Las tormentas no duran para siempre así como el caparazón de un corazón frío no puede permanecer siempre intacto, a veces llega una razón para desmantelar lo que pensabas que era impenetrable y de nuevo, ese corazón comienza a latir con fuerza bajo...
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– No creo que esto sea buena idea – susurró Porchay
Estaban caminando hacia el Mercedes azul de Kim, desde que anoche se había declarado que se mudaría a su apartamento, Porchay no había tenido vida y ni siquiera pudo dormir bien, sabía que el empresario debía estar que se lo lleva el demonio y él odiaba causarle conflictos a las personas, es decir, no era moneda de oro para caerle bien a todos.
– No te preocupes, con el tiempo se acostumbrará – dijo Wolfgang ayudando con sus mochilas – A demás, fue Kim quien te contacto inicialmente ¿verdad? No es tu culpa que le gustaras a los inversionistas.
Si lo veía por ese lado, Wolfgang tenía toda la razón pero aun así, sentía una espinita de intranquilidad en su pecho, como si estuviera a punto de hacer una locura de la cual se arrepentiría toda la vida.
– Quizá nunca debí aceptar ser la imagen de la colección – murmuró viendo como Wolfgang metía todas las mochilas en la parte de atrás y ellos subían adelante – Tal vez me equivoqué, Wolfi.
Wolfgang lo miró desde su asiento – Ahora si debo preguntar, ¿por qué Wolfi? – preguntó con una sonrisa en sus bonitos labios rosados.
– ¿No es lindo? – preguntó – Quería un apodo para ti, es que Wolfgang es muy largo... estaba entre Wolf, Gang O Wolfi y ya viste cuál fue el ganador.
Wolfgang soltó una risa encendiendo el auto – Bueno, me agrada, Chay – dijo –
– Volviendo a lo otro...
– Kim es una persona en extremo egoísta a veces, así que no le hará mal compartir con alguien de la familia, a demás, no te preocupes, yo también vivo allí así que te cuidaré – dijo Wolfgang tranquilamente
Porchay sonrió ampliamente y relajó los hombros sintiéndose más dócil, era cierto que tener a Wolfgang de su lado ayudaba bastante, era lindo tener una persona que creía en ti y te apoyaba en una situación critica, sobretodo cuando apenas se conocen... definitivamente ese sensual ruso no dejaba de sorprenderlo en lo más mínimo. Tal vez, porque Chay conocía pocas personas como él. Cuando estaba en Corea su circulo social fue tan reducido, tenía un buen amigo que se llamaba Dion, también era modelo y se llevaron de maravilla, era la única persona que trató a Porchay como cariño y no como una competencia que eliminar como la mayoría.
– ¿Pudiste aclarar todo con Kinn? – preguntó Wolfgang
– Oh, si... gracias a tus consejos – Porchay le sonrió – Haz sido tan lindo conmigo y ni siquiera sé porqué.
El ruso sonrió mirando el parabrisa, Porchay vio los dos hermosos hoyuelos que se marcaron con ligereza en sus mejillas tensas por la sonrisa. Oh, Dios... ¿Podría llegar a ser más hermoso?
