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—Todos listos?

—¡Si señor! —Gritan a unísono los soldados.

—Vamos a matar a ese hijo de perra —dice el pelo negro en un tono intimidante y serio.

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—¡Naruto! Sal de ahí, lo siento — el pelirrojo se encontraba insistente tras la puerta tocando para que el rubio le abriera, pero este no contestaba —. Naruto por favor, no seas infantil. —El pelirrojo estaba por rendirse cuando la puerta es abierta.

—Gaara... ¿No has pensado en la posibilidad de darnos un tiempo?

—¿Darnos espacio? —Gaara se acerca más a Naruto y se sienta a su lado —. ¿Porqué hacerlo?, yo en realidad te amo.

—Han pasado muchas cosas estas semanas que han hecho que pierda interés.

—¿Acaso ya no me amas? —pregunta Gaara algo molesto.

—No dije eso, sólo es darnos tiempo.

—No...

—¿No? —Naruto pregunta algo confundido por su respuesta—. ¿Por qué no?

—No puedo dejarte, Naruto entiende, yo te amo.

Naruto se levanta de la cama, abre el closet y saca una maleta de esta, saca algunas blusas y pantalones.

—¿Enserio te vas?, no tienes a dónde ir Naruto.

—Ya sabré yo a dónde ir —Gaara frunce el ceño.

—Carajo, podemos arreglar esto, no te vayas.

—¿Por qué no quieres que me vaya? Lo único que quieres es tener a quien follar todos los días, lo siento pero no estoy puesto para eso.

—¡Lo siento! —lo dice con sarcasmo—. No recordaba que con el único que te dejabas follar era por ese tipo que te secuestro, el imbécil de Itachi Uchiha —Naruto al escuchar lo que dijo y el nombre de Itachi, frunce el ceño, su sangre comenzó a hervir furioso. Se voltea a verlo a la cara, y sin pensarlo dos veces le dá una bofetada.

—No vuelvas a mencionar ese nombre, ¿Oíste?... Me voy —toma sus cosas y sale de la habitación, luego, del departamento.

***

—¿Todo listo? —preguntan por la radio.

—Sólo falta autorización para entrar.

Clapo estaba en su habitación con dos mujeres semidesnudas, una en cada lado de la enorme cama donde se encontraba.

Se escuchó un gran ruido que provenía de la puerta principal, Clapo se alertó, aventó a las chicas, tomo su arma y se dirigió a la puerta cerrada de su habitación, las chicas asustadas toman la sábana y se cubren con ella, viendo con terror a Clapo.

—Vistanse rápido niñas —les dice Clapo. Estás obedecen y se visten con gran velocidad.

Pasos se empezaron a escuchar, Clapo toma una camiseta, un pantalón y sus botas, sale sigilosamente por el baño, había un ducto que llevaba directo afuera, así que sin pensarlo deja a las chicas atrás y él se va.

La puerta de la habitación es abierta de un solo golpe, Caido e Itachi entran, lo único que ven es a dos chicas llorando en la cama.

—¿Dónde esta ese pendejo? —Pregunta furioso Itachi.

—Se... Se fue por el baño —dice una de las chicas con temor.

Caido corre al baño y ve un túnel por él, hace señas a Itachi que lo siga, este lo sigue y corren hacia dentro.

Entran por el túnel y corren lo más rápido posible. Mientras Clapo se terminaba de abrochar la cremallera de su pantalón. Escucha pasos nuevamente, se alarma y corre más rápido, llegando por fin al final del túnel. Itachi y Caido le venían pisando los talones y salen casi a la vez.

Cuando terminan de alcanzarlo lo ven subirse a una camioneta negra, en la parte del copiloto un tipo misterioso, con una marcará naranja veía con intensidad a los mafiosos extranjeros, Itachi mira al tipo de mascara naranja y siente una mala vibra en él.

—¡Mierda! Se nos fue, carajo... —dice con frustración Caido.

—¿Quién será el tipo que venía en la parte del copiloto? —pregunta Itachi.

—No lo sé, pero se te quedó viendo muy extraño Itachi.

—Vamonos de aquí.

En eso el teléfono de Itachi vibra, este lo saca y ve que tiene un mensaje nuevo, así que lo abre. Sus ojos se abren con demasiado asombró al ver la foto que le fue enviada.

—¡Eres un hijo de tu puta madre Clapo! —Grita furioso. Caido se asusta.

—¿Qué pasa?

—Lo están vigilando.

—¿A quién?

—¡A Naruto carajo!

Entre sus cientos de contactos busca el número de Naruto, le marca un par de veces pero este no contesta, desesperado hace cientas de llamadas, las cuales no son contestadas.

—Me lleva el carajo... Contéstame O'R.

Mientras que en la desesperación de Itachi, del otro lado de la frontera mexicana un rubio en Los Ángeles, tomaba la tarjeta de una habitación en la que se estaría quedando temporalmente mientras que encuentra un departamento más decente para vivir.

Subía por el elevador, había más gente en ese elevador pero le dio igual, saco su teléfono y en el, vio sesenta y cinco llamadas perdidas de Itachi, algo que lo desconcertó mucho, ¿Por qué lo llamaría ahora?, No le dio mucha importancia, guardo su teléfono, le devolvería la llamada cuando estuviera en la habitación.

Salió del elevador y se dirigió a su habitación, sintió que alguien lo seguía pero no le dio importancia y siguió, cuando llega a la puerta, saca la tarjeta, la coloca dentro y la puerta se abre, estaba por entrar cuando pierde la conciencia completamente, todo se volvió oscuro y desconcierto...

Secuestrado (Itanaru)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora