Secuestrado (Itanaru)

26x2

***En el anterior capítulo***

—¿Acaso lo conoces, Itachi?

—No realmente, lo vi una sola vez... su mirada causa escalofríos.

Mientras Tobi veía a Itachi intensamente, por debajo de aquella máscara tenía una sonrisa que daba escalofríos.

***Capitulo 26***

—No logró reconocerlo con esa mirada —dice el azabache menor.

—Su mirada me parece familiar, no lo recuerdo con exactitud.

Mientras los uchihas azabaches hablaban, el teléfono del mayor comienzo a vibrar. Era Caido.

—Nos bloquearon el paso, ¿qué haremos?

—Esperar ... —Solo dice y cuelga la llamada.

El azabache miraba con intensidad el auto de enfrente, el de máscara les hizo seña de que bajaran del auto. Los uchiha se miraron de reojo y la pelirroja solo los veía un tanto preocupada.

—Bajemos —dice Itachi.

—¿Acaso te volviste loco? Pueden matarnos —dice la pelirroja.

—Aunque así sea, debo saber quien es ese tipo. Bajemos.

Los uchihas abren la puerta y bajan lentamente al igual que los contrarios. Caminan al frente hasta ponerse cara a cara el de marcara naranja e Itachi. De igual manera frente a frente quedan Sasuke y Clapo.

—Creí que habías muerto, Itachi. —Suelta con sarcasmo el mexicano.

—No soy tan débil como parece Clapo. —El mexicano frunce el ceño un poco cabreado.

El silencio invadió el lugar, la pelirroja salía de la camioneta sigilosamente. Vio a los narcos mirarse con mucho odio, sus miradas al contrario causaban escalofríos. Parecía como si se fueran a matar con una simple mirada. Va corriendo hacia los árboles y esconderse bastante bien, debe esperar a su hijo.

***

El rubio omega era subido a un carro con las muñecas esposadas y los ojos tapados.

—Nuevas ordenes, iremos hacia dónde está el jefe —los matones se quedan un tanto confundidos, a ellos no les habían dicho aquellas órdenes. Debían confiar.

El omega se confundió, esa voz se le hacía un tanto familiar, pero no recordaba de donde.

—¿Quién eres tú?, no te habíamos visto.

—Yo estoy muy por encima de ustedes, ahora las órdenes las doy yo. —Los simples matones fruncieron el ceño. Pero tenía razón, debían seguir sus órdenes. Así que solo siguen cada palabra que salía de su boca.

El de más grande rango sonríe triunfante. «fue más fácil de lo que pensé».