos con sonrisas sinceras, brillantes. Se acercó a abrazarlos efusivamente.

—Se hicieron extrañar, par de tontos —se separó de ellos y los invitó a sentarse a su mesa de siempre, en aquella esquina que guardaba recuerdos llenos de mariposas.

Namjoon les tomó el pedido: una copa de vino, un café y dos tajadas de pastel de zanahoria. Se los llevó a la mesa.

—Sería bueno que me contaran cómo les ha ido. —Puso la taza y la copa con cuidado sobre la mesa, los platitos con el pastel de zanahoria se veían muy fotografiables.

—En mi caso es muy obvio lo que pasó. —Taehyung tomó un sorbo de vino luego de decir eso.

—Bueno, es cierto. No todos los días tus amigos debutan como modelos, creo yo.

With his Art | taekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora