With his Art | taekook

XIX

Desde el incidente con ese hombre no se habían vuelto a ver altercados parecidos en la cafetería. Jungkook trabajaba tranquilo otra vez, cumpliendo su servicio especial de pintura y retratos, y siempre teniendo el ojo vigilante de Sally.

El que Taehyung se haya vuelto reconocido dificultó que este pueda ir a recogerlo o a su encuentro en cualquier momento. Lo más peligroso eran las cámaras de seguridad. Si esas grabaciones del incidente las encontraba la prensa, no importarían las razones detrás, lo harían leña y lo quemarían en redes sociales. Toda evidencia de que Taehyung alguna vez estuvo ahí fue oculta, incluso los empleados tuvieron que firmar ese acuerdo de confidencialidad ridículo.

La cafetería no estaba llena en ese momento, por lo que Jungkook estaba sentado en la barra esperando por alguien a quién atender. Tenía su cabeza recostada en sus brazos y suspiraba cada tanto por el cansancio de pensar. Solo quería volver al fin de semana y repetir cada hora cientos de veces.

—Jungkook

—¿Leslie?

—No puedes seguir así.

—¿Así cómo? —dijo levantando su cabeza para verla a la cara.

—No te hagas el tonto. Estás en esos días dónde la realidad te choca como el puño de ese maldito —hizo énfasis en puño.

—No me recuerdes eso.

—Ay, por Dios, ya hemos hablado de esto antes. Hay otras formas de que él venga.

—¿Sí? Siempre me dices eso y nunca las dices.

—Es que había siempre hay mucha clientela —no, en realidad no siempre la había, pero necesitaba animarlo de alguna manera. —Pero, te juro, Jungkook, ésta vez sí tengo una idea.

—Habla, entonces. Te encanta crear suspenso y nunca dices nada.

—¡Ya! —. Leslie hizo mucha fuerza al dejar una de las bandejas sobre el mostrador que todos giraron a verla fijamente durante tres incómodos segundos. —Me disculpo con todos ustedes, perdí el control. Por favor, provecho, disfruten de su comida.

Las personas siguieron comiendo tranquilas, no estaban molestas pues la sonrisa de su amiga era sencillamente encantadora para todo el mundo.

—Deja de reírte, Jungkook. Para burlarte sí eres espléndido.

—Perdón, es que... es que... Dios, casi muero de vergüenza y eso que no soy tú. Mira, hasta me hiciste lagrimear. Reír en silencio fue algo tan tortuoso.

—Lo hubieras dejado salir.

—¿Y qué me miren como a ti? No gracias, más escándalo nos hubiera quitado nuestro buen puntaje en Maps.

—Bueno, cosas que pasan. A lo que iba, y ahora sí, Jungkook. —Leslie tomó sus mejillas para hacer que este lo mire fijamente y captar su atención —. Para este plan necesitamos a tu novio.

—¿Estás loca?

—Algo, pero eso no importa. Solo escucha, maldición.

—Okay, okay. Sigue.

—Dile a tu novio que venga aquí porque vio uno de nuestros reels que marketing nos mandó a hacer para Instagram. Que le dé like hoy a la tarde, o mejor, ahora mismo. Le mandas un mensaje cursi que diga: "Amorcito de mi corazón dale like a este video hermoso, mua mua".

—¡Nosotros no hablamos así!

—Puedo apostar a qué sí y a que, incluso, le dices cariño con una voz melosa, sonriendo como un tonto mientras miras sus labios esperando a que te bese.