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Habían pasado tres meses y nadie había movido absolutamente nada, el líder Uchiha esperaba a que se celebrara su boda y el nacimiento de su hijo para movilizarse, si lo hacía ahora no tendría oportunidad de ver a su hijo nacer.

Un azabache miraba la ciudad de Busan por el ventanal de cristal, el sol brillaba con fuerza en un atardecer naranja. Acomodaba su corbata correctamente. Escucho como la puerta se abrió, volteó su mirada hacia la persona.

—Itachi, es hora de irnos —el azabache asintió. Siguió a su primo.

Subieron a un elevador, bajaron unos seis piso, al llegar salieron por la puerta trasera dirigiéndose a un enorme jardín decorado con bancas por doquier y luces que adornaban, estaban listas para encenderlas cuando la noche llegara.

Había esperado este día con ansias, por fin se uniría con su amado rubio espués de todo lo que habían pasado. El inicio fue poco agradable, pero a pesar de ello un bonito amor logró florecer. El alfa estaba nervioso, no sabía qué esperar. En su vida de narcotraficante jamás creyó que esto pasaría. Nunca pudo imaginarse que por un secuestro ocurriría todo esto. Nunca creyó que un omega recesivo lograra enamorarlo tanto. Simplemente no esperaba esto.

Un piano comenzó a sonar, el azabache miraba aquella puerta con insistencia, esperaba a que se abrieran y dejaran ver a su rubio. Las puertas comenzaron a abrirse, el líder no despegaba la mirada de ahí.

Naruto apareció en medio de las puertas, un brillo creció en los ojos del azabache. Se veía hermoso. Un traje blanco con detalles plateados, su cabello iba suelto, caían sus cabellos rubios por su rostro, sus gemas azules destacaban mucho, una sombra naranja y rojo no muy fuerte los adornaban, sus labios gorditos eran decorados por un gloss un poco rojizo. El velo caía a sus espaldas. El azabache se había enamorado por milésima vez, se sentía feliz al saber que el resto de su vida lo pasaría al lado de su omega.

Las imágenes pasaron como película por su mente, desde la primera vez que lo vio en aquella cafetería, hasta este momento. Sonrió mostrando sus dientes, seguía mirando al omega caminar por el altar con añoranza.

Llegó a su lado, la pelirroja entregaba a su hijo, había mirado el brillo en los ojos de Itachi, se sentía más tranquila.

Itachi tomó las manos de Naruto, beso su frente con cariño. La ceremonia comenzó.

—Te ves hermoso —susurro Itachi.

—Tú también te ves muy guapo. Te amo Itachi, gracias por hacerme inmensamente feliz.

La ceremonia dio final con un beso de la pareja, los poco que habían asistido aplaudían con fuerza. No habían ido muchos. Solo Kushina y su prometido, los Uchihas y Mikoto, Soo-Min iba a acompañada por su novia, y amiga del rubio, Hinata. Caido estaba ahí, al igual que Alessandro. Y después de mucho tiempo de incomunicación, el rubio logró contactar a sus pocos amigos de la universidad, su mejor amigo, Shikamaru, estaba ahí junto con su novia Temari. También estaba Sakura y su novio Lee.

Todos celebraban en la pequeña fiesta, Temari y Sakura se acercaron a su amigo.

—Nos tenías preocupadas Naru-chan, desaparecer por casi dos años y luego regresar para decirnos que te casas, además, como cereza del pastel, estás en cinta. Como diría mi vago, problemático.

—Lo lamento, este tiempo fue bastante movido.

—Ay Temari, deja a Naru-chan con eso. Mejor dinos, ¿cómo Hinata acabo con una de tus empleadas? —ambos rubios voltearon a ver a la de ojos perlas, quien estaba sonriendo con la coreana.

—No me pregunten, no lo sé. Solo un día me lo dijo sin entrar en detalles.

—Naru-chan, espero puedas ser feliz con este matrimonio. Por ya sabes... dicen que tu esposo es, mafioso.

—Eso son solo especulaciones Tema-chan, mi esposo es empresario, no tienen pruebas que digan que lo hace ilegalmente —y en realidad el rubio tenía razón, la corporación era legal, aunque era solo una fachada para cubrir las enormes cantidades de dinero que ganaba con cada negocio.

—Bueno eso no importa, por favor comunícate más con nosotros. Yo abrí un consultorio en Hiroshima, para que vayas a visitarme cuando quieras.

—Otra cosa. ¿Donde estuviste todo este tiempo? —al rubio le cayó una gota en la nuca. Sonrió nervioso.

—Bueno, salí de Hiroshima poco tiempo de desaparecer, caí aquí en Busan, luego en Los Ángeles, luego caí en Mexico y bueno, aquí estoy de nuevo.

—¿Pero es verdad lo que nos dijeron? ¿Qué habías sido secuestrador por alguien de la mafia japonesa?

—Claro que no, me escape con Itachi en ese tiempo, queríamos vivir un romance tranquilo —mantendría su historia, misma que dijo en el juzgado algún tiempo.

—¡Que romántico! —abordaron al chico haciéndolo sentir un poco asfixiado.

Mientras que dos azabaches los veían.

—Que problemático. Itachi-san, un gusto conocerlo.

—Igualmente, Shikamaru —estrecharon su mano en despedida. Habían hablado un poco en la ausencia de sus rubios.

Kushina y Mikoto hablaban, nunca se habían presentado formalmente.

La noche llego con velocidad, la pareja recién casada se despedía de todos. Celebrarían su luna de miel algunas semanas, no querían alargarlo mucho.

Después de despedirse de todos, subieron a un coche negro que comenzó a andar lentamente mientras todos se despedían de ellos.

—Quiero disfrutar este tiempo solo contigo, hermoso —Naruto mira a su ahora esposo, toma su mano y así se fueron todo el camino en carretera.

Secuestrado (Itanaru)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora