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Itachi iba a gran velocidad por las calles de Sinaloa, todo estaba sólo e inhóspito, ni una sola persona se veía por la calle, tan sólo las grandes camionetas negras y blancas que patrullaban. Nuevamente habían encontrado a Clapo, pero esta vez Itachi iba solo, y muy enfadado.
  
  
  
Cuando por fin llega a su destino, se baja de la camioneta y comienza a gritar como loco.
  
  
  
—¡Joaquín, sal de ahí maldito cobarde! —grita—. ¡Hoy no te salva ni dios, cabrón! —sigue gritando—. ¡Sal y ahorita mismo arreglamos esto como hombres!
  
  
  
Dentro de la casa, un narcotraficante mexicano veía por la ventana a Itachi quien tenía el arma en la mano.
  
  
  
—Mira a ese pobre hombre, Clapo... Desesperado por encontrar a su amado omega, haciendo hasta lo imposible por encontrarlo, no sé si debería tenerle respeto o llamarlo idiota —dice un hombre misterioso con una máscara naranja.
  
  
  
—¿Puedo matarlo, Tobi?
  
  
  
—No seas imbécil, no puedes matarlo aún. Si realmente tengo la razón, los demás Uchihas están por llegar, tenemos que matarlos a todos juntos —El hombre llamado Tobi, se da media vuelta y se sienta en el sofá—. Esos bastardos me quitaron todo lo que tenía, me exiliaron y me echaron peor que a un perro. Y eso, jamás se los voy a perdonar.
  
  
  
—Si, pero le traigo unas malditas ganas a ese japonés, quiero llenarle la boca de plomo.
  
  
  
—Sal y diviértete un poco, tan sólo no lo mates.
  
  
  
Clapo sonríe satisfecho—. No lo mataré, solo jugaré con él...
  
  
  

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Dos hombres entraban a la pequeña casa de adobe, Naruto estaba acostado en esa fría colcha, aún atado con cadenas oxidadas.
 


—Arturo, ya está lista la camioneta, nos iremos de este pinche país gringo. —Naruto escucha a detalle, ¿aún seguían en Los Ángeles?
 


—Bien, espérame afuera —el hombre obedece y sale—. Ey tú, despierta —le da una patada no tan fuerte a Naruto para que despertara. Este finge despertar hábilmente.
 


—Maldición... No me pegue bastardo, me duele.
 


—No seas quejumbroso, nos vamos de aquí.
 


—¿A dónde?
 


—Si crees que soy estúpido no lo soy. Te voy a desatar y si intentas escapar, tengo dos hombres afuera dispuestos a matarte —Naruto frunce el ceño.
 


—No haré algo tan estúpido, desátame ya, esos fierros viejos dañan mi hermosa piel.
 


—Eres desesperante —toma una llave con la cual desata las cadenas, Naruto arrebata el brazo de la cadena y se soba la muñeca.
 


—Ya era hora —se levanta, Arturo con temor toma el brazo de Naruto.
 


—No escaparás —Naruto pone en blanco los ojos.
 


—No lo iba hacer bastardo.
 


Arturo empuja a Naruto para camine hacia afuera; el rubio al salir le pegan los rayos de sol en su cara, sintiéndose menos asfixiado por el aire frío y espeso que había dentro de la casa.
 

 
  
  
Sabía que en estos momentos Itachi estaría buscándolo, y sus padres ya estarían enterados, así que no se preocupó mucho ya que sabía que lo iban a encontrar tarde o temprano.
  
  
  
Cuando se subió al auto, sus manos y pies fueron atados con una soga que raspaba mucho; sus ojos fueron vendados para que no vieran a donde iban.
  
  
  
Al parecer de Naruto habían pasado horas de camino, cuando en realidad fueron algunos pocos minutos, el tiempo pasaba lento para el rubio omega, lo obligaron a bajarse del auto y subir a otro lugar, donde lo acostaron de un empujón.
  
  
  
—Y no se te ocurra gritar que eres alguien muy irritante —le dijo Arturo al pequeño omega.
  
  
  
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—A ver Gaara, dices que discutieron, Naruto se fue y no supiste nada más de él, ¿es eso cierto? —el pelirrojo con temor asintió.
  
  
  
—Si, si. Lo juro no tengo que ver con su desaparición. Lo juro. —El alfa pelirrojo sudaba y temblaba con terror, llegaron a su casa y lo esposaron, lo trajeron a un lugar de interrogación y ahí le dijeron que Naruto había desaparecido.
  
  
  
—Quedaras en vigilancia, muchacho —le decía el rubio mayor.
  
  
  
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Unos ciertos Uchihas, una pelirroja y una coreana llegaban a México, en las pistas aterrizaron. La pelirroja y la coreana estaban un poco atemorizadas, nunca habían conocido México, sería su primera vez.
  
  
  
Algunas camionetas llegaron, y los recogieron, se dirigían a la casa de Caido, cuando llegaron, cientos de soldados estaba alrededor de la casa gigante, Kushina al ver la enorme mansión abre sus ojos con sorpresa, nunca había visto una casa tan grande en su vida.
  
  
  
Los hombres detuvieron las tres camionetas que iban, en la primera iban Shisui y Sasuke, en la segunda iba Fugaku, y en la tercera, Soo-Min y Kushina.
  
  
  
—Bajen del auto, y repórtense —habla el guardia.
  
  
  
Sasuke simplemente baja el vidrio y habla: —Soy hermano de Itachi Uchiha, soy Sasuke Uchiha. Atrás viene mi padre y en la última camioneta unas amigas de Itachi.
  
  
  
—Bien... Adelante Joven Uchiha —Da la orden y dejan pasar las camionetas, mientras que el mismo guardia le reporta a Caido los movimientos recientes.
  
  
  
Caido al escuchar sonríe a lo grande, por fin de dignan a venir, decía.



***


Chicos, voy a tratar de actualizar, cada vez que pueda, este capítulo lo hice hace tiempo, pero jamás lo subí, pazienza, per favore. 

Secuestrado (Itanaru)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora