Secuestrado (Itanaru)

40x3

El rubio veía a su padre en el ataúd, negó con fastidio. Cargaba a su bebé con el biberón en mano.

—Por fin todo acabo, mi desgraciado padre murió —La pelirroja se posó al lado de su hijo, lo abrazó por el hombro.

—No volverá a hacernos daño, hijo. Estoy segura de que ese hijo de puta está pagando en el infierno todo el daño que nos hizo —el rubio asintió a su madre.

Se retiraron de ahí para ir a su nuevo hogar temporal. Ino los esperaba con información importante.

—Tu marido será trasladado a la prisión de Alcatraz. Su sentencia se impuso a quince años de prisión, no tienen testimonio de negocios ilegales, pero el asesinato hacía un agente lo sentencia.

—Gracias, Ino —le contesta Naruto a su amiga.

—Ya no puedo hacer más, estoy traicionando mi trabajo, mi vida, a mi padre.

—Lo sé, lo lamento pero mi hijo no se puede quedar sin padre por quince años.

Semanas habían pasado ya, Shisui se encontraba con Sasuke.

—Necesitamos un plan de escape —dice Shisui.

—Si pero, ¿cómo? Necesitamos que Itachi se dé cuenta.

—Un infiltrado —dice Naruto—. Necesitamos alguien que entre como infiltrado en la prisión, que le diga a Itachi sobre el escape. Itachi no es idiota, cuando lo sepa nosotros estaremos afuera esperándolo. El infiltrado llevará el suficiente dinero como para sobornar un oficial.

—Itachi te pego lo astuto, Naru-chan.

El omega no prestó atención, su mirada era astuta e inteligente.

—Bien...

***Capítulo 40x3***

Las luces de la prisión de máxima seguridad se apagaban lentamente, dejando solo las tenues luces de seguridad para iluminar los interminables pasillos. Itachi observaba desde su celda, su mente trabajando incansablemente. Había pasado meses planeando su escape, cada detalle minuciosamente calculado. Cada noche, repasaba el plan una y otra vez, visualizando cada paso, cada posible obstáculo. Todo era gracias a su rubio y su primo junto con Carlo, lo habían planeado todo.

Esa noche, todo estaba en su lugar. Un guardia corrupto, Mizuki, había sido sobornado para crear una distracción. Mientras los otros guardias corrían hacia el ala oeste para sofocar una pelea entre reclusos, el Uchiha hizo su movimiento. La pelea había sido cuidadosamente orquestada por otros presos a quienes había prometido favores futuros.

—Es ahora o nunca —murmuró Itachi, levantándose silenciosamente de su litera.

Miró a su compañero de celda, Genma, quien fue enviado como infiltrado, y asintió. Genma, se deslizó hacia la cama y levantó el colchón para revelar una trampilla oculta.

El azabache había pasado semanas aflojando los tornillos con una herramienta improvisada hecha de una cuchara rota. El metal rechinó suavemente mientras retiraba la trampilla, revelando un conducto de ventilación apenas lo suficientemente grande para que un hombre pasara.

—Vamos —susurró a Genma, quien rápidamente comenzó a deslizarse por el conducto. Itachi lo siguió, cerrando la trampilla detrás de él. El aire en el conducto era pesado y sofocante, y el ruido de sus movimientos parecía ensordecedor en el silencio de la noche. Se movieron con cuidado para no hacer ruido, conscientes de que un solo sonido podía delatar su posición.

Cada paso estaba cronometrado. Sabían que tenían solo minutos antes de que los guardias regresaran a su rutina normal. Llegaron a un cuarto de servicio donde Mizuki había dejado las llaves de una puerta secundaria.